Sergio "Maravilla" Martínez no renuncia a su sueño de volver a ser campeón del mundo. Y en esa persecución de lo que para muchos resulta un imposible, enfrentará este sábado al inglés Brian Rose en una pelea pactada a 10 asaltos, que tendrá lugar en la Plaza de Toros de Valdemoro, en Madrid y que TNT Sports emitirá desde las 18.

De 36 años y un récord de 32 triunfos (7 por fuera de combate), 6 derrotas y un empate, Rose (72,800 kg) es, a priori, el más calificado de los tres rivales que Maravilla ha tenido desde que regresó al cuadrilátero. Incluso, entre 2013 y 2014 fue campeón de los superwelters de la Organización Mundial. Pero más que un contrincante, Martínez (73,100) lo considera un amigo. "A nivel personal, todos los rivales ingleses que tuve han sido los mejores que me han tocado. En tantos años en el boxeo he conocido gente muy copada, buena gente, pero los ingleses son cracks. Tremenda gente. Súper correctos, educados, unos caballeros. Y este muchacho, Rose, también. Es un tipazo. Estamos en contacto permanente, nos enviamos mensajes, nos saludamos, felicitando, agradeciendo. Es estupendo", comentó hace poco el ex campeón de los superwelters y los medianos que llega con un registro de 53 victorias (29 antes del límite) 3 derrotas y 2 igualdades.

Martínez sabe a sus 46 años y rumbo a los 47 que cumplirá el próximo 21 de febrero,  que no tiene tiempo que perder. Y que una derrota cancelará su ilusión de, al menos, tener una chance por la corona del mundo. Gilberto Jesús Mendoza, el presidente de la Asociación Mundial, lo ha colocado tercero en el ranking de los medianos y le prometió que si gana tres peleas consecutivas, le dará la chance ante el supercampeón japonés Ryota Murata o el campeón regular, el cubano Erislandy Lara.

En sus actuaciones anteriores ante el español José Miguel Fandiño y el finlandés Jussi Koivula, Martínez trabajó a velocidad crucero, sin exigirse a fondo ante adversarios de escasa jerarquía, Debería dar más ante Rose. Pero lleva nueve meses sin combatir, y eso parece demasiado para su físico y a esta edad. Sin embargo, Martínez desborda confianza. Quiere ser campeón del mundo, no un grato recuerdo del boxeo. Y no está dispuesto a que nada ni nadie lo aparte del camino.