Con un nuevo nombre para su consorcio empresarial, Metrovías seguirá a cargo de la operación del servicio de subte y premetro de la Ciudad de Buenos Aires por al menos doce años más. Bajo el nombre de Emova Movilidad S.A., el grupo empresarial de los Roggio puso la firma al contrato con Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) y formalizó la readjudición de la concesión que ya había sido anunciada en diciembre de 2020 y que le permitirá alcanzar los 40 años a cargo del servicio. La confirmación llega tras años de prórrogas otorgadas por el GCBA y la Legislatura, y con un proceso licitatorio en el que todos los competidores de Metrovías se bajaron de la contienda.
A fines de 2021 se cumplirán 28 años desde que Metrovías quedó a cargo de la operación y mantenimiento de las líneas de subte. El 22 de diciembre de 1993, cuando el control de los servicios aún estaba en manos de Nación, el entonces presidente Carlos Menem firmó el decreto que otorgó a la empresa la concesión. En 2033, cuando finalice la nueva concesión otorgada por SBASE, los 28 años ya serán 40 con la posibilidad de una nueva extensión por tres más. Aunque aún no se sabe si el grupo empresarial de los Roggio usará su nuevo nombre como marca en reemplazo de Metrovías, Emova Movilidad rubricó el viernes pasado el contrato con SBASE, tras la concesión anunciada el 30 de diciembre de 2020.
Entonces, Sbase informó que el proceso licitatorio iniciado en 2018 llegaba a su fin y Metrovías resultaba ganadora de una carrera en la que ya no quedaban otros contendientes. Tanto el consorcio integrado por la francesa Keolis, la británica Transport for London (TFL), y Helport, del grupo Eurnekian, como la compañía RATP Dev, operadora del Metro de París, ya se habían bajado de la disputa, a pesar de que la presentación de Keolis-TFL-Helport llegó a obtener un puntaje superior al de Metrovías en la primera parte del proceso.
En el medio de la licitación, entre la Legislatura y Sbase prorrogaron en sucesivas ocasiones la concesión de Metrovías. En 2013, tras el traspaso del control de Nación a Ciudad, Sbase tuvo que renegociar el contrato que quedó pautado por dos años. Esos dos años fueron prorrogados hasta que en 2018, con la licitación ya abierta y con el rechazo de la oposición, la Legislatura extendió la concesión hasta el 31 de diciembre de 2019. Llegada esa fecha, SBASE resolvió que la empresa siguiera operando la red de subtes hasta resolver la licitación que concluyó en diciembre pasado.
Ante la noticia de la nueva adjudicación para Metrovías, la diputada porteña del Frente de Todos María Rosa Muiños presentó un pedido de informes en la Legislatura para, entre otras cosas, conocer los planes "para atender la demanda proyectada, teniendo en cuenta horarios de operación, frecuencias, sistemas de control de evasión de pasajes, los recursos materiales y humanos destinados al cumplimiento de la mejora en la calidad y cantidad del servicio, el aumento de la productividad y la experiencia del usuario”. “Es necesario conocer las condiciones operativas a las que estará obligado el operador y el costo que deberán afrontar los vecinos de la ciudad a través de la tarifa, pero también de los recursos públicos con los que se financia este transporte público”, sostuvo en el pedido de informes.
Tras la firma, desde Sbase anunciaron que el nuevo acuerdo "prevé inversiones en materia de infraestructura y la incorporación de nuevas tecnologías de vanguardia orientadas a brindar un mejor servicio a los usuarios y usuarias de la red, y a lograr una relación más cercana entre ellos y la empresa". En tanto, indicaron que, a diferencia del contrato anterior, el acuerdo estipula que "se le pagará a la empresa en función del cumplimiento efectivo del servicio pautado. Es decir, se remunerará en base al indicador coche / kilómetro comercial".
El anuncio de inversiones y renovación contrasta con la falta de inversión y mantenimiento denunciada en los últimos años por los trabajadores del subterráneo y el premetro. El caso más paradigmático en este sentido es el de la presencia de asbesto, material cancerígeno, en coches de las líneas de subte. Si bien aquellos trenes fueron comprados por el GCBA, la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (Agtsyp) denunció en reiteradas ocasiones que Metrovías, que en 2019 reconoció la presencia del material, no realizaba los controles necesarios en las formaciones.
En abril de este año, Jorge Pacci se transformó en el segundo trabajador fallecido por esta causa, tras realizar tareas durante años en el Taller Rancagua en contacto con los vagones contaminados. Su familia denunció a la empresa ante la Justicia por su responsabilidad en la muerte, argumentando que por no realizar controles y no escuchar las advertencias sobre el riesgo que corrían los trabajadores “se detectó tarde un cáncer agresivo y terminal”. En lo que va de septiembre, en tanto, los metrodelegados realizaron una serie de protestas para denunciar la desinversión en el premetro. Según advierten, la línea sufre desde hace años "un profundo abandono y desinversión" que se refleja "en la realidad de los coches, las estaciones y la señalización vial".