La psicóloga del Poder Judicial Adela Pastor, que intervino en la primera causa por abuso sexual por la que está siendo juzgado Lautaro Teruel, declaró en la audiencia de juicio del miércoles que el imputado le contó que había abusado sexualmente de una niña y manifestó que estaba arrepentido. 

La profesional dijo que Teruel "salió de la norma", pero precisó que eso "no quiere decir que sea una persona enferma", indicó que no tiene patologías psiquiátricas y por ende su estructura de personalidad es neurótica. Señaló asimismo que el joven sabe que el abuso está mal y lo reconoce pero también puede transgredir conductas sin tener en cuenta lo que desea la otra persona.

Pastor sostuvo que cuando lo entrevistó, Teruel se encontraba angustiado por la detención y porque se sentía observado y mirado por los demás. Señaló que sobresalían en él algunos mecanismos de defensa, como racionalización, negación y disociación.

La psicóloga dijo que con la racionalización el acusado trata de justificar un error acomodándolo de una manera de sentirlo como "lógico". "Él contó la situación por la que tuvo esta denuncia. Trató de justificar (...) los errores diciendo que no sabía qué había pasado, por qué había llegado a esta situación del abuso", manifestó Pastor.  

El fiscal Sergio Federico Obeid le consultó a la profesional si Teruel le dio detalles de los abusos cometidos, pero el defensor Juan Casabella Dávalos se opuso argumentando que había sido citada para hablar de la intervención que tuvo como psicóloga y no de lo que en el marco de las entrevistas le relató el imputado, el Tribunal le hizo lugar. 

La testiga continuó explicando que la negación es un recurso utilizado para tratar de mantener, en este caso el hecho de abuso, aislado de la conciencia “de manera rígida”. A su vez, explicó que el mecanismo de disociación implica que puede por momentos mostrarse lógico, centrado y racional y después comportarse de modo contrario "ilógico, pasar a actuar impulsivamente, a no razonar".

Además, la psicóloga identificó que el acusado es una persona que depende mucho emocionalmente de sus padres, que a pesar de que estaban poco tiempo en la casa por su trabajo, "contenían mucho a los hijos". Dijo que es posible que Teruel actúe de manera impulsiva, que pase de un estado eufórico a otro depresivo, sin pensarlo y sin razonarlo.

La jueza María Gabriela González le preguntó si pudo ver arrepentimiento en Teruel y la psicóloga contestó que sí. "Se mostraba arrepentido y angustiado por las situaciones. Por el hecho cometido en sí. Él ya venía procesando todo esto desde hace un tiempo. Sintiéndose mal por el hecho cometido".

Pastor contó  que su informe fue solicitado por el Juzgado de Garantías 7 y un Juzgado de Menores.

Ayer también declararon lxs integrantes de una junta médica psiquiátrica conformada por miembrxs del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF) y un perito de parte, Alejandra Collivadino, Gabriela Moyano e Ignacio Crespo, quienes evaluaron a la víctima cuando tenía 17 años y confirmaron la existencia de daño psíquico, por lo que sugirieron que continuara con tratamientos psicológicos y psiquiátricos, aunque identificaron que habría condiciones multicausales que podrían haberlo generado.

Estxs peritxs afirmaron que no podían decir si el discurso de la víctima era mendaz o no respecto al abuso sexual porque al momento de la entrevista ella evitó hacer referencia al tema, y señalaron que para determinarlo era necesaria la pericia psicológica en la que se aplican tests proyectivos. "Que no hablara no quiere decir que no esté", sostuvo Collivadino respecto al abuso sexual, y también indicó que infieren que no habló "por ser traumática" la situación, si bien por otra parte aseguraron que no encontraron estrés post traumático.

Lesiones para aliviar 

En cambio, la declaración de la psicóloga Silvia Carolina Dantur Testa, que abordó a la niña ante una fuga de hogar cuando tenía 13 años, en un momento cercano a los hechos denunciados, aportó elementos sobre su sufrimiento a esa temprana edad. 

Testa intervino de urgencia en relación a la niña. Contó que le manifestó que había comenzado con autolesiones a los 10 años, edad que coincide con la que la víctima referenció en el juicio como aquella en la que comenzaron los abusos sexuales de Teruel. 

La psicóloga dijo que la niña no le contó sobre los hechos de abuso, que se mostraba "evasiva y reservada respecto de ciertos temas. Por ejemplo, en cuanto a la infancia y en cuanto a los motivos de su malestar. Ella se cerraba"

Testa explicó que las autolesiones de la niña se producían “para aliviar su sentimiento emocional” y además tenía desórdenes alimenticios. La profesional llegó a la conclusión de que la nena se encontraba en una situación de vulnerabilidad y dio cuenta de que la madre estaba cansada y manifestaba impotencia ante esa situación. En ese momento se tramitó la guarda del padre y ella tuvo una entrevista con él, señaló que junto a la hija debían seguir yendo a las entrevistas pero no volvieron.

Asimismo, el médico legal del CIF Gabriel Kosmatos, que en marzo de 2019 revisó a la víctima, describió que tenía cicatrices en ambos brazos y muslos, de lesiones realizadas con un objeto filoso y que también tenían características de ser autoinferidas. Indicó que no podía precisar la fecha en que se generaron.

Por último y antes de que a sala vacía se reprodujera la declaración de la niña en circuito cerrado de televisión, declaró otra psicóloga que intervino en el proceso y recordó que la víctima presentó un discurso coherente, espontáneo y ubicado en el tiempo, sin contradicciones.

La cuarta jornada de la audiencia de debate a cargo de la Sala III del Tribunal de Juicio, presidido por la jueza Carolina Sanguedolce y con la vocalía de los jueces María Gabriela González y Pablo Farah, se desarrollará hoy, desde las 8.30, en el Salón de Grandes Juicios del Poder Judicial.