Veloz raid el del flamante ministro de Agricultura, Julián Domínguez, que puso los dos pies en el campo en una especie de plan de acción no escrito para reordenar el frente con el agro antes de las elecciones legislativas de noviembre. En las últimas horas, dio mensajes claros en un evento con empresarios sojeros; articuló con el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, el traspaso de temas a su cartera; y hasta empezó a delinear ideas para abordar la cuestión de la cuotificación a las exportaciones de carne. Su hiperactividad no sorprendió a nadie en un sector que lo conoce como un hombre de diálogo, pero sí obligó a un sector siempre hostil con el peronismo a repensar la calidad y cualidad de un vínculo que venía golpeado y con enfrentamientos.
Ya su primera decisión sacó de la comodidad de la disputa a la Mesa de Enlace. Los convocó a una reunión el lunes próximo y, además, los invitó a su jura como ministro. En el acto del museo del Bicentenario, sólo estuvo presente Elbio Laucirica, el titular de Coninagro. Las otras tres entidades (CRA, Sociedad Rural y Coninagro) se excusaron por una reunión con el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti. Hubo críticas internas a ese faltazo: “cómo no vamos a ir?”, se preguntaron varios. Es que el encuentro con el mandatario cordobés es este miércoles, y la jura fue el lunes. Rarezas de la nueva dinámica con el flamante ministro.
La elección de Domínguez para el cargo se explica, hoy, casi por lo mismo que aquella convocatoria que le hizo la entonces presidenta, Cristina Fernández, luego de la derrota parlamentaria de la Resolución 125: un dialoguista para tiempos de una posguerra áspera. Este 2021 suma, además, otro plus, una pandemia que exacerbó ánimos y radicalizó a diferentes líneas de la ruralidad. Vale decir que, además, en el balance de la derrota del Gobierno en la PASO, se evaluó el planteo de algunos distritos, como Santa Fe y el interior bonaerense, sobre lo negativa que fue al confrontación y un ministerio de Agricultura sin poder de decisión, en el voto en esas áreas. Con ese frente, Domínguez suma doble tarea.
“Tenemos que lograr el objetivo que se soñó hace diez años" de alcanzar una producción de 70 millones de toneladas de soja, explicó Domínguez esta mañana, en un Zoom con los productores de soja nucleados en ACSOJA. Allí mismo tendió un puente al mencionar que "no se concibe a la Argentina sin el campo". Asimismo, mostró su "disposición a trabajar para que la Argentina pueda recuperar el nivel de sueños e iniciativas que nos planteamos hace diez años”. Aunque aclaró que el país está bastante lejos de las 70 millones de toneladas, ese eje es relevante por varias razones: si bien el precio de los granos sigue alto en Chicago, Argentina precisa aumentar la producción del más rentable, la soja. De lograrse esa meta, que para la agroindustria requiere al menos 4 o 5 campañas agrícolas, el país podría tener unos 10 mil millones de dólares más en exportaciones.
El encuentro más urgente del ministro, dentro del Gabinete, fue la reunión con Kulfas. Allí, hubo una especie de retribución de temas que vuelven a Agricultura. Sobre todo los vinculados a precios de materias primas, frutas, verduras y carnes, que habían terminado en Desarrollo Productivo por pedido expreso del presidente Alberto Fernández. El de la cuotificación de las exportaciones de carne es el más caliente: si bien será uno de los asuntos centrales en el diálogo con la Mesa de Enlace, ya hubo comunicaciones con altos dirigentes del consorcio exportador ABC, para pensar lo que viene. Hay varias alternativas para una salida elegante que no descubra el frente de los precios internos. Está en marcha un acuerdo de precios más grande y obligatorio, que descongele las cuotas y permita exportar mayores volúmenes, sobre todo porque es una necesidad de frigoríficos del interior que sólo exportan.
Mientras eso empieza a tomar forma, Domínguez tiene pensado recorrer el interior del país haciendo anuncios sectoriales y regionales. Otro de los puntos que tiene sobre la mesa es una reunión con el ministro de Economía, Martín Guzmán, para definir el destino de la ley de fomento a las exportaciones agroindustriales, que viene parada hace varios meses y podría darle a Argentina un perfil de dólares relevante y permanente, además de generación de puestos de trabajo.