El volcán Cumbre Vieja, ubicado en la isla española de La Palma, en Islas Canarias, cesó esta mañana su actividad volcánica por un par de horas para luego volver a escupir cenizas en una gran columna de humo que se podía ver desde los alrededores.
La tregua que duró poco parecía llegar luego de ocho días en erupción y tras haber pasado la noche con explosiones constantes. Por otro lado, se espera que la lava del volcán llegue este lunes al mar por lo que las autoridades decretaron el confinamiento de zonas aledañas por el peligro que podría implicar el choque térmico.
En una primera comunicación de este lunes por la mañana, el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) anunciaba que la actividad volcánica del Cumbre Vieja había "casi desaparecido" así como la actividad explosiva.
Dos horas más tarde, sin embargo, el instituto publicó dos fotografías de una nueva columna negra que se elevaba sobre el cráter, en la cima del volcán. "Imágenes de las emisiones de ceniza que se están observando en las últimas horas", compartió.
Según explicó el vocero del Involcan, el volcán conjuga "pulsos de explosiones y pausas" y pese a que retomó sus emisiones, su actividad "ha disminuido con respecto a días anteriores".
Desde el puerto de Tazacorte se podían observar también pequeñas columnas de humo a lo largo del curso de la colada principal de lava que arrasó el pueblo de Todoque, que anoche se encontraba a unos 1.600 metros de la línea de costa sin que haya llegado al mar.
En estos ocho días de erupción ya se registraron varios episodios cíclicos que alternan momentos muy explosivos con otros de relativa calma por lo que las autoridades siguen expectantes lo que podría ser un nuevo cambio en la actividad del volcán.
El encuentro de la lava con el mar
La lava del volcán de Cumbre Vieja podría alcanzar hoy mismo la zona costera del municipio de Tazacorte, lo que provocó el confinamiento de varios núcleos poblacionales de la zona, aunque su peligro está delimitado a esa área.
El Involcan advirtió que el choque térmico entre la lava y el mar produce un peligro local, bien delimitado, para las personas que visitan o se encuentran en la zona costera dónde se produce ese encuentro.
Según explicaron los especialistas en el encuentro de la lava con el mar se produce un choque térmico que genera columnas de vapor de agua cargados con ácido clorhídrico (HCl) como consecuencia del importante contenido de cloruro (Cl-) en el agua de mar.
Estas columnas de vapor de agua, de un color blanquecino, también contienen a su vez diminutas partículas de vidrio volcánico como consecuencia de la reacción que se produce entre la lava, que está a más de 1.000 grados, y el agua del mar, a unos 20 grados.
El viento de la costa puede ayudar a que estos vapores se dispersen y afecten a los pobladores más cercanos.
La inhalación o el contacto de gases y líquidos ácidos pueden irritar la piel, los ojos y el tracto respiratorio, y puede provocar dificultades respiratorias, especialmente en personas con enfermedades respiratorias preexistentes, advirtieron.