Una ráfaga de pánico moral avivó las redes a escala internacional. Duró menos de una semana y la coreografía fue la de una bomba -de humo- y una contramarcha. Tim Stokely, CEO de OnlyFans, dio la noticia fugaz: la plataforma pensaba prohibir a partir del 1 de octubre lo que hasta ahora ha sido casi su razón de ser, el material sexual explícito. La explicación fue que algunas tarjetas de créditos y bancos habían amenazado con dejar de ser soporte para las transacciones vinculadas con el trabajo sexual. Una justificación en la que resonaron ardores neoconservadores y mucho del prohibicionismo antisexo. Si bien Edward Snowden fue el primero en mencionar lo obvio cuando tuiteó que las criptomonedas solucionan este tipo de problemas, es sabido que la gran mayoría de suscriptores de OF paga con tarjeta.
Integrante desde 2016 del Sindicato de trabajadoras sexuales de Argentina, María Riot de cuenta desde Barcelona, la ciudad en la que vive hace años, de los entretelones de este alboroto relacionado con la plataforma que -junto a algunos encuentros cuerpo a cuerpo y algunas producciones de porno independiente- constituye hoy su fuente principal de sustento. Para Riot el episodio debería ser leído como un coletazo más de una disputa entre quienes abogan por los derechos laborales de lxs trabajorxs sexuales y un marco legal -en este caso, el de Estados Unidos- redactado a partir de una premisa que equipara trabajo sexual con trata de personas sin considerar la noción de consentimiento.
Si bien en OnlyFans se puede encontrar desde cocineros hasta profesoras de yoga, la gran mayoría de las creadoras suben contenidos eróticos. ¿Cómo se explica que de pronto sus CEOs hayan considerado prohibir lo que era la razón de ser de OF?
-No fue de pronto. Las trabajadoras sexuales lo veníamos diciendo hace mucho tiempo. Tal vez no esperábamos que sucediera tan rápido pero era algo anunciado. La guerra contra el trabajo sexual es algo que existe hace décadas. Esto se ve reflejado en leyes que criminalizan la prostitución, cuentas de redes sociales cerradas, bancos y procesadores de pago que discriminan y no trabajan con la industria. Paypal tiene una de las políticas más fuertes contra el trabajo sexual. Durante los últimos años, páginas como Patreon, Backpage y Tumblr sufrieron algo similar a lo que está pasando con OF y eliminaron todo contenido explícito. Algunas lo hicieron por los bancos, otras por las políticas de la Apple Store y otras por la Ley SESTA/FOSTA, una ley de EEUU que prohíbe la solicitación y promoción del trabajo sexual.
¿Y que fue concretamente lo que pasó ahora?
-Los medios de comunicación empujados por grupos conservadores y algunos periodistas hicieron una campaña diciendo que OnlyFans aloja contenido ilegal como material de abuso infantil. La realidad es que hubo 15 casos en total. Lamentablemente este material está en todo Internet. La plataforma lo eliminó y lo reportó a las autoridades. También sucedió que dos personas de 17 años usaron pasaportes ajenos para abrirse una cuenta. Se le echa la culpa a la moderación de OF, la cual es extremadamente rigurosa: una no solo tiene que subir su pasaporte y una foto sosteniéndolo sino también, hace dos meses, hay que hacerse una verificación facial biométrica.
¿Quiénes son lxs que se podrían ver más afectados con estas medidas?
-Lxs trabajadorxs sexules LGTB+, especialmente trans, lxs que tienen alguna discapacidad o enfermedad crónica y toda persona que usa OF porque es discriminada y precarizada arbitrariamente por la industria del trabajo. Quienes se hicieron ricos gracias a OF, aunque sea quienes reciben la mayor atención mediática solo son un porcentaje muy pequeño. La realidad es que la mayoría lo usa como un trabajo secundario para poder llegar a fin de mes o ganamos un sueldo medio que nos estaba permitiendo dejar o minimizar otras formas de trabajo: muchas TS que hacemos trabajo presencial, gracias a OF pudimos encontrarnos con más libertad a la hora de poder decir que no a ciertos clientes y sentirnos más seguras al volcarnos a lo virtual y así tener mejores medidas sanitarias por el COVID.
Aunque no sean muchos casos… ¿lo que sucede en relación a la moderación de los contenidos de OnlyFans no son alertas que deberíamos observar?
-Podemos hablar de cómo hacer para que menores de edad no estén en páginas para mayores y de cómo evitar que el material de abuso infantil sea accesible en Internet pero eso no tiene por qué terminar en la prohibición del trabajo de miles de millones de personas. La prohibición nunca soluciona nada. Empuja a más criminalización, estigma y violencia. Al parecer los procesadores de pago le exigían a OnlyFans cumplir con sus nuevos términos a partir de octubre, que requieren que todo el contenido subido sea verificado antes de ser publicado, algo imposible considerando que hablamos de 2 millones de creadores. Por otro lado, el banco de New York Mellon, intermediario con el que la plataforma pagaba a sus creadores, cortó toda relación con OnlyFans. Según el CEO de OF esto se debe a que los dueños de los bancos "también leen los diarios" refiriéndose a las campañas anti pornografía que tuvieron de target a Pornhub el año pasado. Estas campañas son llevadas adelante por agrupaciones religiosas llamadas Exodus Cry y NCOSE -antes llamadas Moralidad en los medios- que luchaban contra la pornografía por motivos principalmente morales y hace unos años hicieron un rebranding donde su principal motivo es "proteger a los niños". Con un artículo en The New York Times, estas agrupaciones lograron preocupar a la sociedad sobre los videos de abuso sexual infantil en estas plataformas, pero aunque también se nombrara que, por ejemplo, Facebook era el líder en esto, el motivo era meter presión a los bancos para que dejaran de ser parte de los procesadores de pago de páginas porno.
La prohibición era para el contenido explícito pero no las imágenes y videos de desnudos… ¿Quiénes ponen ese límite? ¿Y dónde lo ponen?
-La división es arbitraria. La mayoría hacemos porno o contenido explícito y ahí es donde está el ingreso económico real, no en las nudes. Esto va a afectar especialmente a ciertos cuerpos que se ven ya sexualizados frente a otros y es un caos a la hora de moderar esos contenidos. No solo para quienes están a cargo de efectivamente moderar el contenido, sino también para nosotrxs que no entendemos qué podría subirse y qué no. Uno de los nuevos términos dice que pueden mostrarse genitales en tanto no sean ofensivos. Ahora que estas políticas fueron suspendidas sigue el miedo de cuánto va a durar la posibilidad de poder seguir trabajando en esta plataforma, cuando es que va a suceder entonces la censura y la incertidumbre de qué hacer porque aunque migremos a otra plataforma, pueden caer las mismas políticas a ellas ya que el problema en sí son lo que imponen los bancos sobre qué puede mostrarse y qué no. La productora FourChambers recibió esta semana una notificación de que desde octubre no puede comercializar más dos videos donde los performers usan sangre (o un líquido que parece sangre) en el acto sexual porque los procesadores de pago no lo aceptan. ¿Por qué los bancos regulan nuestra sexualidad? ¿Por qué se habla tan poco de esto?
¿Qué sería un genital ofensivo?
-Es lo que nos estamos preguntando. Si nos guiamos por lo que históricamente ha sido catalogado como ofensivo, esto recaerá en cuerpos de personas LGBT y racializadas. Más allá de lo que pase realmente desde octubre, todo esto es muy importante para que se denuncie el rol de los grupos conservadores religiosos y de las entidades bancarias y su poder frente a un grupo de trabajadores que en la mayor parte del mundo no cuentan con derechos laborales.
¿Quiénes son estos grupos conservadores?
-En los 70, en las ahora llamadas sex wars, el feminismo abolicionista del trabajo sexual hizo alianza con grupos religiosos para censurar cines y lugares donde vendían pornografía alegando que el trabajo sexual era trata de personas y violencia. Lo mismo está pasando ahora: la campaña contra Pornhub iniciada por un grupo religioso y homofóbico fue celebrada por gran parte de estas feministas anti trabajo sexual, equiparando la trata, el abuso y la explotación con todo el trabajo sexual. La diferencia es que antes hablaban feministas pro sexo o aliadas defendiendo el trabajo sexual como un trabajo, ahora hablamos nosotras, las trabajadoras sexuales. Y como se demostró estos últimos días, cada vez somos más quienes damos la cara y exigimos que se nos escuche.