El drama humanitario de la migración haitiana en la frontera entre México y Estados Unidos llevó a la renuncia del enviado especial de Washington a Haití, Daniel Foote, quien protestó por el trato inhumano de la administración estadounidense hacia los migrantes y la injerencia de su país en los asuntos políticos de Puerto Príncipe. Por su parte, el vocero del Departamento de Estado, Ned Price, criticó la decisión de su enviado diplomático aunque evitó referirse a las críticas sobre el trato de los haitianos en la frontera. Mientras que en la localidad Ciudad Acuña, en el lado mexicano del río Bravo, un operativo del Instituto Nacional de Migraciones comenzó a verificar la situación de las personas que llegaron hasta allí. 

"Decisión inhumana y contraproducente de EE.UU."

El enviado especial del Departamento de Estado norteamericano en Haití, Daniel Foote, renunció a su cargo luego de que se difundieran imágenes del maltrato por parte de las patrullas ecuestres a los migrantes haitianos en la localidad fronteriza de Del Río en Texas. "No me asociaré con la decisión inhumana y contraproducente de Estados Unidos de deportar a miles de refugiados y migrantes ilegales a Haití", dijo Foote en la carta de renuncia enviada al secretario de Estado, Antony Blinken.

El diplomático además recordó que en Haití, “los funcionarios estadounidenses están confinados en complejos de seguridad debido al peligro que suponen las bandas armadas que controlan la vida cotidiana” y criticó que sus recomendaciones para abordar el enfoque político en el país caribeño fueron “ignoradas y desestimadas” o editadas para “proyectar una narrativa diferente a la mía”, señaló en su carta de renuncia.

“Lo que nuestros amigos haitianos realmente quieren y necesitan es la oportunidad de trazar su propio rumbo, sin titiriteros internacionales ni candidatos favorecidos, pero con un apoyo genuino a ese rumbo”, apuntó Foote, quien también se refirió al apoyo de las embajadas de EE.UU. y otros países al primer ministro Ariel Henry, “promocionando su acuerdo político por encima de otro acuerdo anterior, más amplio y propuesto por la sociedad civil”. “La arrogancia que nos hace creer que debemos elegir al ganador, una vez más, es impresionante. Este ciclo de intervenciones políticas internacionales en Haití ha producido sistemáticamente resultados catastróficos”, puntualizó.

Por su parte, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, criticó la carta de renuncia de su enviado. En un comunicado de su oficina, Price, ignoró los fuertes señalamientos del diplomático sobre el trato inhumano a los migrantes haitianos y en su lugar se refirió al reclamo de Foote de que sus recomendaciones fueron ignoradas por la administración estadounidense. "Algunas de esas propuestas se consideraron dañinas para nuestro compromiso con la promoción de la democracia en Haití, y fueron rechazadas", afirmó Price

Tensión en la frontera

En los campamentos de migrantes haitianos en la localidad mexicana de Ciudad Acuña se mantenía la tensión días después de los hechos protagonizados por las patrullas ecuestres en Del Rio, del lado estadounidense de la frontera. Este jueves el Instituto Nacional de Migración (INM) desplegó un operativo en Ciudad Acuña para verificar la situación de los migrantes para que retornen a los puntos donde inicialmente solicitaron refugio en México para que continúen con el trámite que les permite permanecer del lado sur del río Bravo sin ser deportados.

Un convoy de más de 50 vehículos policiales que trasladaban a más de 100 agentes llegó y se desplegó a la largo de la ribera del río que divide a EE.UU. y México, por donde cientos de haitianos se mueven para trasladar provisiones y alimentos para sus familias. "Hemos venido para coordinar la atención a esta población que se encuentra en situación de vulnerabilidad. El respeto a estas personas está garantizado", había dicho horas antes el comisionado nacional del INM, Francisco Garduño.

Triple tragedia

La agencia de la ONU para la infancia alertó que dos de cada tres de los cientos de haitianos que fueron expulsados por Estados Unidos en los últimos días son mujeres o niños, incluyendo a varios recién nacidos que requieren de asistencia inmediata. "Muchos de los niños menores de 10 años nacieron fuera de Haití o vivieron la mayor parte de sus vidas en otro país", advirtió Unicef.

"Haití se está recuperando de la triple tragedia de los desastres naturales, de la violencia de las pandillas y de la pandemia de la covid-19. Cuando se devuelve a niños y familias sin la protección adecuada, se encuentran aún más vulnerables a la violencia, la pobreza y el desplazamiento, factores que los llevaron a migrar en primer lugar", señaló en un comunicado la directora ejecutiva de Unicef, la estadounidense Henrietta Fore. La agencia de Naciones Unidas también mostró su preocupación por las familias haitianas retenidas en la ciudad de Del Rio, según la organización un 40 por ciento de estos migrantes haitianos son niños. "Viven en condiciones de hacinamiento e inadecuadas y necesitan apoyo humanitario básico", señaló en el comunicado de Unicef.  También remarcó la necesidad de mantener a las familias juntas y a analizar adecuadamente las necesidades de protección de las personas antes de expulsarlas.

La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, indicó que desde el 19 de septiembre salieron 12 vuelos de Estados Unidos hacia Haití con más de 1.400 migrantes deportados. "3.206 de 3.200 ciudadanos haitianos fueron trasladados desde el campamento de Del Rio a la custodia de la CBP (Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza) o a otros sectores de la frontera de Estados Unidos para ser expulsados a través del Título 42 (...) Quedan menos de cinco mil migrantes en el sector de Del Rio", precisó.

Bajo el Título 42, implementado inicialmente en la era Trump, los migrantes son expulsados automáticamente sin permitirles presentar una solicitud de asilo. La medida es criticada por grupos de derechos humanos que protestaron en la ciudad texana de El Paso, donde también rechazaron las agresiones de la policía fronteriza y denunciaron  el racismo y la brutalidad policial de los oficiales del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) y de las CBP.