Como hace tiempo no sucedía, Independiente genera esperanzas concretas en sus hinchas y socios. Está en el lote de punteros del torneo: quinto, detrás de Talleres, River, Estudiantes y Lanús. Todos apretados en cuatro puntos. Lleva ganados seis partidos sobre doce, con cuatro empates y dos derrotas. Es de los equipos que menos perdió. Y tiene la valla menos vencida, después de Racing, con seis goles. Su arquero, Sebastián Sosa, además, se convirtió en un baluarte del equipo.
El regreso de Julio César Falcioni como entrenador fue un acierto de la dirigencia que lo rescató en un momento incómodo. Independiente no venía bien y Falcioni estaba casi retirado. Lo juntó con un símbolo de los '80: Pedro Damián Monzón. Junto a ellos, el ayudante de campo Omar Píccoli. También se revalorizó un plantel esencialmente basado en inferiores. Con jugadores propios se pudo cambiar la tendencia que llevó al Rojo a un período de ostracismo que tuvo su peor momento con el descenso de categoría, en 2013. Entonces el plantel era alto para el promedio de edad y casi todos estaban a préstamo. No había futbolista identificado con el club.
Hoy las inferiores funcionan a pleno, lo cual significa aire a futuro para un club endeudado. En los últimos años se renovó y mejoró el predio de Villa Domínico donde entrenan las divisiones menores y el plantel de Primera. Sin embargo, las malas incorporaciones pusieron en rojo los números, como le pasa a la enorme mayoría de las instituciones afiliadas a la AFA. La cuarentena por covid-19 que obligó a parar al fútbol también trajo perjuicios. La esperanza para salir del déficit operativo está en los recursos propios.
Fabricio Bustos es uno de los activos más importantes. El defensor ya dijo que se quería ir. Su contrato vence a mediados del año que viene y si no se acuerda pronto quedará en libertad de acción. Manifestó su enojo ante la negativa de la dirigencia a venderlo al Fenerbahce (Turquía). El dinero ofrecido, menos de 3 millones de dólares, era irrisorio para el mercado. Las declaraciones de Bustos dejaron entrever que la relación entre el plantel y la dirigencia tiene corto circuitos. Será un tema a mejorar si el oficialismo, con Hugo Moyano a la cabeza, logra la reelección en diciembre.
La lista de futbolistas que se afianzaron con nivel de Primera es larga. Uno de los últimos es Sergio Barreto. Menos de 30 partidos y calificaciones sobresalientes desde que se afianzó en la titularidad. Falcioni logró también encontrarle la vuelta a Alan Soñora. También promovió, lentamente, a Alan Velasco, que a los 19 años es la joya del plantel. Se estima que su pase puede valer 12 millones de euros. Silvio Romero sigue en deuda con el arco. La efectividad es el gran problema del equipo que juega bien en los primeros tiempos pero se cae en los segundos. River y Huracán son ejemplos.
Los resultados en el fútbol argentino mandan. Lo saben los dirigentes. De cómo esté el equipo en diciembre dependerá en gran parte el resultado de las elecciones del 19 de diciembre. Un título local, algo que no se da desde hace 19 años y que desespera a los hinchas, aseguraría la continuidad de Hugo Moyano, quien con su dirigencia falló en la comunicación sobre sus méritos. La finalización de la cancha, un primer período para esperanzarse y un segundo con altibajos y un equipo con base en las inferiores son argumentos que bien podrían ponerse en la lista de méritos.
La mala situación económica del club va en el haber. De eso se agarrarán desde la oposición, un rejunte con sólidos vínculos de la derecha política argentina. Puro Cambiemos.
Unidad Independiente agrupa a Cristian Ritondo (diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires y presidente del bloque PRO, además de sólidos vínculos con Nueva Chicago), Néstor Grindetti (intendente de Lanús), Enrique Sacco (periodista y pareja de María Eugenia Vidal), Fabio Fernández (empresario gastronómico) y Marcelo González (empresario). También está el economista Martín Redrado, quien había coqueteado con el moyanismo. Luis Barrionuevo, sindicalista gastronómico, es otro. Y nunca deja de asomar la exministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Carentes de ideas pero sabiendo que la imagen cuenta, su bandera es el extenista Gastón Gaudio, quien no se presentará como candidato a la presidencia por no tener los diez años de socio que establece el estatuto del club.
Gaudio confirmó el domingo su participación en las elecciones del Rojo, tras dejar su cargo como capitán del equipo argentino en la Copa Davis. Esta situación le valió críticas por su desdén hacia los jugadores a los que casi no conocía. Para más detalles, en este diario el periodista Pablo Amalfitano resumió la situación en una nota titulada Gastón Gaudio y un ciclo que desprestigió la investidura del capitán. Habrá que ver cómo se inserta Gaudio en un mundo extremadamente político que demanda más acción y muñeca que el tenis.
El caballito de batalla alrededor de Gaudio -cercano a Mauricio Macri- para ganar votos que se impulsa desde su sector es que acercará a los millonarios qataríes a través de su amistad con el Emir Tamim ben Hamad Al Thani, dueño del PSG y máximo responsable de la Federación de Tenis de Qatar. Además, eran socios del exclusivo complejo Baguales (cercano a Bariloche), donde hace un año murió su administrador, Agustín Grupi. El lugar estaba inhabilitado.
Puro Sentimiento Rojo es la otra lista. Su cara visible es el abogado Fernando Montenegro. Lo acompañaría en la vicepresidencia Daniel Grinbank. Fueron tentados por Unidad Independiente pero optaron por seguir su propio camino.
En diciembre de 2017 Hugo Moyano lograba la reelección con el 89 por ciento de los votos con la participación de 6.500 socios. El equipo de fútbol dirigido por Ariel Holan ganaba la Copa Sudamericana ante el Flamengo, en el Maracaná. Los resultados deportivos, se sabe, también ganan elecciones.