En 1982, con 19 años, Martín Bava participó como conscripto en la guerra de Malvinas. En abril último, cuando un estudiante de una  escuela secundaria de Hurlingham le pidió una reflexión como ex combatiente, comparó “las extrañas circunstancias” derivadas de la pandemia con “el miedo al peligro desconocido” y “la espera e incertidumbre interminable” en las trincheras. Comparó también la decisión de no dejar de hablar con otros colimbas mientras cavaban pozos o cargaban municiones con la de los pibes “wasapeando, corriendo de trinchera en trinchera virtual, apoyando y soportando”, y advirtió que “como en aquel entonces, la inclemencia llegará y la superaremos; como en Malvinas, cada uno de nosotros es decisivo y responsable por la protección de nuestros hermanos”. “Un abrazo y paciencia”, le aconsejó.

La carta del juez federal que ayer citó a indagatoria a Mauricio Macri por el espionaje a los familiares de las víctimas del ARA San Juan no formará parte de su currículum ni de los perfiles de los medios alineados en la defensa del ex presidente, pero permite trazar un perfil del personaje, a quien magistrados que lo conocen de distintos procesos describen como un juez transparente y de convicciones firmes.

Después de la guerra, Bava cursó sus estudios en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, donde se recibió en 1991, y tuvo una larga trayectoria tanto en el ámbito privado como en el académico y en el Poder Judicial. En 2008 encabezó su terna en el concurso para juez federal de Azul y al año siguiente fue designado en ese cargo. El Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca que integró como subrogante tuvo un rol destacado para destrabar las imputaciones de civiles partícipes del terrorismo de Estado, protegidos por la familia judicial local. También participó como cuarto juez de un juicio a represores en Mar del Plata, donde abogados particulares que militan por la dilación de los procesos lo denunciaron junto al resto del tribunal por no haber presenciado dos audiencias (que vio por video) cuando era juez sustituto.

Desde que desembarcó en Dolores como subrogante de Alejo Ramos Padilla le imprimió celeridad a la causa por espionaje y extorsiones del falso abogado Marcelo D’Alessio y la banda de la AFI. Entre las medidas relevantes que tomó, dictó el procesamiento del periodista de Clarín Daniel Santoro, y dispuso los pasos previos a la elevación parcial a juicio oral del expediente. En ese contexto, el fiscal imputado Carlos Stornelli, para quien también propuso el juicio oral, lo recusó por “temor de parcialidad”, planteo que estudia la Cámara Federal de Mar del Plata. “Paciencia”, le recomendó Bava al pibe de 4º año de la escuela de Hurlingham. “Cada uno de nosotros es decisivo y responsable por la protección de nuestros hermanos”.