El mercado laboral argentino castiga a las mujeres que son madres. Cuantos más hijos/as tengan, menor es el salario y menor el acceso a empleo formal y de tiempo completo. En nuestro país, una mujer con tres o más hijos/as tiene 15 puntos porcentuales menos de probabilidad de trabajar fuera de la casa que una mujer que no es madre y un salario relativo 18% más bajo. Es decir que no solo existe una brecha laboral entre mujeres y varones, sino entre aquellas que tienen hijes y las que no. Aspecto que no solo impacta en su vida laboral sino al momento de acceder o no a la jubilación. Una mujer con tres o más hijos/as tiene 15 puntos porcentuales menos de probabilidad de trabajar que una mujer que no es madre y un salario relativo 18% más bajo. Los datos se desprenden de un informe especial elaborado por la Oficina de Presupuesto del Congreso y dejan en evidencia cómo el trabajo del cuidado, feminizado y no pago, hace a las mujeres y a sus hijes más pobres de tiempo y de dinero y por qué la división sexual del trabajo, que sigue condenando a las mujeres, especialmente a las de menores recursos y educación a estas tareas, tiene consecuencias tan negativas en sus vidas.

El trabajo Impacto de la maternidad sobre el salario y permanencia en el mercado laboral de las mujeres: implicancias en el régimen de previsión social argentino cuantifica los efectos de la maternidad sobre la participación laboral y el salario de las mujeres para el periodo 2004-2020, tomando como fuente de información la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). Se analiza una muestra de 121.909 mujeres de 18 a 55 años.

“Los resultados obtenidos indican la presencia de una penalidad por maternidad en Argentina. Las mujeres con hijos/as presentan una menor probabilidad de integrar el mercado laboral que aquellas que no tienen hijos/as y, en caso de hacerlo, perciben un salario por hora más bajo”, dice el informe. La Directora de Estudios, Análisis y Evaluación María Eugenia David Du Mutel de Pierrepont, una de las responsables del estudio, explicó a Página/12 que “penalidad” es “un término académico que se usa en economía, para expresar las diferencias tanto en el ingreso al mercado laboral y en términos salariales entre la mujer que es madre y la que no lo es”.

“El rol de las mujeres como cuidadoras del hogar y, estrechamente vinculado a esto, la maternidad, explican la posición desventajosa en la que se ubican las mujeres en el mercado laboral y en el acceso a beneficios previsionales, lo que contribuye al origen y permanencia de las brechas de género”, apunta el informe.

Según el estudio, las mujeres madres tienen menor nivel educativo si las comparamos con las que no lo son. Pero además se observa que su acceso al empleo o no depende del tipo de hogar en el que vivan. Las mujeres que no conviven en pareja (sean madres o no) presentan mayores porcentajes de ocupación. Este dato da cuenta de cómo los estereotipos de género que encasillan a las mujeres en los roles de cuidados dentro de la familia –tareas domésticas, cuidado de personas a cargo, etc.- impactan aún en quienes no tienen hijos/as. Es decir que no solo las mujeres con hijos tienen menos chances de tener trabajos mejor pagos y legales, sino también aquellas que están en pareja conviviente, en relación a las que no lo están. “El problema viene del lado de los roles. Entender la complejidad de ese punto de vista ayuda a ver la complejidad en la elaboración de políticas públicas que tiendan a erradicar estos roles”, dijo David Du Mutel de Pierrepont.

El tipo de empleo al cual las mujeres acceden también tiene que ver con estos roles. “La proporción de ocupadas en el sector informal o con empleos de jornada parcial es mayor en el caso de las mujeres con hijos/as; principalmente las que conviven con menores de edad”, dice el informe. Las mujeres jefas de hogares monoparentales con hijos/as son las que acceden menos al empleo formal y trabajaban en mayor medida en el sector informal del mercado laboral (46,9% versus 38,9% en relación a las mujeres que viven en hogares biparentales).

Por otro lado, el sector o rubro económico en el que se insertan dependen de si tienen hijos/as o no: “es mayor la proporción de madres que se emplean en el servicio doméstico, en relación con las mujeres sin hijos/as”.

El tipo de hogar también influye. “En hogares monoparentales, el mayor porcentaje de ocupación se presenta en el sector de servicio doméstico, en tanto que en hogares biparentales se presenta en el sector educación. Por su parte, las que no tienen o no conviven con hijos/as exhiben mayor porcentaje de ocupación en la categoría Otros sectores. Dentro de ésta, que se compone de una docena de sectores principalmente de servicios, las actividades profesionales, científicas y técnicas representan más del 20%”, detalla el informe.

La edad

Entre las mujeres más jóvenes (entre 18 y 22 años) el estudio encontró menores tasas de actividad pero los motivos son diversos. “El 70% de las mujeres inactivas sin hijos/as declararon ser estudiantes y el 27% amas de casa. Por su parte, en el grupo de mujeres que conviven con hijos/as, esos porcentajes se invierten de modo drástico, pasando a ser 10% y 88%, respectivamente”, dice el informe. A partir de estos datos, concluye que mientras que en las que no son madres la razón “podría estar asociada a que se encuentren estudiando, para las madres podría vincularse con el trabajo doméstico no remunerado”.

Salarios

El informe da cuenta de que las mujeres sin hijos/as perciben en promedio un mayor salario que las madres. La diferencia entre ambos grupos es más acentuada, nuevamente, cuando se trata de mujeres que no conviven en pareja. “En el sector informal las mujeres sin hijos/as presentan un salario relativo mayor respecto a las que son madres mientras que en el sector formal esta situación no se presenta de forma tan clara, sino que varía según el tipo de hogar”, dice el informe, apuntando también a la necesidad de generar políticas públicas que tiendan a formalizar el trabajo de las mujeres.

Un dato interesante es que “el diferencial de salario a favor de las mujeres sin hijos/as disminuye con el nivel de educación, desapareciendo al alcanzar el nivel universitario completo. Más aún en hogares biparentales se observa una diferencia estadísticamente significativa a favor de las madres”. “Vemos que puede estar operando detrás de esto el efecto de la mujer universitaria ocupada en el sector formal con hijos. Cuando tenés hijos menores de 18 años, tus ingresos se completan con los regímenes de asignaciones familiares y hacen que tengas un salario que sea un poquito mayor, solo en el sector formal”, explicó David Du Mutel de Pierrepont.

-Conocíamos la brecha salarial entre hombres y mujeres. Acá vemos claramente la brecha entre mujeres y mujeres con hijos/as –apuntó este diario.

-Muchas de las teorías detrás de la existencia de la brecha de género entre mujeres y varones atribuyen al rol de cuidadora y a la maternidad en particular el ser causantes de la brecha. De ahí surge el interés de analizar si hay brechas entre mujeres. Ese rol también genera una brecha entre mujeres con hijos y sin hijos. Las mujeres sin hijos tienen más probabilidad de educarse, de ingresar al trabajo, que las que son mamás y peor aún que las mujeres que son mamás a edad temprana. Las que son madres en edad más tardía logran acumular capital humano (educación) y las brechas no desaparecen pero se reducen.

-¿Cómo impacta el grado de formalidad o informalidad laboral en la vida de las mujeres?

-Hay una necesidad de que las mujeres ingresen al mercado formal de trabajo. Sobre todo cuando analizamos el sistema previsional. Para poder jubilarte necesitás edad y 30 años de aporte en el sector formal. Podes haber trabajado toda una vida en el sector informal y no tenés los años de aporte. Más del 50 por ciento de las mujeres no llegan ni siquiera a juntar diez años de aportes, están muy lejos. Y solo el 25 por ciento de las mujeres que son madres alcanzan los años de aporte. Hay más mujeres sin hijos que lo alcanzan. Si lo ves por la negativa, el 75 por ciento de las mujeres con hijos no llegan. Hay un problema en términos de mujeres.

Los números de la brecha

El trabajo Impacto de la maternidad sobre el salario y permanencia en el mercado laboral de las mujeres: implicancias en el régimen de previsión social argentino de la Oficina de Presupuesto del Congreso resalta además una serie de números que robustecen la necesidad de promover la integración al mercado laboral formal de las mujeres, lo que “garantizaría no sólo mejores condiciones laborales (dado que en el sector informal se presentan las mayores brechas salariales entre madres y no madres) sino el acceso a la protección social para las trabajadoras y su familia en caso de tenerla”.

Aquí los datos más destacados:

· La probabilidad que una madre se inserte a la fuerza laboral remunerada es 11,5 puntos porcentuales menor que una mujer sin hijos/as, efecto que se acentúa en el caso de tener niños/as menores de 10 años.

· Una mujer con hijos/as percibe un salario 12% menor que el de una mujer que no es madre, siendo esta penalidad mayor en presencia de hijos/as adolescentes.

· Esas desventajas se agravan con la cantidad de hijos: una mujer con tres o más hijos/as tiene 15 puntos porcentuales menos de probabilidad de trabajar que una mujer que no es madre y un salario relativo 18% más bajo.

· La mayor penalidad por maternidad se presenta en las mujeres más jóvenes, en las de calificación intermedia (con secundario completo), y en las que integran el mercado laboral informal.

· Este fenómeno agudiza la brecha y la pobreza de los hogares y refuerza su reproducción. El 31% de los hogares argentinos están a cargo de una mujer.

· Madres solas con hijos menores de 18 años son las que perciben el menor salario por hora.

· Las mujeres de hasta 29 años pueden ganar 42% menos en caso de tener tres o más hijos/as.

· Sólo el 25% de las madres logra alcanzar los años de aportes requeridos por la normativa, mientras que el porcentaje es de 41% cuando se analizan las mujeres que no tienen hijos/as.

· Dentro de este selecto grupo, 9 de cada 10 madres y poco más de 8 de cada 10 mujeres sin hijos/as tienen estudios universitarios completos.