Berlín es una fuente de aprendizajes. Es la ciudad que fue capital del Reino de Prusia, del Imperio Alemán, la referencia cultural, arquitectónica y financiera por la cual Napoleón se vio seducido, la ciudad atravesada por las guerras mundiales y por la ocupación nazi, la ciudad dividida por un muro, de los jóvenes, de la multiculturalidad, del diseño y de la modernidad. Sin lugar a dudas, Berlín es una ciudad mundial con agenda global.
En las recientes elecciones de Berlín surgen tres datos significativos: el primero es que el 56% de la población votó la expropiación de 240 mil viviendas en un referéndum, el segundo es que fue electa una alcaldesa por primera vez y el tercero es que, Franziska Giffey, flamante alcaldesa de Berlín, en su discurso después de conocer el resultado de la elección, recordó: "tenemos todo el potencial para que en la década de 2020 Berlín se convierta en una de las sedes más importantes de Europa para los negocios, la tecnología, la cultura y la creatividad"
Como podemos observar hay un hilo conductor que une a Berlín con Buenos Aires a través de sus desafíos y oportunidades. El debate de modelo de ciudad rechaza la acumulación rentística financiera sostenida en el valor tierra, que avanza no sólo en el derecho a la vivienda, sino en el derecho a la ciudad. El lugar que se le otorga a los ciudadanos en un modelo de ciudad basado en la especulación financiera y en la renta es contradictorio con el sentido hacia donde avanzan las democracias de los grandes conglomerados urbanos del mundo: de la mano de la tecnología, el arte, la creación, la producción , el trabajo y el cuidado del medio ambiente se encuentra y potencia el deseo de la ciudadanía de vivir , estudiar , trabajar, crear y disfrutar la ciudad.
Los berlineses, en su elección del pasado fin de semana, nos muestran a los porteños el valor del liderazgo, de la participación, de la redefinición de modelo de ciudad y del territorio urbano en esta etapa de transformaciones globales a la que estamos asistiendo. Esa lección nos enseña que una ciudad viva, alegre, productiva y creativa debe tener en el centro a la posibilidad de que los ciudadanos vivan en ella con condiciones acordes a esta etapa de nuevas demandas, que sus jóvenes sean abrazados por las oportunidades en la tierra que los vio crecer.
En la ciudad de Buenos Aires es preciso dar estos debates al interior de la campaña legislativa porque la interpretación del tiempo que viene, de nuestro futuro, en base a las demandas de la ciudadanía que hoy busca alternativas para vivir mejor, es urgente. Si no planteamos opción al modelo actual, más temprano que tarde surgirán nuevos liderazgos, nuevos emergentes que abrirán camino, de un modo novedoso, a formas alternativas de conducir nuestra ciudad.
Verónica Tenaglia es comunera comuna 4. Emprendedora pyme 4.0