El viceprimer ministro y titular de Justicia británico, el conservador Dominic Raab, fue blanco de críticas esta semana tras confundir en una entrevista el significado del concepto "misoginia".
"Por supuesto, los insultos y la misoginia están totalmente mal, tanto si es de un hombre contra una mujer como de una mujer contra un hombre", dijo Raab en un programa de la BBC, tras lo cual la presentadora tuvo que recordarle que la misoginia se define como odio o prejuicio hacia la mujer.
David Lammy, vocero de Justicia laborista, dijo tras las declaraciones de Raab que "no es de extrañar que los conservadores sean un desastre a la hora de abordar la violencia contra las mujeres y las chicas".
Por su parte, la vocera de igualdad del Partido Liberal Demócrata, Wera Hobhouse, coincidió en que "no sorprende que los conservadores estén fracasando al confrontar la misoginia cuando su ministro de Justicia no parece saber lo que es".
"Estos comentarios son un insulto para los millones de mujeres y chicas afectadas por la misoginia y demuestra lo desconectados que están los tories", añadió.
El dabate por la misoginia en Reino Unido
Con la inequívoca expresión, Raab pretendía apoyar la postura del primer ministro Boris Johnson, quien este martes se mostró contrario a declarar la misoginia como un delito de odio en Reino Unido ya que, sostuvo, existen "leyes abundantes" para abordar la violencia contra las mujeres.
"Ampliar el alcance de lo que se pide a la Policía sólo aumentará el problema", opinó Johnson, luego del pedido que hicieron políticos y asociaciones al Gobierno para que se incluya la misoginia en la lista de factores que transforman una agresión en un "delito de odio", donde ya se contemplan la raza, discapacidad y la orientación sexual.
Dicha solicitud llegó en medio del debate por distintos casos de machismo y violencia contra las mujeres en el seno de la Policía, especialmente luego del que tuvo como víctima a Sarah Everard, secuestrada, violada y asesinada por el agente de Policía Wayne Couzen, condenado a cadena perpetua por el crimen.
Frente a este problema, Johnson se limitó a anunciar una investigación sobre las "disfunciones" dentro de Scotland Yard que permitieron que un agente asesinase a la joven Sarah Everard cuando caminaba por la calle en Londres y a reconocer la importancia de promover un cambio "en la cultura policial". En ese sentido, recomendó que las fuerzas de seguridad "se centren en los muy reales crímenes" y "en el muy sentimiento de injusticia y traición que mucha gente siente".