Tres hombres mayores miran al frente. Sentados con distancia protocolar necesaria ante la pandemia, Fernando Aguirre, Fernando Lizardo y Norberto Karasiewicz no evitan fijar su vista en la foto en blanco y negro hecha banner que cuelga de una silla al lado del micrófono. Están allí, rodeando un avión, y son varios muchachos jóvenes y una mujer --María Cristina Verrier--, la única e ideóloga del plan que los convirtió en “héroes”. Así les llaman a ellos y a tres de sus compañeros en aquel Operativo Cóndor en el marco del que, el 28 de septiembre de 1966, hace 55 años, secuestraron un avión y lo desviaron hacia las Islas Malvinas que fueron homenajeados esta mañana en el museo homónimo. Con ellos, Dardo Cabo, Aldo Ramírez y Edgardo Salcedo pisaron las islas, cantaron el Himno Nacional, fueron apresados por aquella hazaña y cuando fueron liberados volvieron “a la resistencia”. Pero sus destinos fueron otros y no lograron escaparle a la siguiente dictadura, a la más sangrienta. “El significado de su lucha es un eslabón en la cadena de la lucha por la soberanía argentina en las islas”, sostuvo el ministro de Cultura, Tristán Bauer, quien encabezó el acto.
Bauer fue quien los definió como “héroes” y quien consideró que tanto los tres “cóndores” víctimas del terrorismo de Estado de 1976 como los otros tres que hablaron en el encuentro “honran al Museo Malvinas", dirigido por el periodista y excombatiente de la guerra de 1982 Edgardo Esteban. El funcionario destacó que “el rescate colectivo” que planteó el encuentro organizado por Gerardo Salcedo, hijo de uno de los cóndores homenajeados y trabajador del museo. La idea original giraba en torno a la reposición de las fotos de su padre, de Ramírez y de Cabo en la fachada de uno de los edificios que rodean al museo en la ESMA, pero las condiciones climáticas obligaron a reprogramar la actividad para el próximo 7 de octubre.
Un acto soberano
El 28 de septiembre de 1966, un grupo de 18 jóvenes de la resistencia y la juventud peronista desviaron un avión que se dirigía a Río Gallegos desde la Ciudad de Buenos Aires y lo hicieron aterrizar en las Islas Malvinas. El objetivo era “recuperarlas” de las manos de los ingleses, pero “la Marina no nos apoyó”, explicó Norberto, uno de los integrantes del comando. Estuvieron en territorio insular 36 horas, luego se rindieron y fueron apresados. Algunos permanecieron presos meses, como Norberto y los Fernandos que acudieron esta mañana al acto homenaje. otros, como Dardo Cabo, años. “Todos volvimos a la resistencia apenas recuperamos la libertad”, aseguró el militante peronista.
El destino de Cabo, Salcedo y Ramírez fue más complejo que el de los otros “cóndores”: Cabo fue asesinado en 1977 en un enfrentamiento fraguado con el Ejército, mientras era trasladado desde la cárcel de La Plata a Sierra Chica. Había sido recapturado en 1975. “Este operativo fue opción para Dardo, que pagó un costo personal de años de cárcel hasta que otros decidieron que su vida iba a ser breve y lo fusilaron”, indicó su hermana, Virginia Cabo, durante el homenaje en el que agradeció que su imagen esté “en el Museo Malvinas, donde tiene que estar, y el museo en el Espacio de memoria, verdad, justicia y soberanía, donde tiene que estar”.
A Salcedo lo asesinó una patota de la ESMA en julio de 1977. También su esposa fue asesinada, Esperanza Cacabelos. Su sobrina Carmen, “Lizu”, tenía 12 años cuando fue detenido por el Cóndor, pero recuerda que la familia entera salió a pintar “las Malvinas son argentinas, libertad a los cóndores” por los barrios de la zona Norte donde vivían. Esta mañana eligió destacar “la capacidad de conciencia peronista revolucionaria, inteligencia, organización y lucha” que tuvieron su tío y el resto de los militantes que forzaron el aterrizaje en las islas. “Fue lo que nos dejaron impregnado en la conciencia”, sostuvo.
Manuela tiene 29 años, la misma edad de su abuelo cuando fue secuestrado, en 1977, y se siente “honrada” de poder homenajearlo. Ramírez era trabajador en Astilleros Atarsa y militante de Montoneros. Permanece desaparecido. “La lucha por mejores condiciones de vida para todo el pueblo tiene en ellos todo que ver con el reclamo por la soberanía argentina de las Malvinas”, destacó Gerardo Salcedo, hijo de Edgardo y organizador del homenaje.
Las caras de la memoria
Las fotos de Cabo, Salcedo y Ramírez estuvieron buena parte de la gestión macrista observando desde afuera al museo. Quedaron instaladas en 2016, tras el acto homenaje por los 50 años del Operativo Cóndor que el movimiento de derechos humanos, excombatientes de Malvinas, sobrevivientes de aquella hazaña y familiares de las víctimas realizaron en aquel septiembre en el auditorio de la Casa por la Identidad. Las Abuelas de Plaza de Mayo cedieron el espacio luego de que por entonces se negara la posibilidad de recordar al operativo y sus participantes dentro del Museo Malvinas.
Paula Donadío, sobrina de Edgardo y de Esperanza, tuvo la idea del homenaje aquel año y se la comentó a su primo, Gerardo, ya trabajador del Museo. “Era un aniversario importante del operativo y con Gerardo se nos ocurrió trazar una línea con los organismos de derechos humanos a partir de estos tres participantes del operativo que años después fueron víctimas de la dictadura y en un contexto que atravesábamos que era complejo, el macrismo”, explicó a este diario Donadío. La celebración se realizó en la sede de Abuelas, “fue hermosa” y culminó con la colocación de las imágenes frente al edificio del museo.
“El paso del tiempo las fue gastando y hoy queríamos reponerlas”, señaló Gerardo, organizador y conductor del acto en el que además de Bauer y Esteban también participó Guillermo Carmona, el flamante secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur --reemplazó hace algunas semanas a Daniel Filmus, actual ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación--. “Este homenaje es un acto de reparación, uno entre los varios que el gobierno del Frente de Todos debió y debe encarar”, definió, ya que “el gobierno anterior (de Cambiemos) no buscaba ir solo contra el Operativo Cóndor, sino contra la causa de Malvinas, por eso es necesario reconstruir nuestro objetivo concreto: la reivindicación de nuestra soberanía”.
Tras escuchar desde la primera fila, los “cóndores” que participaron del homenaje fueron invitados al frente. Palabras más, palabras menos, Lizardo, Aguirre y Karasiewicz coincidieron en que a pesar del paso del tiempo sostienen su lucha “por la soberanía” de las Malvinas. “Fui y seré siempre un ciudadano argentino que intentó sacar a esa cría (los ingleses) de ahí (las islas). Tengo muchos hijos, capaz alguno lo intenta como yo”, deseó Lizardo. Luego cantaron el Himno como lo hicieron aquel 28 de septiembre del 66, en el frío del sur más al sur. “Patria sí, colonia no”, le sumaron esta mañana. El comando completo, en el blanco y negro de la foto de aquel día, celebró.