Comenzó como un hecho fortuito, unas obras de repavimentación de calles en abril de este año en la zona del Mercado San Miguel debieron interrumpirse cuando quedaron al descubierto unos pedazos de madera de quebracho que al desenterrarlos completamente dejaron en evidencia que se trataba de un segmento de las vías por donde circulaba el viejo tranvía por la ciudad.

A partir de ese descubrimiento, la Municipalidad de Salta paralizó las obras y decidió buscar un mecanismo para preservar este testimonio de la historia de la urbanización de la capital salteña.

Eso se hará mediante una puesta en valor del espacio público sobre calle Ituzaingó, que consiste en el ensanche de veredas, renovación de calzada con nuevo pavimento, iluminación y la consolidación del paseo con un museo de sitio “Ventanas al Pasado”, donde se expondrán los durmientes del antiguo tranvía hallados en el mes de abril.

Esas ventanas serán seis cámaras vidriadas en las que se colocarán las piezas halladas y que previamente pasaron por un proceso de restauración para garantizar su correcta preservación. En total la obra tendrá una inversión de 27 millones y cuenta con un plazo de ejecución de 60 días.

Estado en el que se encontraron los durmientes

Debido al inicio de los trabajos se dispuso un amplio operativo de cortes y desvíos de tránsito que comenzarán el propio lunes desde las 8, por ello el sector de Urquiza esquina Pellegrini quedará completamente vedado para el tránsito para facilitar el desplazamiento de maquinaria pesada, camiones y operarios.

Mientras que en las esquinas de calle 20 de febrero y Belgrano, España y Caseros; y las esquinas de Urquiza con Islas Malvinas y Jujuy tendrán filtros de tránsito, por lo que desde la municipalidad recomiendan evitar ingresar en vehículo al microcentro, usar vías alternativas y atender a las indicaciones del personal uniformado, que se encontrará ubicado en dicha zona.

Un transporte de breve duración

Según calcularon los especialistas que analizaron las maderas estos durmientes serían de los primeros trazados que se hicieron en la ciudad, por lo que datarían de fines del siglo XIX. El tranvía tirado por tracción animal o “a caballo” comenzó a funcionar en Salta entre 1884 y 1885, antes de que llegase a la ciudad la primera línea de tren, lo que ocurría seis años después.

Oficialmente existe un antecedente en 1872, cuando durante el gobierno de Delfín Leguizamón se planificó un tranvía que partiera desde la Plaza 9 de Julio, en pleno centro de la ciudad, hasta la localidad de Rosario de Lerma, pasando previamente por Cerrillos.

Esa obra nunca llegó a concretarse, pero la idea quedó rondando, porque luego de que comenzarán a circular los primeros tranvías a caballo, por la Ley 337 de marzo de 1885, se concedía al señor Héctor Bavio “privilegio y exoneración de derechos tanto fiscales como Municipales, por el término de veinte años, para construir una línea de tranvías que partiendo del Campo de la Cruz termine en Cerrillos o en algún otro punto del Departamento de Chicoana”.

Una de las condiciones de la concesión era que debía dar “pasajes gratis a los agentes de Policía y empleados municipales que transiten en comisión, no pudiendo éstos pasar de dos por coche, sino en casos extraordinarios”.

Plaza 9 de Julio en 1930

El andar de los tranvías tirados por caballos lejos estaría de ser placido, ya que a pesar de no tomar mucha velocidad los pasajeros se quejaban por los constantes descarrilamientos y pequeños incidentes.

Así se registró un accidente fatal en 1899, según cuenta Roberto Vitry "en la curva que hace el tranvía al dar la vuelta de la cervecería (de Oliver) a la calle Mitre, tuvo lugar un accidente desgraciado en el que fue víctima el sujeto Pedro Ibañez...’; éste muy ufano, se había tendido entre las vías a dormir, la mona, sin importarle nada. Poner los frenos y sujetar los caballos resultaron un problema de difícil solución para el motorman, manco de una mano”.

El progreso llegaría en la década de 1910 cuando el servicio de tranvías pasaría a ser eléctrico. Justamente la ley 864 de octubre de 1910, concedía a “Dn. Eduardo Barvié el uso gratuito de las calles públicas del Municipio de la ciudad de Salta, a efectos de instalar, construir y explotar por su cuenta, las líneas de tranvías a tracción eléctrica siguientes:

Primera línea: Arrancando de la Estación del Ferrocarril Central Norte por General Balcarce hasta Necochea, por esta hasta General Mitre, por esta hasta Rivadavia, por esta hasta Florida y siguiendo Florida a dar vuelta por la rivera Norte del Río Arias hasta 11 de Setiembre, regresando por Florida, por esta hasta General Balcarce, por esta hasta el punto de partida.

Segunda línea: Arrancando de la Plaza 9 de Julio por España hasta General Pueyrredón, por esta hasta General Urquiza, por esta hasta 11 de Setiembre, por esta hasta Caseros, por esta hasta llegar a la línea del Ferrocarril Central Norte regresando por la misma hasta 11 de setiembre, por esta hasta España y por esta hasta el punto de partida”.

En la normativa se estipula que el pasaje máximo costaría 10 centavos, las obras debían hacerse con “material de primera calidad”, y tenía que prestar un servicio de por lo menos 16 horas al día.

Lo llamativo era el largo período de concesión que se otorgaba al servicio, ya que tendría una duración de 90 años, por lo que recién caducaría nada menos que en el año 2000. El diseño urbano y la popularización del servicio de colectivos finalmente acortarían drásticamente ese lapso.

Con esta concesión Barvié creó la Compañía Anónima Luz y Tranvías del Norte cuyas acciones transfirió en 1916 a la empresa Anglo Argentina de Electricidad. En la década del ‘30 se da una nueva venta de acciones que pasarían a la Compañía de Electricidad del Norte Argentino.

Esta empresa sería la encargada de liquidar en 1935 el uso de los tranvías en la ciudad a partir de la ley 1506 de ese año en la que rescinden la concesión dada en 1910, la cual pasaría a manos del Estado y comenzaría a restringirse el recorrido.

Fotografía tomada en 1935 en calle Alberdi, una de las últimas imágenes de tranvías por la ciudad. Archivo General de la Nación.

Además estipula que en 1939, a más tardar, ya debían retirarse todas las columnas de electricidad y el material que permitía la circulación de los coches, poniendo punto final y desguazando uno de los primeros transportes público de pasajeros masivo urbano en la ciudad de Salta.