“Ella andaba todo el tiempo en kimono y yo en smoking descalzo, la elegancia no la perdimos nunca, el divertimento por una realidad más cosmética tiene que estar”. Las palabras de Leonardo Damario refieren a los modos en que encaró Victoria junto a Cecilia Peckaitis, el singular proyecto audiovisual recientemente estrenado por Amazon Prime Video. En estricto, se trata de una serie de ocho episodios acerca de una “psicóloga vengadora” que asiste a otras mujeres que han sufrido violencia a manos de sus parejas. Vehículo para que la ex Vj de MTV, modelo y actriz explore una sororidad tarantiniana mientras que para el realizador libere su imaginario picante. “El fulgor Gainsbourg me llevó a todo esto”, apunta Damario al comienzo de la entrevista con Página/12. Aquí la protagonista decodifica el subgénero de rape & revenge, se provoca con citas a Michel Houellebecq, el cine de John Cassavetes y hasta el inclasificable envío Fantasma Espacio: Costa a Costa.
Se trata, además, de un experimento narrativo y estético realizado íntegramente en el ínterin más fuerte de la cuarentena durante el año pasado (“el primer lockdown fiction latinoamericano”, se asegura en los títulos iniciales). El guion de Nora Mazzitelli (Sandro, Tiempo final) presenta a una dama con su servicio clandestino de ajuste de cuentas para hombres tóxicos, juega con una narrativa decididamente episódica y hace gala de un elenco variopinto: Inés Estévez, Benjamín Vicuña, Favio Posca, Natalie Pérez, Muriel Santa Ana, Flor Torrente, Federico D'Elía, Carlos Belloso, Señorita Bimbo y Emilia Attias, entre otrxs. “Convocarlos fue un poco como hacer nuestra Mannix o El agente de Cipol. Quería recuperar eso de las series de televisión: la estrella invitada por capítulo pero ahora en streaming. Entre ellos hubo mucho boca en boca, y hay varias figuritas difíciles. El run run se armó, no sé, quizá se debe a como trabajo”, plantea Damario.
En este juego de mil referencias, la “víctima y victimaria”, según su responsable, asoma como la primera heroína argentina después de CyberSix. Damario recuerda el comic de Carlos Trillo y la adaptación televisiva, en especial, por el rol de Carolina Peleritti, “Ella era un super minón, un yeguón. Y con Ceci pasa algo semejante. Su physique du rol es muy difícil de encontrar. Era más alta que todos los actores, les sacaba casi una cabeza. Y en cuadro eso generaba algo muy lindo. Es una feminidad buscada en la que ella es muy consciente de todos los planos y jugó un montón. Es una mujer amazona pero lejos del conglomerado americano de la cirugía estética”, describe Damario.
El director de Olympia, Palmera y Bohemio, con un larguísimo portfolio en videoclips (Babasónicos, Miranda!, Banda de Turistas), desembarca en el mundo de las series sin renegar del pulso que lo volviera reconocible en el campo audiovisual con su retrato inquietante de lo femenino. Como si Damario juega a ser Roger Vadim y la protagonista a Charles Bronson enfundada en un traje de látex. “No reniego de la plasticidad de lo erótico. Aunque en este caso no lo noto tan presente. Victoria es despampanante con su seducción al natural, ella es acción pero no para mostrar sus curvas”, explica.
La génesis del proyecto fue enterarse sobre unas justicieras de feministas radicales que, perjura Damario, existen y actúan como la protagonista de la ficción pero de manera más virulenta. “Son casi como Al Qaeda y eso me pareció increíble. Esto fue hace casi tres años. Armé el proyecto; iban a estar Emilia Attias y Señorita Bimbo. Cuando la conocí a Ceci, tomamos un café y quedé fascinado. Quería que se uniera pero como una superheroína para las amas de casa. El proyecto no salió y con Ceci empezamos nuestra historia de amor. Gisela Asmundo, mi productora y mecenas, me dijo que siguiera, que había encontrado a mi musa”, apunta el director.
-Victoria tiene un claro costado lúdico, entre la hiperficción y la realidad. ¿Cómo fue ese proceso?
-Creo que es la primera vez que la ficción aparece como tal en mi obra. Es muy narrativa y episódica. No es abstracta ni el gran objetivo es el vuelo plástico. Lo que pasa en Victoria es que contamos un cuento. Y este cuento se entremezcla con la pandemia y la agenda de género. Dejo de dialogar con el mundo que a mí me gusta y lo hace con el universo general.
-Es una serie que juega con géneros, ¿hay alguno que mande?
-Para mí es un giallo. Yo llego ahí desde lo musical, los videos de los Beastie Boys como Body Movin', que es un homenaje a Diabólik de Mario Brava. O toda la estética de los Babasónicos en la época de Dopádromo con Viva Satana. Yo tenía diez años, veía esas cosas en vez de Cris Morena y mi anhelo era contar una narrativa así que no existía. Victoria es una excusa narrativa de ese universo de cine Clase B, pop y cool.
-¿En qué estante de series colocarías a Victoria?
-Hoy todas las series, especialmente los thrillers, son de fiscales, ¿no? Después de True Detective el clisé es ese y con una paleta de azul y negro. Siempre hay un crimen por resolver. Hasta pasó con Monzón o El reino. Gente que se murió y sobre la que hay que investigar. Ese tono tan dark y triste, arraigado a la coyuntura de los éxitos norteamericanos, a mí me da tedio. No hay ataque. Esta es una serie más alegre que toca la agenda de género sin oportunismo, intenta que sea más liviana, como los seriales de antes, con diversión, dinámica y algo de furia.
-A cada momento aparece alguna referencia. ¿Está toda tu iconografía o quedó alguna en el tintero?
-Siempre hay más. El cine americano de los ’70 es fabuloso Bogdanovich, Benton, Altman y Fosse. El primer episodio es mi Kramer Vs. Kramer. Es difícil de entrar pero creo que Fabio Posca aparece como nunca lo vimos. Otra gran referencia es Roger Corman. Es leer el diario, agarrar la cámara y salir a filmar. Un poco acá fue eso. Yo nunca quise ser director de cine quería ser un director de esos. Me gusta citar y deformar a todas esas obras. La moral mía, la aprendo de estas personas y autores enajenados. Toda esa búsqueda por el preciosimo y como la imagen te genera una política de acción –o al revés- viene de ahí.
-"Asesíname" de Charly García suena como leitmotiv y Andrés Calamaro oficia de narrador. ¿Qué te interesaba de ese contrapunto?
-Andrés Calamaro es un poco como el locutor de Vanishing Point y The Warriors. Con el DJ Loto Volador, su personaje, quisimos hacer lo mismo. Que sea él que le dedique canciones a la protagonista. Fue genial lo que se grabó y hay un montón de material extra. El chiste, en sí, era que Andrés presentara una canción de Charly.
-¿Cómo fue el proceso de creación de Victoria?
-La empecé a registrar a Ceci en casa con una cámara bastante casera y cuando lo bajé a la compu encontré que había algo interesante. Edité un teaser, se lo mandé a Benja Vicuña que me envió un footage de él atado como secuestrado, empezamos a ver películas como La muerte y la doncella de Polanski, Portero de noche con Charlotte Rampling e Irma Vepp con Maggie Cheung y ahí desarrollamos el personaje. Siempre quise hacer algo con una heroína a partir de la sugestión y el amor que la cámara tiene por una actriz. Es el amor por el referente. Con Ceci empezó a pasar desde el comienzo. Victoria es una heroína pero como la antítesis de The Avengers. Es todo lo opuesto al mundo Playstation. En todo caso, es una vengadora, pero más cerca de Diana Rigg.