Ausente de los libros de anatomía, de los cuadros, las esculturas. De las mentes, los cuerpos mismos. El clítoris fue durante mucho tiempo el órgano del placer borrado. El olvido parece actualmente reparado: se le dedican conferencias, libros, manifiestos, obras de arte. Con enfoques queer, intersexuales, trans, los límites del feminismo se han desplazado, y el clítoris quizá ya no sea la marca exclusiva de la mujer. Pero es el lugar de una herida, porque son moneda corriente las mutilaciones sexuales y el placer se niega aún a millones de mujeres. El placer borrado, clítoris y pensamiento, de la filósofa francesa Catherine Malabou, pone en el centro el lugar enigmático de lo femenino, como órgano de pensamiento. Lo editó Cebra y tiene traducción de Horacio Pons.