El ambicioso proyecto de fomento del desarrollo "agrobioindustrial" sustentable (así lo rebautizó Julián Domínguez) apunta a ampliar la capacidad de producción de agroalimentos, superar la meta de 100 mil millones de dólares al año y generar 700 mil puestos de trabajo, entre directos e indirectos, dentro de la presente década. Estos números no están planteados en el articulado del proyuecto de ley que el Ejecutivo enviará al Congreso, pero fue mencionado en varias oportunidades por sus autores y promotores. Ayer, jueves, antes del anuncio formal en el Salón Bicentenario de la Casa Rosada, hubo otra presentación del proyecto ante el Consejo Económico y Social, en el que su titular, Gustavo Béliz, y el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez, se constituyeron en principales impulsores del régimen, nacido a partir de una propuesta del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA).

“Se trata de repensar el modelo de desarrollo desde la industrialización y quizás esto sea lo novedoso: pensar el proceso agroalimentario desde la inversión y la generación de valores. Ojalá el Congreso, de una vez por todas y sin posiciones sesgadas por intereses secundarios, pueda debatir teniendo como norte el interés del país”, señaló el titular de la cartera agropecuaria en ese encuentro previo. En una apretada síntesis, el proyecto de formento al desarrollo agroindustrial plantea:

Objetivo general

Intensificar el desarrollo de la cadena "agrobioindustrial" a partir de nuevas inversiones, articulada con un plan estratégico sectorial con horizonte en 2030. Domínguez lo expresó de este modo: "Buscamos consolidarnos como proveedores de alimentos de origen animal y vegetal en el mundo".

Objetivos específicos.

1) Incrementar las exportaciones de bienes y servicios "agrobioindustriales", retomando el objetivo de alcanzar los u$s 100.000 millones (actualmente, son 68.000) para 2030, creando 700 mil puestos de trabajo directos e indirectos. Y alcanzar la meta de 200 millones de toneladas de producción de cereales, oleaginosas y legumbres en 2030.

2) Promover nuevas inversiones con agregado de valor en origen, sentando las bases de un camino de desarrollo sostenible que contribuya a la reducción de la pobreza y de la desigualdad.

3) Generar estímulos fiscales para fertilizar el suelo y, consecuentemente, mejorar los rendimientos. 

Alcances

La promoción abarca a más de 150 actividades agroalimentarias y agroindustriales, a través de sus diferentes actores: productores, cooperativas y otras formas asociativas, emprendedores, empresas de base tecnológica, industrias y otras.

Principales beneficios fiscales

IVA: menor tiempo de devolución en nuevas inversiones.

Ganancias: amortización acelerada para nuevas inversiones; cálculo de valuación más favorable del stock de ganado para productores de hacienda; bono fiscal equivalente al 50% de la inversión en semilla fiscalizada para especies hortícolas, cereales, oleaginosas y legumbres, y en insumos promovidos para prácticas de cuidado ambiental y del suelo.

Lineamientos generales del régimen de fomento. 

Los beneficios fiscales estarán sujetos al incremento de la productividad. La promoción premia la inversión, la incorporación tecnológica, la incorporación de personal, la ampliación de mercados, etc. Se establecen cinco criterios para fijar las "líneas base" de incrementalidad, es decir los niveles iniciales que se deberán superar para acceder al fomento: producción, empleo, ventas, exportaciones, e inversiones.

El regreso de la Planificación

Durante su presentación, Julián Domínguez citó dos referencias históricas que distan de haber sido meramente simbólicas. Recordó que justamente este 30 de septiembre, se cumplían 72 años de la fecha de presentación del primer plan quinquenal de Juan Domingo Perón, en su primera presidencia (año 1949). También recordó, dirigiéndose a Cristina Kirchner, que durante su presidencia en un acto realizado en Tecnópolis, se había presentado el Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial 2010-2020, "producto final de un proceso participativo impulsado por el Estado".

Ambas referencias le permitieron al actual ministro mostrar, sin mencionarlo, que lo que ayer se puso en escena es el regreso de la planificación federal en la búsqueda de las metas de desarrollo económico y social. De hecho, desde hace un año y medio que Domínguez viene trabajando, junto a Gustavo Béliz, en la elaboración de un "plan agro industrial sostenible" (PAIS era la sigla con la que se titulaban los borradores), al que después se sumó el aporte del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), el consorcio empresario nucleado en torno a una convocatoria que encabezan la Bolsa de Cereales y la cámara de aceiteros y exportadores de cereales, CIARA-CEC. 

Sus respectivos titulares, José Carlos Martins y Gustavo Idígoras, tuvieron activa participación en el armado de la propuesta y ayer ocuparon lugares principales, muy cerca de los ministros del gobierno nacional, durante la presentación.