Superada la conmoción mundial, con la puesta en funcionamiento de Facebook, Instagram y WhatsApp tras seis horas de apagón, surge el interrogante respecto a qué provocó la interrupción del servicio. Si bien la compañía de Mark Zuckerberg aún no informó oficialmente la causa del fallo, expertos en seguridad cibernética señalaron que estaría vinculado a un problema con los DNS.
Los sistemas de nombres dominio (DNS, por su sigla en inglés), que traducen los nombres comerciales de dominio (Facebook, Whatsapp...) en identificadores binarios, o direcciones IP, habrían dejado de funcionar y eso generó la caída mundial.
Este problema, sin embargo, puede responder a otro más profundo, que sería la salida de Facebook y sus productos del sistema de enrutamiento BGP (Border Gateway Protocol). Estos sistemas permiten a la información viajar entre las diversas 'subredes' (ISP) que componen internet.
Para poder clarificarlo, los especialistas señalaron, a modo de ejemplo, que si los DNS son la guía telefónica, el BGP es el sistema postal de Internet. Es un protocolo mediante el cual los routers de los proveedores del servicio saben cómo enviar los paquetes de red, que es básicamente la información que intercambiamos con nuestros servicios de chat o redes sociales.
Entonces, la salida de Facebook del sistema de anuncios BGP, habría provocado que los propios servidores DNS de la red social fuesen inaccesibles a todo el resto de Internet, con la consiguiente caída de todos sus servicios.
Cómo funciona un DNS
La función más conocida de los DNS es la de permitir que cada dirección de internet tenga una "palabra" asociada, en lugar de un conjunto de números. Por ejemplo, al escribir, "Facebook.com", el servidor DNS busca en su base de datos a qué dirección IP está asociado ese nombre, y guía hacia allí al navegador, que descargará la página correspondiente.
Por este motivo cada nombre de dominio es único y está compuesto por una serie de elementos que lo categorizan y ubican en la red.
Básicamente, el Domain Name System (Sistemas de nombres de dominio) se equipara a una guía telefónica de páginas web, ya que se trata de una tecnología que establece la dirección de IP que debe ser utilizada cuando las personas tratan de acceder a páginas web concretas.
Cada vez que un usuario registra un dominio, se crea una entrada "WHOIS" (un tipo de protocolo) en el registro correspondiente y esta queda almacenada en el DNS como un “resource record”.
Cuando se introduce la dirección de una página web (URL) en el campo de búsqueda del navegador, este realiza un pedido al llamado resolver, un componente especial del sistema operativo, cuya función consiste en almacenar en caché direcciones IP ya solicitadas anteriormente, y proporcionarlas cuando la aplicación cliente (navegador, programa de correo) la solicita.
Si la dirección IP solicitada no se encuentra en el caché del resolver, este redirige la petición al servidor DNS que corresponda, que, en general, se trata del servidor DNS del proveedor de internet. Aquí se coteja la petición con la base de datos del DNS y, si está disponible, se envía la dirección IP correspondiente como respuesta (forward lookup).
Esta permite al navegador del usuario dirigirse al servidor web deseado en Internet. Otra vía alternativa consiste en el camino inverso, es decir, en traducir la dirección IP en la dirección de dominio (reverse lookup).
Un error muy común es cuando “El servidor DNS no responde”, y ocurre cuando hay problemas de conexión. Esto sucede cuando la conexión con Internet no funciona y no es posible acceder a una página web.