Desde Santa Fe
Cuatro directivos de la petroquímica Dow Argentina dijeron ayer ante la comisión de Asuntos Laborales de la Cámara de Diputados que la planta de Puerto San Martín redujo su producción en un 50% por “culpa de los trabajadores” –y las asambleas que realizan ante la incertidumbre de su destino laboral- y confirmaron el “cierre definitivo” de la empresa en mayo de 2022. La acusación a los obreros metió mucha tensión en la audiencia convocada en la Legislatura para pedir explicaciones, no sólo por el éxodo de la multinacional, sino también por el desguace de las instalaciones para impedir la competencia. “Ahora resulta que la culpa la tienen los trabajadores, es increíble”, reaccionó indignada la diputada Cesira Arcando. “Mucho cinismo. Ojalá que logremos que no se puedan llevar ni una tuerca de la provincia para que la fábrica siga funcionando”, coincidió su colega Carlos del Frade, sin ocultar su bronca. El diputado radical Fabián Palo Oliver compartió el disgusto por la reticencia de los ejecutivos de Dow. “Mucho silencio y hermetismo: dijeron que hay un grupo económico interesado en comprar la planta, pero no cuál es y si hay avances en las negociaciones. El resultado de la reunión fue negativo”, sintetizó el legislador.
Los operadores de Dow fueron citados ayer a las 9, en una audiencia por Zoom a puertas cerradas. Desde sus oficinas, se conectaron el gerente de Recursos Humanos Raúl Sheridan, el gerente de Asuntos Públicos Matías Maciel y dos abogados: Ángel González del Cerro y Pablo Mastromarino. Ya en agosto, Maciel había anunciado el cierre de la planta de Puerto San Martín y ayer en la Legislatura “llevó la voz cantante desde Buenos Aires, quien dijo las mayores barbaridades”, lo señaló Del Frade. “Es tremendo lo que pasa, hacen lo que quieren con nosotros. La Argentina parece una semicolonia”, insistió.
Después de una hora de diálogo, la diputada Arcando salió indignada. “Ahora resulta que la culpa de que la planta opere al 50% la tienen los trabajadores. Dejamos bien claro que los trabajadores están muy angustiados por la pérdida de sus fuentes de trabajo y que una tarea responsable del gremio es comunicar a sus bases todas las cuestiones que tienen que ver con este conflicto”, dijo. El sindicato “ha tenido una actitud sumamente responsable ante la situación. Entonces, culpar a los trabajadores o hablar de profecía autocumplida es muy fuerte, es increíble”.
El libreto de los directivos de Dow incluyó otras excusas sobre el achique: 1) Las supuestas “dificultades para abastecer al mercado” argentino, que los obligaría “a adelantar el ingreso de la producción de otra planta de la compañía radicada en Brasil”. 2) Y los costos. “Por supuesto, son los costos laborales -dijo la diputada Arcando- y por esos costos y las asambleas de los trabajadores ellos dicen que hoy operan al 50%” en Puerto San Martín.
Del Frade dijo que salió con "bronca". Sus colegas compartieron el malestar. “Mucho cinismo (de los directivos de Dow). Ojalá que podamos hacer que no se lleven ni una tuerca para que la fábrica siga funcionando. Acá no sólo hay un problema laboral. Es una cuestión de dependencia”.
“Lo que cayó muy mal -contó el legislador- fue cuando Maciel dijo que la producción de la planta se redujo en un 50% por las asambleas de los trabajadores. La verdad que es un nivel de cinismo terrible. Como si la causa de cómo está la empresa fuera de los trabajadores. Es volver a escuchar los argumentos del siglo XIX, cuando los trabajadores se reúnen para hablar es un problema enorme. No se puede creer”.
El diputado Palo Oliver coincidió con la "impresión negativa" que dejaron los directivos de Dow. “Lo que está claro es que la empresa cierra la planta que tiene en la Argentina” por una “decisión” global de “equilibrio financiero”, que incluye “el cierre de cuatro plantas en el mundo”. “No hay ninguna perspectiva de continuidad laboral para los 109 trabajadores”, a quienes se les ofrecen retiros voluntarios o traslados a una planta en Bahía Blanca. “La decisión ya está tomada, la planta se levanta en mayo de 2022 y los trabajadores se quedan sin trabajo”.
“Por lo tanto, la solución no la puede dar esta compañía. La puede dar el Estado trabajando fuerte en distintas alternativas y en la posibilidad de acercar inversores interesados en comprar la planta”, que no sería “con el 100% de la capacidad instalada” porque Dow también se quiere llevar determinadas máquinas que considera “estratégicas” y “están bajo (propiedad) intelectual”. “Mucho silencio, mucho hermetismo. Plantearon que hay un comprador interesado, pero no dijeron quién es y cuál es el avance de las negociaciones. El resultado es negativo”, concluyó Palo Oliver.