Platense y Argentinos Juniors hicieron en la cancha lo que de ellos se esperaba: casi nada. El partido nunca levantó vuelo y terminó diluyéndose en un sinfín de jugadas intrascendentes, choques y pases a los rivales. En ese marco deprimente, el 0-0 final decantó por su propio peso. Sin más emociones que un par de remates desde afuera del área y dos pelotas que los arqueros Luis Ojeda y Federico Lanzillotta taparon con cierto esfuerzo. Demasiado poco para una rivalidad que llevaba 23 años sin darse en Primera.
Leonardo Madelón, el técnico de Platense, tiene un problema al que no puede encontrarle remedio: su equipo decae en los segundos tiempos, futbolística y físicamente. Le pasó contra Talleres en Córdoba y volvió a sucederle en su cancha con Argentinos. Con la diferencia de que ayer al menos, no perdió. Su esquema es sencillo y ajustado a lo poco que tiene: espera por detrás de la línea de la pelota y apuesta al juego directo. En el primer tiempo, inquietó con algunas corridas de Facundo Curuchet. En el segundo, cuando Curuchet se cansó, ni siquiera eso. Matías Tissera jugó toda la tarde de espaldas y los cambios que hizo Madelón (sacó a los dos internos, Baldassarra y Bertolo, y a los dos delanteros) no surtieron efectos. En el descuento, Florian Monzón, que había reemplazado a Mansilla, sacó un disparo mordido que Lanzillotta manoteó al córner. Fue la única vez que pisó el área con peligro. Antes y después, nada de nada.
Argentinos redondeó una imagen mejor. En el segundo tiempo, aprovechó el bajón de Platense y manejó la pelota. Pero se excedió en un toqueteo lateral e intrascendente que también le restó profundidad. Gabriel Milito, el técnico del equipo de La Paternal, mandó a ensanchar la cancha con Romero y Elías Gómez abiertos por los costados y Reniero, Hauche y Coronel yendo por adentro. Pero la apuesta presuntamente más ofensiva tampoco le resultó. Florentín jugó demasiado alejado de ellos, casi en la misma línea que Moyano en la mitad de la cancha y la pelota casi nunca llegó clara arriba.
El toque de Argentinos jamás pudo desorganizar a la defensa de Platense, que fue metiéndose cada vez más atrás conforme iba pasando el tiempo y menguando las energías. Pero sin pasar grandes sobresaltos. Jugando como jugaron los dos este domingo, el cero era inamovible. Y lo fue nomás en un partido que le arruinó el domingo a quienes lo vieron. Y que debe ser olvidado a partir de este mismo momento.