China atraviesa una crisis energética con impacto en buena parte de su producción manufacturera y por ende en el crecimiento del tercer trimestre de la segunda mayor economía del mundo. El gobierno está aplicando cortes de luz a hogares e industrias para atender el desbalance entre la escasez de oferta energética y la renovada demanda empujada por la recomposición de la economía mundial, que tiene al país asiático como una de sus grandes factorías. Efecto colateral del freno productivo del año pasado, tensión geopolítica con Australia y compromisos para reducir el uso del carbón están dentro de la canasta de argumentos que se barajan para entender la crisis.

Según consigna la Deutsche Welle, nueve provincias chinas están sufriendo interrupciones en el servicio eléctrico. Los propios gobiernos piden a las fábricas que suspendan la producción. Los sectores afectados son los intensivos en el uso de la energía, como aluminio, acero, cemento y fertilizantes. También se requirió a los hogares que limiten el uso de calentadores de agua y microondas.

"Hay cortes de luz importantes, también fuertes parates de fábricas, lo cual puede resentir a las cadenas globales de valor. De hecho, no está claro que las previsionees económicas de China para el tercer trimestre se vayan a cumplir", explicó a este diario Gustavo Girado, director de la carrera de posgrado de “Especialización en Estudios en China Contemporánea” en la Universidad Nacional de Lanús (UNLa).

La situación de China se encuadra en un mercado energético global que está en tensión. Europa está en vilo de cara al invierno a raíz de la escalada en el precio del gas, que ya roza los 30 dólares por millón de BTU, frente a valores del orden de los 5 dólares hace un año, y también Asia enfrenta esos precios para sus importaciones.

Impacto

El banco de inversión Goldman Sachs estima que los cortes de luz en China afectan al 44 por ciento de la actividad industrial y redujo la estimación de crecimiento para este año por parte del gigante asiático de 8,2 a 7,8 por ciento. También achicaron sus estimaciones Morgan Stanley y la financiera japonesa Nomura.

"Hay una larga serie de complicadas razones. Pero más allá de lo que uno diga, no puede haber apagones en nuestra transición energética. En una sociedad moderna, los hogares no pueden soportar la falta de electricidad", dijo el pasado miércoles Jiang Liping, vicepresidente del State Grid's Energy Research Institute. State Grid es la empresa estatal eléctrica más grande de China.

El precio del carbón está en un récord histórico de 213 dólares la tonelada, pero hace poco más de un año llegó a cotizar un mínimo de 40 dólares. En consecuencia, el precio del aluminio, mercado que domina China, está en su mayor nivel en 13 años. La tonelada de este metal cotiza 2800 dólares en la Bolsa de Londres, mientras que el año pasado, apenas iniciada la pandemia, estaba en 1429 dólares la tonelada.

Razones

Analistas energéticos advierten que los problemas eléctricos en China se explican por una demanda que viene en franco ascenso luego del parcial parate de la pandemia en contraposición a una oferta que no responde con la misma rapidez.

Las centrales térmicas de China dependen del carbón, que explica el 60 por ciento de su matriz energética. Su mayor proveedor fue históricamente Australia, principal productor global. Sin embargo, el enfrentamiento político entre ambos países hizo cortar ese suministro, en medio de compromisos de descarbonización cada vez más exigentes por parte del gobierno de Xi Jinping.

El gobierno de la provincia de Guangdong, principal centro manufacturero de China, señaló también que los bajos niveles de agua en las centrales hidroeléctricas, que explican el 20 por ciento de la potencia eléctrica instalada, también juegan un rol en la escasez energética. En tanto, desde la provincia de Liaoning, una de las más afectadas por los cortes, se hizo referencia a la merma en la generación eólica.

"Hay una crisis de suministro en varias cadenas de bienes que se encuadra en un fenómeno más grande, que es el paso de la globalización de costos a una globalización de riesgos. La globalización de costos estuvo motorizada desde la posguerra fría por la deslocalización de la producción en función de tener los menores costos posibles, en un contexto de relativa estabilidad política, bajos costos logísticos y abundancia de energía. Ahora estamos viendo una globalización de riesgos, signados por la disputa entre Estados Unidos y China, el desorden de la pandemia, el cambio climático y la posibilidad de cyberataques", explicó a Página/12 Esteban Actis, doctor en Relaciones Internacionales y docente e investigador de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). 

"La oferta no ajusta tan rápido como antes y eso incrementa la tensión de precios y abastecimiento. La crisis energética responde en primer lugar a que la recuperación de la demanda de los últimos meses generó cuellos de botella a raíz del freno masivo del año pasado", agrega Actis.