Hace algunos años me pregunto si quiero o no ser madre y como sería eso, de hecho lo intenté. La primera vez que asomó el tema fue en el consultorio de la médica clínica, ella me preguntó si yo quería ser madre y yo me quedé mirándola haciéndome la misma pregunta junto con ella. No llegué a respondermela que me lanzó una máxima sin verguenza ni titubeos: tenés que adelgazar, asi no vas a poder. Inmediatamente me dije: ¿Sí? ¿Para tanto? Si mi tía Lilian no era delgada cuando tuvo a mi primo. Algunos meses después fui a la ginecóloga, que es muchísimo más dura que la clínica, y le pregunté tímidamente sobre la maternidad, y arremetió sin piedad: si no adelgazás tu embarazo va a ser de riesgo, no te lo recomiendo, vas a sufrir un montón, es un peligro. Pero si soy regular y no tengo ningun problema de salud, le dije. Y ella me respondió: por ahora. Luego me repitieron todos los médicos que me crucé, lo mismo, y los años fueron pasando, los nutricionistas fastidiándome y la depresión carcomiéndome.
Claro, te agarran con 35, te tiran abajo cualquier tipo de deseo (si sos débil lo consiguen), y de repente tenés 40 y vas a parar -sola- al peor lugar que te puede tocar si sos una gorda cuarentona queer con deseos de tener une hije: un centro de fertilidad.
Fue en pandemia, el tipo me atendió por Zoom después de haberme mandado varios exámenes que le envié por email. Sin demasiados preámbulos dio por hecho que yo iba a subrogar: mi útero no estaba mal pero mi gordura va derecho a un embarazo y/o un parto de riesgo. Postrada y enferma 9 meses (con suerte), el tipo me describe una pesadilla y me manda a hablar con una abogada para buscar un vientre además de decirme que mis óvulos ya casi no sirven, que por qué esperé tanto, que por qué no adelgacé, que por qué no me cuido, que por qué esto, que por qué lo otro, que soy una bomba de tiempo... Cerré el zoom y me largué a llorar. Hay muy poca información y ayuda sobre este tema. Pregunté a algunas personas, busqué ayuda. Lo más sensato que me dijeron me lo dijeron dos gordas: las gordas se embarazan de prepo, no hay que preguntarles nada a los médicos porque te dicen que no.
La medicina alopática siempre se las ha ingeniado para asustarnos y sacarnos dinero (si es que lo tenemos), ahora congelan nuestros óvulos y nos ofrecen abogadas, heladeras, embriones, esperma y vientres. La medicina alternativa no se queda atrás, nos dan gotitas, nos meditan, nos hacen viajar al centro de la tierra, nos meten una piedra en forma de huevo en el cuello del utero a la luz de la luna y nos limpian el aura por alguna suma pactada bastante similar a la alopática. Ni una ni otra medicina nos quiere gordas, las dos nos ven mal o peligrosas o desarmonizadas. ¿Cómo vamos a ser madres? ¿Cómo vamos a cuidar de otra vida? No hay ninguna lógica. ¿Por qué no me embaracé de prepo a los 35 años y ya? ¿Por qué soy tan obediente? ¡Qué pedazo de sobreadaptada! ¡Qué respetuosa de la ciencia y de la magia!
No me gusta no confiar en nada, yo siempre elijo creer pero frente a tanta barrera y tan poca empatía me desarmo y me encierro y cuando asomo la cabeza pienso en otras personas gestantes que tal vez estén pasando por lo mismo y como yo no saben que hacer.
Buscando algun alivio miro el feed de @tessholliday, la modelo plus size estadounidense, y disfruto de verla en familia. Vuelvo para atrás en sus posteos y busco los de su embarazo, la del nacimiento de su hijo, y me emociono pensando que es posible. Me alienta ella, no paro de mirar sus fotos y agradezco que exista aunque yo quede como una maníaca de las redes sociales que stalkea modelos en la madrugada.