En el mundo del fútbol, si se habla de pioneras, surge inmediatamente aquel grupo de jugadoras que participó en el Mundial de 1973, pero en el básquet, ¿hay alguna pionera? Virginia Peruchini es la respuesta. 

Amante de los deportes desde chica, es árbitro desde el 2008 en Argentina y desde 2011 en el plano internacional. Fue de las primeras mujeres en dirigir partidos de la AmeriCup masculina, en ser parte de ternas arbitrales integradas por mujeres únicamente en la Primera División del básquet nacional y en formar, junto a la brasileña Andrea Regina Silva, la primera dupla femenina que dirigió un encuentro de la Basketball Champions League Américas, en donde arbitraron la semifinal entre Flamengo y San Pablo. 

Es una de las ocho mujeres en el mundo que posee la licencia negra de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), un logro que explica con sus propias palabras: “Hay diferentes niveles de licencia y un color correspondiente para cada uno; la negra es la máxima licencia a la que un árbitro de básquet puede aspirar. Antes eran otorgadas solo a hombres pero desde la reválida del año pasado, se incluyó a las mujeres. Las ocho rendimos el examen y tuvimos que pasar las pruebas físicas y teóricas. Aprobamos todas y esta licencia negra nos permite dirigir cualquier torneo FIBA, ya sea masculino o femenino, en cualquier parte del mundo”.

--¿Ves esa revalidación como parte de un proceso en el que las mujeres van ganando espacios en el arbitraje?

--Sí, creo que hay un cambio de paradigma y de inclusión en donde a las mujeres se nos están dando, desde hace ya un tiempo, oportunidades. Queda en una estar lista y preparada para poder rendir al máximo nivel cuando la situación se presente. Y la verdad es que yo estuve siempre en el lugar justo y en el momento indicado; siempre esperando con mi boleto en la mano lista para subirme al tren; siempre preparándome para que, cuando llegaran las oportunidades, pudiera estar a la altura de la situación.

--¿Alguna vez te sentiste discriminada dentro del mundo del arbitraje por ser mujer?

--No, la verdad es que yo nunca me sentí diferente, nunca me hicieron sentir que por ser mujer no podía pertenecer. Es cierto que no había muchas mujeres pero en el colegio de Santa Fe, donde yo me formé, me hicieron sentir una más. Tal vez, al que le impresionaba o se sentía incómodo, era al que me veía ahí, en el rol de árbitra, pero yo siempre estuve segura y confiada. No importa si se tiene el pelo largo o el pelo corto, todos somos parte de la misma terna arbitral.

--¿Y cómo fue dirigir un partido de la Champions League?

--Fue un momento muy emotivo. Fue un orgullo y un honor poder ser parte de un grupo selecto de mujeres en el mundo, que tiene la posibilidad de dirigir a nivel internacional y en la rama masculina. Es todo fruto del trabajo y el esfuerzo que vengo realizando hace muchos años. Yo empecé como árbitro en el 2008, y desde septiembre de 2011 que lo hago internacionalmente.

--¿Cuáles son las cualidades de una buena árbitro?

--Para cualquier trabajo, el compromiso con la profesión es fundamental. También una debe tener mucha pasión y amor por lo que hace porque si no, en los momentos malos, que es cuando toca aprender, una se frustra y se va desencantando con lo que está haciendo. Para cualquiera que quiera crecer en su profesión creo que tiene que haber mucha dedicación. Al principio yo decía que era un sacrificio pero cuando una se sacrifica, siempre tiene que dejar algo en el camino y es por eso por lo que ya no es un sacrificio para mí. Ultimamente fui mutando fundamentos que daba respecto a mi profesión, creo que tiene que ver con un esfuerzo. Todo lo que pasa en el camino puede hacer que una desacelere, pero si se tiene claro el objetivo, no importa cuánto se frene, hay una inercia que te empuja hacia delante porque sabés hacia dónde vas y lo que amás hacer.

--¿Y cuando las cosas no salen, cómo lo transitás?

--Siempre digo que cuento lo que me fortalece y lo que me debilita queda en el pasado. A veces toca premio y otras veces toca aprendizaje; cuando toca aprendizaje trato de tomarlo como tal, ver qué me quiere mostrar o enseñar la situación y tomar esa experiencia o lección para así tener una cartita más en la caja de herramientas a la hora de salir a la cancha. El arbitraje tiene mucho de eso, por más que una se sepa todo el reglamento y mire mil videos, si no experimenta las situaciones en carne propia no internaliza esos conocimientos.

--Ya que venimos hablando del aprendizaje, ¿cuál fue el momento exacto en el que te diste cuenta de que tu pasión era el arbitraje?

--Practico deportes desde que tengo cinco años, empecé con gimnasia artística deportiva, probé jugar al básquet, mi primer contacto con un deporte en equipo, en el Club San Cristóbal, pero mi sueño siempre fue el mismo: ir a un Juego Olímpico. No lo pude lograr como deportista pero el arbitraje me dio una segunda oportunidad de perseguir lo que siempre añoré. El arbitraje llegó a mi vida de la mano de Leandro Lezcano, quien fue la persona que me incentivó para que me animara a hacer el curso. Para mí, el arbitraje llegó como una forma de seguir ligada al deporte, que es lo que me apasiona en esta vida.

--¿Qué te apasiona de ser árbitro?

--Que hay un desafío atrás de otro, eso te lleva a tener una motivación constante por ir creciendo. Yo creo que me fui metiendo sin darme cuenta, y de un momento para otro estaba súper enganchada, respiraba arbitraje.

--¿Qué objetivos tenés?

--Ser la mejor árbitro que pueda llegar a ser, siempre apunto a eso: ir mejorando de a poquito. Inclusive cuando una está en la elite hay que seguir puliendo detalles, aunque cada vez sean más pequeños, porque son esos pequeños detalles los que van haciendo a la formación magnífica de un árbitro a este nivel. También aspiro cumplir mi sueño y dirigir en un Juego Olímpico; no se me dio este año, ojalá pueda cumplirlo algún día.

--¿Te ves en París 2024?

--Yo me veo en todos lados, ja, ja. Ojalá se dé porque nunca una mujer argentina arbitró unos Juegos. Obviamente que para mí sería tremendo pero creo que lo sería aún más para San Cristóbal, porque es un lugar que tiene 15 mil habitantes y si alguien de allí logra llegar a un Juego Olímpico, es la mejor demostración para la gente, pero sobre todo para los jóvenes, de que se puede y que no importa dónde naciste ni cómo viviste, hay que dejar de lado las limitaciones mentales que una misma se crea.

* Juan Alvarez Fesquet, Florencia Pereiro, Ornella Sersale.