A lo largo de las 44 páginas del relato, se muestra a Callie y RT en el espacio, aunque también se multipliquen los flashbacks que vuelven en el tiempo para destacar mojones de la bío de esta ilustre-ilustrada cosmonauta ficcional. Por caso, su niñez en el taller de coches de su papá mecánico, donde la curiosa parvulita empieza a fascinarse por las bondades de la ingeniería; los años de escuela y la dura formación en la NASA, superando desafío tras desafío hasta convertirse en astronauta. También hay momentos que mantienen en vilo, al estilo “Houston, tenemos un problema”, algún que otro desperfecto en el éter que eventualmente logrará subsanar.
Además de existir la opción audiolibro,
disponible para la escucha a través de Bandcamp, la alternativa gráfica -para bajar
en PDF o pispiar online- presenta varios códigos QR que redirigen a
experiencias interactivas, de realidad aumentada, que invitan a sumergirse en
la misión de Rodríguez y, asimismo, aprender más sobre distintas facetas que
conlleva semejante itinerario (entre ellas, las tecnologías involucradas en
tamaño trabajo, ni más ni menos que aterrizar en la superficie lunar). Por lo
demás, en la web de First
Woman, se aclara que, aún siendo ficcional, la protagonista Callie “está
inspirada en mujeres que rompieron barreras”, como Valentina Tereshkova, Sally
Ride, Mae C. Jemison, Ellen Ochoa, Charlie Blackwell-Thompson, Peggy Whitson,
etcétera. Imposible, por cierto, no notar cierta ironía: NASA contrató a dos
varones para escribir este tebeo sobre una pionera femenina, los guionistas
Brad Gann y Steven List. Al menos, pequeño consuelo, entre los ilustradores figura
una muchacha, Kaitlin Reid.