“Desde 1984 vivo acá, y siempre esperando el asfalto, siempre esperando”, dice Clara Algañaraz, una vecina de la calle General Savio, en Malvinas Argentinas, que salió de su casa para hacerle un pedido a la flamante intendenta, Noelia Correa, en medio de su recorrido por la obra de pavimentación. Malvinas tiene alrededor de 10 mil cuadras. "Hasta 2015 se habían pavimentado 3.600, ahora ya son 6.300”, dicen desde el municipio a Página/12. “Tenía que venir una mujer para poner lindo acá”, sonríe Clara luego de hablar con la intendenta.
Noelia Correa asumió la intendencia del partido del norte del conurbano en forma interina hace unos días, cuando Leonado Nardini fue convocado para ocupar el cargo de ministro de Infraestructura y Servicios Públicos de la provincia de Buenos Aires. Un cargo similar, a nivel municipal --secretaria de Servicios Públicos-- ocupaba Correa hasta ese entonces.
Correa nació en Villa de Mayo, una de las ciudades del municipio de Malvinas. Hija de una costurera y un empleado metalúrgico, tiene siete hermanos. Con uno de ellos, Ariel --quien falleció el año pasado--, comenzó a militar a los 14 años, “en el localcito que llamábamos Unidad Básica”, repasa ahora, a los 38. “Apoyo escolar, bolsón de alimentos, lo que se necesitara”, detalla la actual intendenta el trabajo que realizaban.
En Malvinas, que se constituyó municipio cuando en 1995 se dividió el entonces partido de General Sarmiento, viven alrededor de 400.000 personas. “Se está preparando un nuevo censo”, señala Correa en el cuarto piso de la Palacio Municipal. Desde ahí puede ver el parque que es uno de los espacios verdes más importantes del territorio de 62 kilómetros cuadrados, en el que por veinte años --desde que se creó el municipio, tras la división de lo que era General Sarmiento-- y con cinco reelecciones consecutivas gobernó Jesús Cariglino.
“Hay ocho ciudades –se refiere a Los Polvorines, Malvinas, Pablo Nogués, Villa de Mayo, Grand Bourg y Tortuguitas– y todavía tenemos dos localidades”, precisa Correa. “Mi hermano me acercó a la militancia cuando yo tenía 12, 13 años, y era toda gente grande, acompañábamos a (Luis) Vivona, y me parecía un poco aburrido todo –se sincera–, hasta que me empecé a ver la ayuda que se daba a la gente”. Así pasó a los hechos “por esa parte social que nace del corazón”.
Vivona era delegado municipal en Villa de Mayo. “Mi mamá Juana –recuerda Correa--, insistía en verlo para que se hiciera algo con el arroyo Darragueira: vivíamos a 500 metros y sufríamos las inundaciones. No teníamos forma de cruzarlo y mi mamá lo visitaba para se haga un puente peatonal”, explica y sonríe al recordarlo. Vivona –hoy senador provincial-- fue concejal. Se hizo el puente. Y luego se pudo entubar el arroyo.
El camino recorrido
Noelia acompañó a Vivona en el Concejo Deliberante. “Quedé embarazada a los 18 años, cuando estaba estudiando –cuenta–, hice una pausa y cuando Agustín; mi hijo; tuvo cinco meses, volví, y ya no paré”. Se saca el barbijo para las fotos de la entrevista con Página/12, y se ríe haciendo chistes por el color de su saco: “acá nadie nos ha quitado el amarillo”, dice. En Malvinas, el FdT ganó por 47,86 por ciento de los votos contra los 28,8 de Juntos.
Cuando en 2001 Vivona se alejó de la gestión “comenzamos la campaña por Luis intendente y ahí empezó el hostigamiento, nos daban vuelta los autos, quedaban con las ruedas para arriba... todo muy triste, no podías ser oposición, no había libertad para expresarse”, repasa. El 2015 les dio revancha: “Leo intendente, jovencito y con llegada a la gente, fue un cambio de aire tremendo”, asegura. "Ganamos por poca diferencia pero ganamos, después de 15 años de pelea”.
Una frase le queda de ese entonces: “Los malos gobiernan porque los buenos no participan”. Lo dice desde la cabecera de la mesa de reuniones, del despacho del ejecutivo, forrado en boiserie de madera, y con amplios ventanales. El edificio, imponente en la geografía de casas bajas de esa zona de Los Polvorines, se inauguró en 2012. Y fue casi un dolor de cabeza para Cariglino cuando Nardini mostró a la prensa el “despacho secreto” --toda otra sala aparte, con sillones, televisión, baño-- que se ocultaba tras las paredes revestidas en madera.
La gestión
Correa ingresó al organigrama municipal como directora de Gestión y Política Local, en 2016; luego fue secretaria de Servicios Públicos, con 32 direcciones a cargo. El trabajo de Servicios es “todos los días, 24/7: si hace calor, si hace frío, si llueve, si hay que podar o cortar el pasto”, describe.
“Aquí –señala la intendenta, y extiende las manos sobre la mesa—, se revisan los pedidos de los vecinos, se evalúa el presupuesto, se proyecta”. Llegar ahí fue un trabajo paciente y consciente, tuvo altibajos y referentes. Habla de “la humildad de Néstor (Kirchner)”, del “manejo y la llegada de Cristina”. “Militamos casa por casa, contamos qué proyectos queríamos llevar adelante”, dice. “Antes los vecinos se conformaban con un pavimento porque Malvinas era un rincón olvidado y cualquier obrita era lo más. No había plazas en Malvinas, el que tenía los medios se iba a Palermo, y los que no, teníamos que cruzar a Tigre para tener un día de esparcimiento”.
Entre 2015 y 2021 en Malvinas se inauguraron 26 plazas, también polideportivos con piletas climatizas y centros culturales “donde los chicos están ocupados y entretenidos y no perdiéndose en una esquina”. El lema del municipio es "El lugar de la familia”. “Y con Leo demostramos que se pude gestionar para la gente”, asegura. “Cariglino solo pavimentaba y no hacía las obras que acompañan como agua o cloacas. Lo que no se veía, no se hacía”, afirma a modo de síntesis del cambio buscado.
Barrios de casa bajas
El plan de la nueva gestión fue “ir del centro a los barrios”. La renovación de los centros comerciales fue uno de los logros: el acceso a las localidades, sin necesidad de circunvalar las ciudades, “para darle cercanía al vecino, facilitar su desplazamiento y que se puedan acercar al centro”. Según el relevamiento realizado por la ONG Techo en 2013, en Malvinas existían 19 asentamientos donde vivían unas de 8.800 familias. Hoy son "barrios populares" y no “asentamientos” porque se trata de llegar a todos con la mayor cantidad de servicios posibles, aseguran en el municipio.
Lo que se ve en los barrios céntricos de Malvinas es un conglomerado de casa bajas, entre las que sobresalen grandes y modernas edificaciones. Los barrios cerrados en algunas zonas como Tortuguitas, conviven con los parques industriales donde “en pandemia, se reinstalaron 42 empresas”, señala Correa. La celeridad en la habilitación de los protocolos sanitarios fue uno de los motivos. El otro, las distintas exenciones impositivas.
La planta de hormigón municipal
“Somos un equipo de trabajo y somos como una familia", refiere Noelia Correa sobre la gestión municipal que conduce. "Para seguir haciendo asfalto, implementamos la planta de hormigón municipal: se creó pensando en administrar los recursos como en una familia, porque como en cualquier casa, uno cuenta con un dinero y tiene muchas demandas para administrar. Para continuar el pavimento instalamos la planta, para autoabastecernos. El presupuesto no se va a modificar, pero sí la cantidad de cuadras a realizar: si antes podíamos hacer cien, hoy, con la planta, podemos duplicar esa cantidad”.
Las PASO y noviembre
“La pandemia no nos ayudó, desde ya, porque apenas asumió Alberto (Fernández) eso nos desestabilizó. El enojo y el dolor no fueron cosas fáciles para los vecinos, y en esa ira que mucha gente tuvo, porque perdió familiares o perdió su comercio, surgió el voto castigo”, evalúa Correa desde la intendencia de Malvinas Argentinas.
“Pero los que estamos acá, sabemos que no es fácil tomar decisiones y que se priorizó la vida de las persona. Hubo gente que midió otras cosas, pero hay que considerar que el gobierno no tuvo la libertad de gobernar como hubiera querido. Nosotros en el distrito salimos bien, fue uno de los distritos que más votos tuvo, sacamos 20 puntos más que el PRO y mucha gente no votó. El número va a ser distinto en noviembre, estoy convencida”, afirma.