“Se echó a rodar la pelota” es una metáfora común. Pero el martes en el Anfiteatro Eva Perón del Parque Centenario, fue literal. Primero la bailaron Kaia Za San y Marcela Vespasiano. Más tarde hizo “jueguito” Hernán “Cucuza” Castiello. El homenaje del tango a Diego Armando Maradona, una de las actividades destacadas de esta edición del festival Tango BA, terminó con la consabida canción coral y cantitos de cancha, pero tuvo momentos muy emotivos. Dos fueron muy especiales: la recreación que hizo Cachivache Orkesta de “El sueño del pibe”, con la voz del propio D10s, primero. La versión de “Para verte gambetear” (¿acaso el mejor homenaje que se le escribió?) que cantaron Walter “Chino” Laborde y Cucuza, quien sostenía –casi como un amuleto- una camiseta argentina autografiada por el ídolo popular.
El homenaje comenzó con los últimos rayos de sol del martes y la bienvenida de Natacha Poberaj, debutante directora artística de Tango BA, quien llamó a rendirle tributo “al más grande”. La apertura musical estuvo a cargo de Kaia Za San, quien trappeó (y bailó) sobre las bases que propuso Nico Calavera, integrante de Calavera Acid Tango. Luego se sumó el ensamble de Gabriel Merlino (con José Taulamet al piano, Cristian Basto en contrabajo, los violines de Gemma Scalia y Federico Lennon, y Cindy Harcha en el segundo fuelle), que ofició de hilo conductor del resto de la tarde.
Al ensamble de Merlino se sumaron a cantar primero Ricardo Marín y Roxana Fontán (con “Se juega” y “La vida tómbola”, respectivamente), antes de dar paso a Cachivache. En el circuito el grupo se conoce por su estética punky, por su intensa actividad (de giras normalmente, pero de grabación constante en pandemia), y que se viralizó recientemente por un videoclip en que versionan “El sueño del pibe” a partir de un audio de Maradona cantando el tango. Como en el videoclip, en el escenario del anfiteatro volvieron a bailar Bruno Tombari –ferviente hincha de Argentinos Jr.- y Rocío Lequio. De hecho, en la pantalla gigante del Centenario se pasaban escenas del video, y se generaba un efecto interesante viendo a la pareja bailar dos coreografías distintas sobre el mismo tema. Como si esa emoción no bastara, inmediatamente se sumó a cantar con Cachivache Castiello, quien interpretó uno de los favoritos del Diego, y el que le dio su apodo: Cucusita.
“Yo que fui un dios imperfecto / el lado insurrecto de la eternidad”, cantó luego Cucuza sobre los versos de Alejandro Szwarcman y Pablo Covacevich, de la canción “Yo ya no muero”, escrita como saludo póstumo al 10. En la misma línea subieron al escenario Hernán Reinaudo –quien está presentando su disco en el mismo festival- y Javier “Cardenal” Domínguez, quienes hicieron suya la canción de Jairo y Ferrer.
A partir de entonces el homenaje entró en su última etapa, con el regreso al escenario de Merlino y su ensamble, que estrenó “El gol del siglo en tiempo de tango”, del propio Merlino y se escuchó con el video sincronizado de, por supuesto, el gol de barrilete cósmico. Siguió el dúo entre Laborde y Cucuza y un coro de la tribuna para soltar el llanto (porque sí: cada lágrima fue el precio para verte gambetear). Luego tocó “Maradona Blues” (de Charly García y Claudio Gabis) en la voz de Alicia Vignola. El cierre fue con “La Mano de Dios”, la canción de Alejandro Romero popularizada por Rodrigo, esta vez con todos los artistas de la velada sobre el escenario.
Además de la música, toda la jornada estuvo atravesada por las imágenes de archivo de Maradona en distintas etapas de su carrera y algunos de sus mejores goles (esos a Bélgica e Italia, que siguen pareciendo imposibles, por ejemplo). Del recibimiento que se le ofreció en Nápoles queda flotando una imagen, la de un hombre aferrado a un botín, que se lo guarda bajo la camisa. Porque como ese hombre, gran parte del tango lleva a Maradona en el corazón. Y siga, siga, que la pelota no se mancha.