En los momentos más peliagudos del pasado año, cuando la distancia era el imperativo, se multiplicaron los ring-ring, tu-tu-tu-tu y click a lo largo y ancho, que estudios tradujeron en revalorización definitiva de un confiable aliado que, desde fines del siglo XIX, revolucionó la forma de comunicarse el mundo. El teléfono, sí, o mejor dicho, la humilde llamada telefónica volvía a estar de moda para entablar charlas largo y tendido. Ante el nuevo riesgo que se cierne contra el adminículo (se dice que las jóvenes generaciones nuevamente han silenciado las llamadas entrantes, favoreciendo la mensajería), Las12 propone un alegato musical a favor de la modesta, constante herramienta, confeccionando una lista de temas que han encontrando en la llamada (especialmente a números fijos), flor de musa. A saber…

Es casi una obviedad decir que a Debbie Harry, líder de Blondie, se le da estupendamente bien marcar. Lo hizo en el ’78 con Hanging on the Telephone, que abre el longplay que fuera un antes y un después para la banda, Parallel Lines. “No me dejes colgada”, reclama una acechante DH en este cover (el original es obra de The Nerves, trío power pop de corta existencia en los 70s), donde ella no ahorra en cospeles -que diligentemente alimentan ese objeto prehistórico conocido como “cabina telefónica”-. En 1980 volvería a agarrar el tubo para pactar una colaboración con Giorgio Moroder, a la sazón rey de la música disco. El euro-productor había pensado en Stevie Nicks para co-componer el tema principal de la película American Gigolo, pero afortunadamente terminó arrimando sus fichas a Blondie, y juntos cranearon Call Me, éxito inoxidable donde la bella Harry entra en bucle pidiendo a su amorcito: llamame, llamame, llamame… Perdón, “coloréame, querido”… y llamame.

Debbie Harry

Más plantada y menos titubeante doña Debbie que la canadiense Carly Rae Jepsen, que hace precisamente una década plagó las radios de todas las latitudes con su pegadizo Call Me Maybe, un boom en clave pop dance al que no le siguieron demasiados estallidos. A diferencia de los constantes bombazos de ABBA, claro está, que lamentaba en los 70s que una llamada entrante no fuera, ¡ay!, la anhelada. En sueco, inglés, castellano puede oírse el quejido bailable de Ring Ring, tema de este grupo recientemente resucitado, amén de nuevos tracks y conciertos virtuales, tipo holograma.

Alaska y los Pegamoides

La que busca, encuentra… salvo que el teléfono la líe parda, como le sucede a una frustrada Alaska. En pleno fulgor de la Movida madrileña y a dos voces, la ex Kaka de Luxe trata de coincidir con Carlos Berlanga (primero, reemplazado más tarde por Ana Curra), pero, jolines, no hay caso. En entonada conversación, La línea se cortó, repite ultramaquillada y con los pelos de punta quien persiste hoy día como primor inoxidable de España. El track del desencuentro, por cierto, fue incluido en el único disco de estudio del grupo Alaska y los Pegamoides (Grandes éxitos, 1982), y salió cuando esta banda postpunk /new wave ya estaba en las últimas. A tenor del título, contemplan voces en tema, acaso haya cierta nota irónica, dada la disolución inminente…

Las que no se cortaban medio pelo eran las Marvelettes en el sencillo del ’62, escrito por Marvin Gaye y compañía, Beechwood 4-5789. Tal era el número que le pasaban las chicas Motown al tímido muchacho que les arrastraba el ala en la pista de baile, más tarde revivido por los Carpenters vía cover.

The Marvelettes

Una de las facetas desafortunadas de la vedette de ocasión, todo sea dicho lo revela una sugerente Ornella Vanoni en Il Telefono, de su disco Ricetta di donna, de 1980. Con desbordantes picardía y sensualidad, esta gran dama de la canción italiana intenta concretar con un filito clandestino, pero los riiiiin interruptus se suceden, uno tras otro. Supina la paciencia de Ornella para no cabrearse… en demasía.

A la que también le pueden las ansias febriles es a la eterna Raffaella Carrà en el incombustible 53.53.456 (de título alterado en Argentina para que no coincidiera con abonado de línea). La blonda, desacomplejado ícono de libertad, le daba a los dígitos sin parar en pos de saciar cierta… necesidad vital. Pero, claro, “pasó el tiempo y ya no puedo esperarte, el dedo está enrojecido de tanto marcar. Se mueve solo sobre mi cuerpo y marca sin parar…”. Censura mediante, debió barrer con el guiño sexual la autosatisfecha Carrà.

Raffaella Carrà

Interferencias pasajeras obligan a una ultradramática Adele a preguntar de tanto en tanto “¿Hola?, ¿Me escuchás?” en el arrollador Hello, del disco 25, su retorno de 2015 tras un hiato de varios años. Atar cabos sueltos tras una ruptura engorrosa dispara la charla de la nostálgica inglesita con un ex, a la que da curso ¡usando maquinola analógica!, ¡retro-maravilla! Al menos, así se ve en el videoclip dirigido por el genial cineasta Xavier Dolan (J'ai tué ma mère, Laurence Anyways, Tom à la ferme, entre sus imperdibles films).

Siguiendo la línea vintage, sepan cándidas almitas que, antes de que entrara en escena el llamado en espera, frecuente era que el tono diera ocupado, algo que quita el sueño a la cantante de jazz Rose Murphy en Bussy Line. Y queda lo mejor para el final, sin duda…

“Pocas notas transformadas en una auténtica obra maestra”, como se señalaría, con justa razón, sobre Se Telefonando, conmovedora composición del maestro Ennio Morricone, con intérprete a medida. Fue Mina, la elusiva diva italiana, la que logró darle devastadora potencia a este sutil estallido pop de los 60s, orquestado por el mismo Morricone, que va de una despedida en pausa, postergado el infame llamado último… Aunque la bellísima canción tuvo muchas versiones posteriores, supo hacerla suya, en francés, una susurrante Françoise Hardy (que pasa actualmente sus días más difíciles, sobreviviendo malamente, rogando que le autoricen la dignidad de una muerte asistida, dado el dolor extremo que atraviesa por una enfermedad incurable, irreversible).

Mina