Hace meses que, a cada marcha que van, los artistas y trabajadores de la cultura llevan consigo carteles que dicen “Los derechos humanos son nuestra cultura”. Quizás por eso se vivió de forma tan orgánica y natural el repudio al fallo de la Corte Suprema en la columna que ayer desde temprano los congregó durante la movilización a Plaza de Mayo. Unidos como nunca antes desde el repudio al renunciado ministro de Cultura porteño Darío Lopérfido los distintos sindicatos, colectivos culturales y artistas “sueltos” han hecho en el último año de los derechos humanos también su bandera. Por eso tampoco sorprendió a nadie que ayer ocuparan una cuadra entera sobre Avenida de Mayo, siendo una de las columnas más numerosas.
“Los espacios culturales son por definición espacios de resistencia y por eso no podemos dudar de estar presentes cuando lo que hay enfrente es un intento por mancillar los derechos humanos. Estar juntos es la única manera que encontramos de posicionarnos frente a los tiempos neoliberales que nos tocan vivir, que lo único que hacen es avasallar la condición humana. Un pueblo sin cultura y sin una cultura unida es un pueblo imposible de cambiar”, expresó a PáginaI12 el actor Juan Palomino, también dirigente de la Asociación Argentina de Actores (AAA), quien consideró que en la cultura “hace tiempo que no hay grietas”.
La AAA fue sede de la concentración de la columna y también la organización que luego la encabezó. A los cantos y pancartas generales, el sindicato que preside Alejandra Darín sumó sus emblemáticas “siluetas”, figuras pintadas en tela que representan a los actores desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar. Pero el gremio de actores no estuvo solo: también estuvieron el Frente de Artistas y Trabajadores de las Culturas, el Sindicato de Televisión, la Asamblea de Trabajadores de la Cultura, el colectivo M.E.R.D.A en Acción, el frente Artesanos y Artistas, el Observatorio de Políticas Culturales del Centro Cultural de Cooperación, estudiantes y docentes de la Escuela Metropolitana de Arte Dramático y el espacio Carta Abierta, entre muchos otros.
Referente de este último espacio, el sociólogo e investigador Horacio González definió a la movilización de ayer como “una marea de la conciencia argentina en marcha” y consideró que una concentración así “colabora con la tarea de rehacer la democracia profunda en la Argentina”. “Es una de las marchas más grandes que he visto. Grande en cantidad, en calidad, en sentimiento político, en esperanza. Es un fuerte llamado a que las grandes tradiciones culturales argentinas eleven su voz, se conjuguen en un pensamiento que juzgue con dureza todas las decisiones culturales del gobierno y cree un nuevo horizonte y un camino político conjunto para construir un frente necesario”, sostuvo, a la vez que opinó que ese frente no debe ser acuñado “por la política tradicional” sino “por la multitud”.
Al momento de sacudir los pañuelos, a más de un artista se lo vio llorar. Una de las más emocionadas fue la gran actriz Graciela Dufau, quien manifestó una “mezcla de enorme y profunda tristeza y de cierta esperanza por ver a tanta gente en la Plaza”. “Tendremos que volver a luchar. Para alguien de mi edad, que vio y vivió tantas cosas, es algo muy difícil de asumir. Pero si algo no vamos a comprarle al diablo es el desaliento. Habrá que seguir el ejemplo de las Madres y las Abuelas, que siempre lucharon y lucharon, y así lograron recuperar a tantos nietos”, dijo la actriz, que definió al fallo de la Corte como “una herida enorme e inesperada” y no dudó en afirmar que “la cultura está unida para luchar”.
“Nuestra tarea como trabajadores de la cultura es poner de manifiesto el avasallamiento de la cultura que viene haciendo el macrismo”, sentenció por su parte Federico Tombetti, joven actor, director, dramaturgo y referente del colectivo M.E.R.D.A en Acción, surgido luego de que asumiera el gobierno la Alianza Cambiemos. “Pero hoy puntualmente estamos acá para que entiendan que si van en contra de los derechos humanos van a tener a toda la gente en la calle, lo mismo que si tocan leyes y logros que ya habíamos ganado”, resumió, marcando el espíritu de todo un colectivo que es cada vez más fuerte y que muestra cada vez más unidad.