“Yo soy la que boxea. Yo firmé el contrato” se la escucha decir a Mayra “La Guapa” Gómez en una discusión que sube de temperatura en cada línea, como si fuera el ensayo de una obra de teatro, donde los personajes esperan su turno para hablar aun cuando se estén cantando las cuarenta. Pero no. La boxeadora neuquina está hablando en serio y su interlocutor es un varón que no sabe que está siendo grabado. El promotor y ex boxeador Marcelo Di Croce la estafó, y después de hacerlo impunemente, le pegó una piña en la boca. Aprovechando el aislamiento (esto ocurrió el pasado lunes en la ciudad de Turku, en Finlandia), la falta de contención de Mayra y su entrenadora Eliana Gamboa y la dificultad para comunicarse, Di Croce incumplió un contrato que estipulaba 8 mil euros en mano para la boxeadora, la agredió sabiendo que en el caso de una deportista profesional, una respuesta física a la violencia implica el retiro de la licencia para boxear y la hostigó durante todo el viaje de vuelta a nuestro país.
Pero Mayra lo estaba grabando con su celular y ahora no piensa quedarse callada. Todavía le duelen los dientes del golpe, certero como puede dar un boxeador aún cuando ya esté retirado. Apenas llegó a Buenos Aires Mayra radicó una denuncia por estafa y otra por lesiones, habló con los medios y dio una conferencia en el Hotel Bauen para contar lo ocurrido. “Yo soy la que pelea, todavía me debe 3 mil euros que se quedó de mi bolsa” dice a Las12 y dice que el boxeo es su trabajo y no una forma de vida parecida a un hobbie donde los golpes son parte de su día a día.
Mayra se siente protegida y está informada. Forma parte del equipo que otra boxeadora con más experiencia dentro y fuera del ring fue forjando con los años. Alejandra “Locomotora” Oliveras sabe de violencias, y de eso ha hablado mucho con sus compañeras. Fue víctima de su ex pareja y por eso empezó a entrenar, convirtiéndose en quíntuple campeona del mundo. “Sigo su ejemplo”, dice Mayra y despliega el relato de una de sonoridad a base de charlas, mates y trasnoches, en una disciplina dura e inequitativa entre géneros, como lo son casi todos los deportes.
La Guapa tiene 29 años, 21 peleas ganadas y sólo 5 perdidas, una de ellas la que libró en Finlandia. Desde que empezó el viaje olía algo turbio en Di Croce pero estaba segura que nada podía pasar si ella tenía un contrato firmado, que exhibió ante la prensa en el Bauen. “Cuando me dio la trompada no lo podía creer”, repite y vuelve sobre sus pasos después de la pelea perdida, cuando entre la confusión del doping y el desconocimiento del idioma, Di Croce le dijo que su cachet era de 5 mil dólares. “Decidí grabarlo porque sentía algo raro, y lo bien que hice”, cuenta. El diálogo es escalofriante y la escalada de violencia del promotor es evidente: “Yo no hago negocios con vos”, dice Di Croce y acto seguido pega la trompada.
“Empezaron a salir varios trapitos al sol y me llegaron mensajes de boxeadores hombres y mujeres de que el tipo es un violento y ha estafado a varios. Pensé en pegarle pero si lo hago me sacan la licencia y encima voy presa. Además de que el tipo me lleva dos cabezas y sabe boxear. Pero no me achiqué en la discusión, como se puede escuchar en el audio. Lo que todavía me tiene perpleja es que en el hotel finlandés no me creían, no me dieron pelota cuando les pedí que llamaran a la policía. Un país donde se supone que la violencia machista casi no existe no se escucha a una mujer que fue golpeada. Debe ser porque soy extranjera, no lo sé, pero acá, en mi tierra, me van a escuchar.”