Jorge Radice tenía funciones administrativas y operativas dentro de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Salía con el grupo de tareas a secuestrar y matar, pero también, gracias a su formación como contador, administraba los fondos del centro clandestino de detención, tortura y exterminio. El juez federal Ariel Lijo lo indagó esta semana por haberse apoderado de los bienes de los detenidos-desaparecidos junto con su hermana, Norma Berta Radice, que también participó de un entramado societario transnacional ideado para borrar el origen ilícito del dinero.
Antes de dejar su subrogancia en el Juzgado Federal 12, donde está radicada la megacausa ESMA, el juez Sebastián Casanello llamó a indagatoria a los Radice. El trámite se concretó este martes de la mano de su colega Lijo. El represor de la ESMA, que está detenido en el penal de Ezeiza y cumpliendo una pena de prisión perpetua, se negó a responder preguntas y tampoco ofreció ninguna declaración por escrito. Por el contrario, su hermana Norma dejó un escrito en el que ensayó una defensa para mostrarse ajena a la actividad de su hermano en el campo de concentración de la Armada.
La investigación sobre el robo de bienes en la ESMA se inició en 2007 y tiene entre los procesados al propio Radice y al exjefe del grupo de tareas Jorge “Tigre” Acosta. El despojo a los detenidos-desaparecidos incluía desde sus ropas, sus libros hasta electrodomésticos que se apilaban en un área del edificio de Avenida del Libertador conocido como “pañol”. A algunos de los secuestrados los empleaban como mano de obra esclava e incluso los obligaban a confeccionar documentación apócrifa en el sótano del casino de oficiales que servía a los integrantes del grupo de tareas para todas sus actividades ilegales, entre las que se contaban el apoderamiento de distintas propiedades.
Dentro de la ESMA, Radice era “Ruger” o “Gabriel”, un contador especializado en el uso de armas --según surge de su legajo--. Afuera de la ESMA, era Juan Héctor Ríos. Con esa identidad falsa se dedicaba a los negocios del grupo de tareas. Así fue que el 14 de junio de 1978 adquirió una propiedad en Besares 2019 (unidad funcional 1) y en octubre otra (unidad funcional 2). En Besares, por ejemplo, la Armada montó una productora de contenidos audiovisuales llamada Chroma SA, en la que eran empleadas personas que estaban secuestradas en la ESMA y sometidas al régimen de trabajo esclavo.
Los dos inmuebles de Besares como el que estaba ubicado en la calle Warnes 350/52 pertenecían a personas detenidas ilegalmente en la ESMA. En Warnes funcionó una de las tres inmobiliarias del grupo de tareas en las que vendían las propiedades de los desaparecidos. Otra de las inmobiliarias estaba ubicada en Jaramillo 3083/87, un inmueble que había comprado el padre de los Radice en octubre de 1978.
Esas son algunas de las nueve propiedades que pasaron por manos de los Radice y que analizaron --a pedido del fiscal Eduardo Taiano-- la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) y la Dirección General de Activos y Decomiso de Bienes de la Procuración. Para las dos agencias, no hay justificación consistente con los ingresos legales conocidos del represor y de su hermana. Además de los inmuebles, la familia Radice tuvo once vehículos, cinco caballos de carrera --apropiados aparentemente a otro detenido-desaparecido-- y tres embarcaciones. La Unidad de Información Financiera (UIF) también denunció que habían diseñado un entramado societario internacional que tiene como fin alejar los bienes de su procedencia ilícita y revestirlos de una apariencia de licitud. En ese entramado --compuesto por catorce personas jurídicas y siete físicas-- también participaba Miguel Ángel Egea, que falleció en 2016.
Radice pasó a retiro voluntario de la Armada el 31 de diciembre de 1979 con el grado de teniente de fragata. Había pasado los tres años anteriores en la ESMA y, al dejar la Marina, siguió los pasos de Emilio Eduardo Massera y se fue a trabajar con él a sus oficinas de la calle Cerrito, desde donde impulsaba su carrera política. Según sus declaraciones anteriores ante la justicia, Radice se dedicó a la importación de armas y a la reparación de embarcaciones después de pasar a retiro. En 1985, fue uno de los testigos en el Juicio a las Juntas. Entonces dijo que él accionaba las armas y que una persona podía ser un blanco determinado por la “superioridad”.
Esta vez guardó silencio frente a Lijo. Su hermana, Norma Berta Radice, también lo hizo a su modo. La mujer dejó un escrito en el que decía que ella solo tenía catorce años cuando su hermano era parte del grupo operativo de la ESMA y que desconocía sus actividades, según pudo reconstruir Página/12. Relató que empezó a hacer trámites para la empresa de su hermano cuando él ya había dejado la Armada porque era muy “organizada” y afirmó que conoció a Egea para después de 1986. Lo describió como un “empresario exitoso” para entonces y sostuvo que, pese a que trabajó para él, jamás sospechó que ese éxito podía estar ligado a la desgracia de otros en la ESMA.
La mujer buscó mejorar su situación diciendo que ella recién se recibió de contadora en 2010, que antes había estudiado administración de empresas --casualmente Lijo le imputa el manejo de las sociedades-- y que sus ingresos pueden justificarse porque trabajó desde los 17 años. El juez Lijo deberá ahora resolver la situación procesal de los hermanos Radice y definir si avanza con las medidas de prueba que pidió la hermana del represor.