Nos encontramos frente a una verdadera joyita, no solo de la literatura sino también de la militancia LGTBIQ+ avant la lettre. En efecto, Maricas y sus amigas entre revoluciones, de Editorial Consonni, es una fábula política de inédita belleza poética publicada originalmente por la editorial Calamus Press en 1977, es decir, muchos años antes de que se consolidaran las identidades que hoy conforman la comunidad de diversidades sexuales alternativas al paradigma heteronormativo.
A confesión de partes de su autor, el relato surgió una noche bajo el influjo ensoñado de sustancias mientras contemplaba locas afeminadas jugando bajo la lluvia en la calle Castro de San Francisco. Así, el sociólogo Larry Mitchell imaginó el Imperio ficticio de Ramrod, una tiranía gobernada por adinerados machirulos sin color que se parece demasiado a la realidad. Y, como en una especie de epifanía, sintió que para luchar contra el despotismo de los hombres blancos y ricos se precisa de una revolución redentora que aúne a las mujeres, las maricas, las mujeres que aman a otras mujeres y los “raritos”.
Pero no solamente ellas son las protagonistas de la rebelión sexual que puede compensar las penas de un mundo sin corazón. Pensada en principio como un cuento de literatura infantil, subsistieron algunos rastros de ese espíritu y sumaba personajes tales como reinas aventureras que detestan a los varones rudos y hadas vestidas de lamé dorado. Sin embargo, más pronto que tarde, estas hadas plenas de amor y pasión -en las que pueden prefigurarse travestis y drag queens- se radicalizaron y terminaron masturbándose entre parcelas de sandías.
Maricas y sus amigas entre revoluciones es varios libros en uno. Es un manifiesto que propone el fin del patriarcado y del capitalismo a través de una alianza política que aún hoy resulta efectiva y poderosa. Frente a los varones vestidos de gris se erigen las maricas vestidas de colores o travestidas porque “Más se aprende de vestirse con falda un solo día que con traje durante toda una vida”. A su vez, anticipando luchas de notable actualidad, las mujeres sabias esgrimen que “Tenemos que mantenernos vivas a toda costa, porque nadie más se va a ocupar de hacerlo por nosotras”.
Es un documento histórico que da cuenta de la cartografía erótica gay y de las utopías hijas de Stonewall cuando aun era imaginable que la liberación social debía venir de la mano de la liberación sexual. Por ello describe que “algunas de los maricas son tan pobres que tienen que vivir solamente con lo que les sale gratis. El jugo sabroso del orgasmo les sale gratis. Así que algunos de los maricas viven de ello. Reciben de otros maricas ese jugo apresuradamente en secreto y en abundancia. Existen lugares clandestinos que los maricas sin dinero pueden frecuentar…”. Y esos lugares son camiones vacíos, parques arbolados, edificios abandonados y baños públicos señalados.
En el mismo sentido, a través de metáforas o de lenguaje explícito se aboga por el placer y un desborde sexual colectivo y comunista: “Los maricas consideran que es placer sagrado participar indiscriminadamente en una sexual promiscua. Todo marica, independientemente de su edad, raza o apariencia física, tiene derecho a pasar un rato caliente… La sexualidad, como todas las necesidades de la vida, debe ser libre y fácilmente disponible a cada uno”. A su vez, la democracia sexual no conoce de maricas “activos” y “pasivos”, sino que la cópula se rige por el decreto: “si recibes, has de dar”.
Finalmente, el libro es también un manifiesto contra la tiranía de la belleza y hasta propone una especie de filosofía de la historia donde, a pesar de muchas revoluciones transcurridas, las maricas y sus amigas todavía no son libres y solo logran momentos de tregua tras las caídas de los imperios.
La edición actual recupera las poderosas e imaginativas ilustraciones originales de Ned Asta y constituye un valioso y subversivo rescate hecho a la vez para el deleite literario, para volver a las esperanzas y desilusiones de los poderosos años setenta y para analizar críticamente los tiempos que corren tanto al interior de la comunidad LGTBIQ+ y sus tendencias asimilacionistas como de cara a las luchas por librar contra las inequidades sociales y de género.