La sorpresiva renuncia de Elena Highton de Nolasco a la Corte Suprema de Justicia abre una oportunidad para que el gobierno pueda avanzar hacia una reformulación doblemente saludable del tribunal: mejorar la paridad de género y empezar a ampliar el número de sus integrantes. Para hacerlo debería proponer no una, sino tres juristas mujeres. La primera, para cubrir la vacante de Highton; y las otras dos para llevar el número de miembros a siete con una proporción entre varones y mujeres más acorde a los tiempos que corren.
Todos saben que la oposición de derecha no le va a hacer las cosas fáciles al gobierno. El empecinamiento obstruccionista se potenció con el resultado de las PASO. Ergo, la vía de la moderación, que viene transitando la Casa Rosada con frutos magros, no parece garantizar tampoco esta vez un resultado distinto. Quizás una jugada con más audacia y miras altas logre un efecto mejor, al menos pasar a la ofensiva para poner a la derecha ante el trance de oponerse a un avance positivo a dos bandas: ampliar la representación de la mujer y el número de integrantes en beneficio de la pluralidad de voces. Recordemos que en nuestras inmediaciones Chile tiene una Corte de 21 miembros, Colombia de 23 y Brasil de 11. Y podríamos cansar con muchos otros ejemplos.