“Gritos posthumanos”, ensambles de percusión, instalaciones lumínicas, piezas para órgano, microbeats angulares, coros, parlantes flotantes, algunos instrumentos acústicos y otros extremadamente procesados. Todo eso hay en Ruido, el ciclo de música experimental creado en 2017, que vuelve a la presencialidad con un festival que se desplegará por distintos espacios del Centro Cultural Kirchner. Desde este viernes hasta el domingo variadas formas de la experimentación, desde la improvisación libre y la composición académica hasta el noise y los nuevos folklores, pasando por el grindcore y el avant pop, encontrarán su lugar en un encuentro producido por el CCK junto al Centro de Arte Sonoro (CASo) del Ministerio de Cultura de la Nación, con el apoyo del Goethe-Institut, el Senado de Berlín y la Embajada de Indonesia en Argentina. Las actividades incluyen conciertos e instalaciones sonoras de más de veinte solistas y ensambles, junto a actividades de formación online. La programación, que se puede consultar en https://www.cicloruido.com.ar, se podrá seguir en vivo también desde Radio CASo (https://centrodeartesonoro.cultura.gob.ar/info/radio-caso), con un continuado radiofónico que incluirá entrevistas a músicas y músicos y mesas debate.
Esta edición, que cuenta con la curaduría de Javier Areal Vélez y Florencia Curci incluirá numerosos encargos y estrenos, además de varias piezas adaptadas especialmente para la ocasión. “Creemos que este festival es una oportunidad para celebrar el encuentro de los artistas con sus audiencias después de tanto tiempo, pero también de la comunidad ruidosa en general. Encontrarnos cuidadosamente a escuchar juntes en un mismo espacio, dejarnos afectar por las mismas vibraciones, disfrutar también, por qué no, el encuentro con los maravillosos y variados espacios del Centro Cultural Kirchner que se disponen para esta escena”, imagina Curci a Página/12.
-- ¿Cuál es el concepto general de esta edición del Festival Ruido?
Curci--Si buscamos un concepto general que pueda abrazar a todas las acciones del Festival, sería el encuentro. De hecho, el Festival Ruido surge también de un encuentro entre el Centro de Arte Sonoro y el Ciclo Ruido, ambos proyectos nacidos en 2017.
Areal Vélez: --Hay una concepción coral de la programación, centrada en el balance, sumatoria o choque entre artistas de distintos estilos sonoros, de distintas procedencias y de distintas generaciones. Detrás de esto hay una intención integradora: nos interesa propiciar el cruce entre músiques y públicos de las múltiples microescenas locales que comparten de algún modo una manera arriesgada de crear.
El Auditorio Nacional será el epicentro de la actividad del festival. El viernes desde las 14 Sebastián Verea presentará su nueva instalación sonora Estará aquí siempre todo, para órgano Klais, y el sábado a las 17.30 se propondrán cuatro sets breves y contrastantes sobre la distancia y la capacidad del sonido de generar ambientes y conectar cuerpos: el octeto vocal Música Inaudita interpretará música de Cecilia Castro, Facundo Suasnabar presentará una nueva instalación lumínica-sonora, el dúo 500k realizará un set para guitarras eléctricas acoplantes y saturadas, y, en el final, Carmen Baliero estrenará su primera pieza solista para órgano, compuesta especialmente para la ocasión.
“Tengo un cariño especial por esta programación, tanto la obra de Sebastián Verea como el concierto de Cecilia Castro, 500k, Facundo Suasnabar y Carmen Baliero. Pusimos mucho trabajo ahí, pensando y escuchando el espacio, buscando que resuenen las distancias, que invoquen y oxigenen algo del aislamiento y la soledad que tanto sufrimos”, dice Curci. “También tengo muchas ganas de escuchar a Coagvla en la terraza de la Ballena (domingo a las 16). Me encanta que el Festival brinde espacio a artistas super jóvenes que hacen música muy extrema. Y muero de ansiedad por que finalmente se abra al público la instalación de Agustín Genoud (domingo a las 14)”.
En la terraza del Auditorio Nacional se podrá apreciar la instalación del dúo Basura –Valentín Pelisch y Pablo Bolthauser– (viernes y sábado) y en la cúpula las distopías cyberpunks de Candie y la pieza electrónica Elemental Pulse, de Lucio Capece (domingo). En la Sala 613 el viernes y el sábado se expondrá Extinction dust, la instalación audiovisual de AGF y Extinction Room, mientras que en el salón de Honor el sábado Rosa Nolly ofrecerá un set audiovisual para saxo amplificado, acoples y luces y el domingo hará lo propio el trombonista Daniel Iván Bruno.
“En la línea de artistas jóvenes, no puedo dejar de mencionar además a Marttein (sábado), un cantautor indescifrable, portador de un carisma escénico gigante, que con solo 20 años la viene rompiendo en el under. Por otro lado rescato que hayamos tenido la posibilidad de realizar encargos de varias obras colaborativas, como Mashup gamelan, composición creada por Zypce para el ensamble tradicional de gamelán de la Embajada de Indonesia”, interviene Areal Vélez. “En esta línea están también strike/huelga/streik/lakko!, pieza electrónica desarrollada por la música argentina Aylu, que trabajó virtualmente con la icónica productora alemana AGF, y el nuevo set audiovisual lisérgicoestroboscópico que está preparando Genosidra, colaborando a la distancia con la cantante estadounidense Audrey Chen”.
-- “Experimental” es un término de intensa movilidad a través del tiempo. ¿Cómo definirían lo que hoy puede entrar en la "música experimental"?
-- Curci: Para mí experimental quiere decir ir desde la práctica a la teoría y no al revés. Componer, tocar, improvisar en colaboración con instrumentos, materiales y sonidos. Y de ahí ver qué pasa. Entonces la música experimental sería la música que se da la oportunidad de olvidarse en algún aspecto del “deber ser” de las cosas y probar qué pasa si hacemos distinto.