El problema de la inflación continúa siendo una de las mayores dificultades. La mayoría de los bienes y servicios han tenido una escalada alcista, pero no todos lo hacen de forma igual. Existen precios que aumentan porcentualmente más que otros. En este rubro aparecen los alimentos.
Resulta paradójico que dichos bienes sean los que más se acrecientan cuando uno de los patrones de especialización de producción argentino corresponde al sector primario. Las materias primas poseen un precio que se determina en el mercado mundial y en dólares. Cualquier variación en el precio internacional o en el tipo de cambio altera el precio interno. Por qué una de las causas de la inflación la genera esta particularidad económica.
Oferta de materias primas y precios de alimentos
Uno de los principios básicos de la ley de oferta y demanda es que a mayor producción de cierto bien, su precio debe disminuir. Esa regla económica elemental de mercado no se cumple en el país.
Argentina es uno de los principales productores de alimentos del mundo. De acuerdo a datos de la Bolsa de Comercio de Rosario en la campaña 2019/20, la producción de maíz, trigo y soja fue de 51, 17 y 50 millones de toneladas, respectivamente. Con respecto a la carne vacuna, la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina estimó que la producción alcanzó una cifra que supera las 3 millones de toneladas.
Esto significa que la Argentina fue el tercer productor mundial de soja, superado por Estados Unidos y Brasil, décimo en la producción trigo y cuarto respecto al maíz. Lejos de ser el "granero del mundo" pero sin duda tiene un papel destacado en las cantidades producidas.
Sin embargo, los precios de los alimentos lejos están de reflejar este poderío de cantidades producidas. Un informe del Indec sobre inflación revela que el índice general de precios marcó una variación interanual de 50,2 por ciento en el primer semestre del año.
En el rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas el aumento fue de 53,2 y 26,4 por ciento, respectivamente. Es decir, el aumento porcentual fue mayor al nivel general. Es importante resaltar que a menor nivel de ingreso mayor es lo destinado al consumo de bienes que satisfacen las necesidades básicas, y los alimentos cumple el rol de la nutrición. Asimismo a mayores precios, aumenta la cantidad de ciudadanos que se sumerge en la pobreza, y en el peor de los casos, en la indigencia.
Precio internacional de los commodities
Las economías del mundo son partícipes en grados diferentes del comercio internacional. Ello significa que toman como referencia el precio que surge del mercado internacional. Respecto a las materias primas mencionadas, las mismas han tenido un aumento de precios desde fines del año 2020.
Por ejemplo la soja, durante el epicentro de la crisis pandémica, desde diciembre de 2019 hasta agosto/septiembre de 2020, el precio se mantuvo en un rango de entre 300 y 350 dólares. A partir de los primeros síntomas de reactivación económica global, fundamentalmente la economía china como una de las principales usinas de crecimiento, el precio comenzó a escalar hasta llegar a 602 dólares en mayo de este año. Respecto al maíz, el precio llegó a 258 dólares en el mismo mes luego de haber cotizado en febrero a 185 dólares.
La suba de precios internacionales no tiene un efecto neutro. Todo lo contrario, las variaciones alcistas tienen repercusión inmediata en los precios de los alimentos. La razón es que al producirse un alza tan relevante en el precio de la tonelada en dólares se privilegia el mercado externo al interno.
Los ingresos por las exportaciones de los tres principales complejos agroindustriales de Argentina (soja, maíz y trigo) podrían crecer 45 por ciento en el presente año, sumando un total de 35.200 millones de dólares.
Bendición y maldición al mismo tiempo
Dada la coyuntura de escasez de dólares esto representa una muy buena noticia. Sin embargo desde una perspectiva inflacionaria, el incremento del precio internacional de las materias primas no hace más que atizar el fuego del precio de los alimentos.
Lo exportado reduce la cantidad ofertada internamente lo cual hace aumentar los precios. A su vez dependiendo del nivel de exposición que tenga la economía a los vaivenes de los precios y cantidades del mercado mundial, el precio de las toneladas vendidas localmente podrán tener o no un recorrido muy parecido.
A mayor grado de desregulación comercial, más significativo es el nivel de amenaza inflacionaria interna por efecto del precio mundial. Misma suerte si se produce una desvalorización del peso respecto al dólar.
En función de la compleja estructura económica/social y monetaria, la liberalización del mercado cambiario, dada la coyuntura económica, traería efectos nocivos a los precios internos.
Desvinculación de precios
La evidencia histórica muestra que el problema inflacionario no es de fácil solución. Los incrementos de precios mundiales han provocado aumentos de los precios internos en alimentos, pero la baja del precio internacional de las materias primas no ha generado una disminución de los mismos.
Ante este funcionamiento imperfecto de mercado, la regulación por parte del Estado es necesaria para intentar lograr un "equilibrio" en un marco de inestabilidad local e internacional. En general, los países apelan a medidas de política económica para solucionar, por lo menos de forma parcial, desajustes macroeconómicos. Ello implica que el equilibrio de mercado en condiciones ideales de libertad son inexistentes desde la praxis.
Uno de los instrumentos de política comercial utilizados para desvincular los precios internacionales de los interno son los derechos de exportación, más conocidos con la denominación retenciones. Las mismas consisten en aplicar una imposición a las exportaciones de ciertos bienes y servicios. El objetivo es disminuir el precio internacional. Es decir, al precio de exportación que se determina en el mercado mundial se le resta la retención.
Ello, en teoría, deriva en una baja del precio interno, el aumento del consumo, disminución de la pobreza e indigencia. Asimismo, representa una fuente de financiación del Estado que también contribuye a solventar subsidios que se otorgan a varios precios internos que hoy se encuentran regulados y forman parte de los insumos básicos de procesos de producción como son los servicios de electricidad, gas y agua.
Inefectividad
Esto no está ocurriendo en lo que respecta a los precios de los alimentos. Las retenciones se aplican, lo precios de los servicios básicos se controlan y subsidian, sin embargo la inflación continúa en niveles elevados. Las proyecciones revelan una tendencia a la baja paulatina en lo que resta del año. Sin embargo, el índice de alimentos terminará en valores altos en comparación con otros precios de bienes y servicios.
Como se mencionó en otros artículos, la inflación es multicausal y en ocasiones no se vinculan directamente a razones macroeconómicas sino a factores históricos, políticos, especulativos, socioculturales.
Los shocks externos no se han podido atemperar como así tampoco las especulaciones internas. La correlación de fuerzas políticas continúa inclinándose, por el momento, hacia los formadores de precios. Mientras tanto, asalariados, pobres e indigentes continúan perjudicándose por el castigo inflacionario.
* Profesor de Economía y Miembro del Observatorio de Comercio Internacional del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Luján.