Una investigación llegó a la conclusión de que los seres humanos poblaron América al menos 7 mil años antes de lo que se creía. Los trabajos más aceptados hasta el momento daban cuenta de que los primeros pobladores en América del Norte habían habitado el territorio hace 16 mil años. Sin embargo, los especialistas que desarrollaron una investigación en Nuevo México encontraron nuevas huellas de habitantes que datan de entre 23.000 y 21.000 años atrás.
Los investigadores encontraron las huellas en el Parque Nacional White Sands. Allí, un equipo del Servicio Geológico de Estados Unidos halló las impresiones y, en las capas de sedimento encima y debajo de las huellas, aparecieron semillas a las que se le realizó la prueba del Carbono 14. Así, se pudo fechar la edad aproximada de las pisadas.
Se cree que pertenecían a adolescentes y niños que iban como migrantes, por lo general en compañía de un adulto. Una hipótesis plantea que quizás estuvieran ayudando en una cacería típica de algunas culturas originarias de Estados Unidos, en lo que se conoce como "el salto del búfalo" (consistía en conducir animales por el borde de un acantilado poco profundo).
Los animales “tenían que ser procesados en un corto período de tiempo”, contó Sally Reynolds, investigadora de la Universidad de Bournemouth y coautora del estudio. “Tenías que prender fuego, tenías que empezar a quemar la grasa”, agregó. Los adolescentes podrían haber ayudado en la recolección de leña, agua u otros recursos.
Discusión sobre la antigüedad
Con este hallazgo, podría zanjarse la discusión sobre la llegadas de los primeros seres humanos al continente americano. Los fósiles encontrados a la fecha siempre han estado sujetos a polémica, dado que las herramientas de piedra encontradas muchas veces pueden ser piedras rotas por un proceso natural. Los elementos más antiguos, entre supuestas herramientas, suelen tener cortes menos precisos que las puntas de lanzas de hace 13 mil años, por ejemplo.
“Una de las razones por las que hay tanto debate es que hay una verdadera falta de datos firmes e inequívocos. Eso es lo que pensamos que probablemente tenemos”, dijo a la BBC el profesor Matthew Bennett, autor principal del artículo e investigador de la Universidad de Bournemouth. “Las huellas no son herramientas de piedra. Una huella es una huella, y no puede moverse hacia arriba y hacia abajo (en las capas del suelo)”, agregó.
En el caso de las huellas encontradas, se tuvo que descartar un probable “efecto reservorio”. Esto implica que el carbono a veces puede reciclarse en entornos acuosos, lo que interfiere con los resultados de datación por radiocarbono, con lo que un sitio puede parece más antiguo de lo que en verdad es. No parece haber sido el caso de la investigación en Nuevo México.
“Realizaron algunas verificaciones de las fechas del material cercano a las huellas, y encontraron que las muestras completamente terrestres (carbón vegetal) tenían edades similares a las especies acuáticas más cercanas a las huellas”, le dijo a la BBC Tom Higham, experto en datación por radiocarbono de la Universidad de Viena. Agregó que “también han argumentado, creo que con razón, que el lago debe haber sido poco profundo en el momento en que la gente caminaba por allí, mitigando el efecto reservorio generado por antiguas fuentes de carbono”. Así, es como las huellas se pueden datar entre los 21 mil y los 23 mil años de antigüedad.
Hipótesis en pugna
En el último medio siglo se llegó a un consenso entre los arqueólogos de Estados Unidos respecto de que la cultura Clovis fue la primera en llegar a América a través de un puente terrestre que conectaba Siberia con Alaska en el estrecho de Bering durante la Edad de Hielo. Así, se dejaron de buscar indicios de que hubiera colonos más antiguos.
Sin embargo, esa teoría comenzó a cuestionarse en los años 70 y 80, con la aparición de indicios de vida humana hace 14 mil años en Chile. Más tarde aparecieron rasgos de culturas más antiguas que los Clovis, como los hallados en Buttermilk Creek, de 15.500 años, en Texas; y el sitio de Cooper’s Ferry, de 16 mil años, en Idaho.
El hallazgo en Nuevo México plantea que los humanos pudieron haberse adentrado en América del Norte durante la Edad de Hielo. “No puedo encontrar fallas en el trabajo que se hizo o en las interpretaciones”, dijo al respecto Gary Haynes, profesor emérito de la Universidad de Nevada, Reno. “Las vías están tan al sur de la conexión terrestre de Bering, que ahora tenemos que preguntarnos si la gente o sus antepasados (u otras personas) habían hecho el cruce de Asia a las Américas mucho antes; si la gente se movió rápidamente a través de los continentes después de cada cruce; y si dejaron descendientes”, complementó.
Por su parte, Andrea Manica, genetista de la Universidad de Cambridge, aseguró que se trata de un descubrimiento de relieve histórico. “No puedo comentar cuán confiable es la datación (está fuera de mi área de especialización), pero la evidencia firme de humanos en América del Norte hace 23 mil años no concuerda con la genética, que muestra claramente una separación entre los nativos americanos y los asiáticos aproximadamente 15 mil o 16 mil años atrás”, remarcó a la BBC. A su juicio, “esto sugeriría que los colonos iniciales de las Américas fueron reemplazados cuando se formó el corredor de hielo y entró otra ola de colonos. No tenemos idea de cómo sucedió eso”.