“Estoy seguro de que (Gustavo) Arribas recibió el dinero (…), le hice unas diez transferencias por 850 mil dólares a Suiza”, afirmó sin titubear Leonardo Meirelles, el operador financiero de Odebrecht condenado por la justicia brasileña en la megacausa conocida como Lava Jato, en su declaración por videoconferencia ante los fiscales Federico Delgado y Sergio Rodríguez. Meirelles es un arrepentido que en su país se acogió al régimen de “delación premiada”, por el cual aportó información sobre coimas en contratos de obra pública a cambio de una morigeración de la pena. Ya había hablado de pagos al actual titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) en una entrevista que concedió a IDL Reporteros, un equipo de periodistas peruanos que investigan corrupción en la región. Ahora lo confirmó ante los investigadores argentinos, a quienes les explicó que participó en “unas 4000 operaciones de sobornos” de las empresas Odebrecht y Oassa. Hablaba rápido y gesticulaba: “me daban unos papelitos así de chiquitos con el número de cuenta, la empresa y la persona a la que había que pagar”. Luego aclaró que había entregado la documentación de todas las operaciones al juez de su país Sergio Moro. “En Brasil es información pública”, dijo. La fiscal que participaba de la audiencia se comprometió a tramitar la entrega de la documentación. También declaró quien fuera el jefe de Meirelles, Alberto Youssef, pero advirtió que no dará información hasta que le garanticen inmunidad en la Argentina.
La declaración testimonial de Meirelles llega en un momento crucial para el futuro de la investigación sobre los presuntos pagos a Arribas que se había abierto en Comodoro Py. El funcionario, en rigor, había sido sobreseído por decisión del juez Rodolfo Canicoba Corral sin esperar la declaración del “cuevero” ni avanzar en la obtención de documentación sobre las transferencias a un banco identificado en Zurich. Canicoba se aferró a un insólito informe de la Unidad de Información Financiera (UIF), que depende del Ministerio de Economía, que resaltaba la inocencia de Arribas, negaba operaciones sospechosas y lavado de dinero y reconocía sólo una transferencia de 70 mil dólares, la única que admitió él mismo públicamente. El fiscal Delgado apeló, pero ante la Cámara Federal su colega Germán Moldes no sostuvo el reclamo. Fue notable su sentido de la oportunidad para desistir en el caso: unos días antes de la declaración de Meirelles y Youssef, que ya estaba programada. Esta semana, sin embargo, se presentó ante la Cámara de Casación, el fiscal Rodríguez, que es el titular de la Procuraduría de Investigaciones Administrativas (PIA) para requerir que no se cierre la investigación. Todo indicaría que el relato que ofreció ayer el testigo daría mayor peso a la apelación para que continúe la pesquisa.
Rodríguez tiene a cargo una investigación que intenta establecer si en la Argentina operó algo similar al “Lava Jato” en Brasil, es decir, un sistema de pago de coimas para conseguir obra pública y pago de sobreprecios. Por lo pronto está focalizado en las empresas Odebrecht, OAS, Camargo Correas y Contrera Hermanos, entre las más importantes. Analiza grandes licitaciones como la del soterramiento del tren Sarmiento (donde también intervino Iecsa, de Angelo Calcaterra, primo de Mauricio Macri), la de una planta potabilizadora en Paraná de las Palmas y la de los gasoductos Norte y Sur (vinculados con el histórico caso Skanska). El martes último Odebrecht mandó un abogado a tres de los juzgados donde es investigada la compañía para ofrecer información sobre la responsabilidad de funcionarios argentinos, siempre y cuando se pueda establecer algún acuerdo similar al de delación premiada de Brasil. Los letrados se están anticipando a que pronto, el mes próximo, estará disponible el contenido de las declaraciones de 77 ejecutivos de Odebrecht que fueron condenados en Brasil, hasta ahora bajo confidencialidad. La intención sería evitar que los imputen en la Argentina ofreciendo datos a cambio. El inconveniente es que en el país no existe una ley de responsabilidad penal de personas jurídicas que de pie a ese tipo de convenios, aunque podrían buscarse otros formatos. En Estados Unidos Odebrecht también reveló sobornos pagados en nuestro país por 35 millones de dólares entre 2007 y 2014.
Meirelles, el testigo estrella de ayer, trabajaba como operador y cambista para Youssef, quien tenía una consultora y utilizaba varias empresas como pantallas para distribuir sobornos, entre ellas el lavadero de autos llamado Lava Jato, de ahí el nombre de la causa. La declaración que prestó ayer fue pedida originalmente por Federico Delgado, por estar a cargo de la investigación sobre las transferencias que habría recibido Arribas. Esos pagos a los que se refirió Meirelles fueron revelados por el periodista Hugo Alconada Mon en La Nación. Señalaba entonces cinco transferencias por una suma cercana a los 600 mil dólares. Cuando declaró como testigo, Alconada ofreció las copias que tenía operaciones vinculadas con las transferencias y contó que cuando quiso contactar a Arribas para chequear la información, sólo le respondieron emisarios que le dieron versiones varias: uno de ellos hasta le dijo que habían sido todas “operaciones en negro”. Otro lo negó, con el argumento de que aquel interlocutor “no estaba autorizado a decir eso”. Finalmente le dieron la versión de que Arribas había recibido, sí, una transferencia en una cuenta en Suiza por 70 mil dólares. Primero dijeron que era por el pago de un inmueble en San Pablo, donde Arribas vivió, y luego que era por muebles. Dos funcionarios le dijeron que podía ser dinero de “tareas de lobby”.
Meirelles está ahora en libertad, al igual que Youssef. Ayer en la declaración se lo veía con su abogado y con una fiscal que interviene en nombre del Ministerio Público de Brasil para colaborar con el pedido de Argentina. En la sede de avenida de Mayo 760 de la Procuración, se sentaron alrededor de una mesa inmensa los fiscales Delgado, Rodríguez, sus asistentes y dos mujeres intérpretes, que hicieron la traducción en simultáneo. A ambos testigos se les aclaró que su declaración no era bajo juramento (algo que se suele hacer cuando existen riesgos de que se autoincriminen) pero que podía tener valor en las investigaciones que se llevan a cabo en la Argentina. Meirelles aceptó explayarse, Youssef declaró lo mínimo indispensable por temor a terminar imputado en la Argentina, según dijo. “Si me dieran inmunidad, diría más cosas”, advirtió. “Lo que puedo decir es que la gente de Odebrecht que se encargó del caso argentino eran gerentes financieros”, resumió.
Hombre negro, de traje color crema y relato acelerado, Meirelles aceptó un cuestionario amplio, a pesar de que el motivo original de la declaración era la planta potabilizadora de Paraná de las Palmas. “Hice 4000 operaciones de sobornos para Youssef”, dijo. Cuando le preguntaron específicamente si recordaba a qué argentinos les había transferido dinero contestó. “No me acuerdo ningún nombre pero, hay uno, hay uno…” y con cierto tartamudeo mencionó el nombre de Arribas. “Le hice unas diez transferencias por 850 mil dólares a Suiza”, precisó. Confirmó que el dinero salía de una cuenta bancaria que él manejaba en Hong Kong, a través de una empresa fachada llamada Import & Export Limited (que la justicia brasileña confirmó que se utilizaba para lavar dinero, pagar coimas y evadir impuestos), y en el caso de Arribas lo enviaba a una cuenta en el Banco Credit Suisse.
–¿Está seguro de que él recibía el dinero? –le preguntó el fiscal Delgado.
–Sí, estoy seguro. No hay forma de que no haya recibido la plata –fue su respuesta contundente.
Sobre el origen del dinero, dijo que todas las operaciones en las que él participó eran coimas que pagaban Odebrecht y OAS. El fiscal Rodríguez le preguntó puntualmente si había hecho transferencias para el ex ministro de Planificación Julio de Vido, y dijo que no recordaba ese nombre. Le dieron varios otros, entre ellos el del ex esposo de Susana Giménez, quien aparece vinculado a Odebrecht en otras causas (como la que involucra a José López, ex secretario de Obras Públicas), y tampoco lo recordaba. Cuando lo consultaron por nombres de empresas en Argentina, sólo recordaba a Iecsa, por entonces de Calcaterra.
Uno de los puntos más relevantes para los fiscales fue que Meirelles dijo que después de sus miles de transferencias había viajado a Hong Kong y buscó todos los resúmenes de las operaciones en las que había participado. “Entregué 4000 Swift (los comprobantes de las transferencias) al juez Sergio Moro”, al frente del caso Lava Jato. Dijo que en su país es información pública y accesible. La fiscal que estaba presente ofreció colaboración al respecto, si sus pares argentinos envían un pedido formal. Incluso dijo que ella le podía tomar una declaración suplementaria a Meirelles para explicar la documentación. Sergio Rodríguez ya estaba trabajando en el pedido de colaboración ayer a la tarde. El abogado de Meirelles dio consentimiento también en nombre de su cliente. Acordaron que una vez que se active esa entrega de documentación, Meirelles, podría aportar otros detalles y datos sobre las diferentes obras investigadas por Rodríguez y otros fiscales.
A mediados de enero Mauricio Macri, en defensa del titular de la AFI, dijo: “No entiendo cómo se relaciona Arribas con Odebrecht”, “es un cuento”. El operador financiero de esa compañía que confesó las coimas se acuerda bien de ese nombre. La decisión de que siga la investigación sobre Arribas está en la Cámara de Casación, donde el Gobierno se acaba de asegurar la presencia de un juez propio –Carlos Mahiques– que metió ayer a dedo, por la ventana.