El exministro de Relaciones Exteriores Fumio Kishida se impuso en las primarias del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) de Japón y será nombrado primer ministro y candidato para las elecciones generales de los próximos meses. Kishida, de 64 años, superó en la segunda vuelta a Taro Kono, el actual ministro de Reforma Administrativa y Regulatoria en el gabinete del saliente Yoshihide Suga, por 257 votos a 170, en los que el apoyo de los diputados de la formación fue determinante.
Kishida se convertirá en el nuevo primer ministro de Japón tras imponerse en las primarias del partido oficialista con un perfil conciliador, una amplia experiencia diplomática y una agenda que incluye políticas redistributivas para superar los efectos de la pandemia de covid-19, que le costaron el cargo al saliente Suga. El nuevo líder del PLD será confirmado en su nuevo cargo en una votación en el Parlamento el cuatro de octubre, y posteriormente dirigirá a su partido en las elecciones generales, que podrían celebrarse en noviembre.
"La democracia japonesa está en crisis"
Procedente de una familia política de Hiroshima, Kishida buscaba la jefatura del gobierno japonés desde hace años, y en 2020 perdió la elección como líder del PLD ante el primer ministro saliente, Yoshihide Suga. "No fue suficientemente buena", reconoció días atrás Kishida sobre su anterior campaña para la presidencia del partido en 2020.
"Esta vez fue diferente. Tengo la convicción firme de que soy el líder que se necesita en el presente", dijo el excanciller japonés destacando la pertinencia para el momento actual de su carácter monótono pero poco conflictivo. El saliente Suga deja el cargo después de solo un año en el poder, con bajos niveles de apoyo por el descontento con su respuesta al coronavirus.
Kishida fue el primero en lanzar su candidatura y basó su campaña en una plataforma de estímulo ante la pandemia, presentándose como alguien capaz de escuchar, al punto que llevaba a sus actos un buzón para recibir sugerencias de los ciudadanos. Superó por poco a Kono en la primera ronda de la votación entre miembros y legisladores del PLD, pero consiguió una victoria holgada en la segunda vuelta. Las otras dos candidatas eran la derechista Sanae Takaichi y la feminista Seiko Noda, quienes se quedaron en la primera ronda.
Kishida encara ahora el desafío de ganarse el respaldo popular durante las semanas que estará en el cargo de cara a las próximas elecciones generales. "La democracia japonesa está en crisis", admitió el inminente primer ministro japonés en alusión al desapego que sienten muchos ciudadanos hacia sus líderes, reflejado en una afluencia decreciente a las urnas durante las últimas citas electorales.
"Vamos a tratar de escuchar más a la gente y de involucrarla más en la toma de decisiones", prometió el líder de un partido que ha gobernado el Japón de posguerra de forma casi ininterrumpida y que volverá a ganar los próximos comicios, salvo una sorpresa mayúscula, al enfrentarse a una débil y fragmentada oposición.
Reactivación nuclear
Kishida buscó capitalizar el descontento popular con la respuesta de Suga a la pandemia, que llevó al gobernante a tener tasas de apoyo históricamente bajas. Su estilo de bajo perfil ha sido señalado como falta de carisma, y sus ideas políticas sugieren más continuidad que cambio. Sin embargo, eso le sirvió para obtener más apoyo entre la militancia del PLD, que lo prefirió a él antes que el estilo reformista y directo de Kono.
Kishida ejerció durante cinco años (2012-2017) como ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Shinzo Abe. Partidario del desarme nuclear en el mundo, contribuyó a la visita de Barack Obama a Hiroshima en 2016, lo que representó la primera vez que un presidente estadounidense en ejercicio viajaba a esta ciudad devastada por la bomba atómica en 1945.
En cambio, Kishida apuesta a reactivar la producción de energía nuclear con fines civiles en Japón, después de que su uso quedara restringido tras la catástrofe de Fukushima en 2011. Otra de sus prioridades será reforzar las capacidades defensivas del país frente a China, cuya creciente presencia militar e influencia económica ha tachado como "profundamente alarmante", además de afianzar la tradicional alianza con Estados Unidos.
"Política de generosidad"
El exbanquero prometió un nuevo plan presupuestario para acelerar la recuperación económica tras el impacto de la pandemia y reducir las desigualdades sociales. "La gente quiere una política de generosidad", aseguró Kishida, quien también defiende reducir la deuda nipona, que en 2020 representaba el 256 por ciento del PBI, según el Fondo Monetario Internacional.
Kishida es considerado un líder continuista en las líneas generales de su partido, aunque llega con la promesa de romper con las políticas neoliberales que han sido el sello del prolongado gobierno de Abe (2012-2020). El nuevo líder del PLD sostuvo que promoverá un reparto más equitativo de la riqueza apoyando a los más desfavorecidos y con la mirada puesta en las grandes corporaciones del país, a las que ha acusado de "acosar" a las pequeñas y medianas empresas.
Pese a su fama de liberal, Kishida fue más reticente que su rival Kono a comprometerse con temas polémicos como la legalización del matrimonio igualitario o permitir que las parejas casadas tengan apellidos diferentes.
Como primer ministro, Kishida tendrá que hacer frente a la pandemia del coronavirus como principal prioridad. Para eso contará con una ayuda con la que no contó Suga en sus últimos meses de mandato: luego de un marcado descenso en el número de contagios, el Parlamento japonés aprobó esta semana el levantamiento gradual del estado de alarma sanitario que regía desde abril.