El pasado 17 de septiembre, Niké Rallis dio a conocer su disco Bienvenida, el cual estrena con público este próximo sábado 9 de octubre en el espacio JJ Cultural. Con motivo de la presentación, compartimos un diálogo con ella.
¿Cuándo empezó conscientemente el proyecto Anikké, y de dónde venías antes?
-En el festival Diverso-Disidente de El Bolsón, a comienzos del 2019. Es un espacio de encuentro muy potente, en la Comarca que es justamente un lugar políticamente también muy activo y con mucho conflicto en el último tiempo. Cuando volví de ese viaje estaba pensando que quizás se venía una pausa en la música. Y al contrario, me energizó un montón, me hizo volverme con muchas preguntas. Conocí a artistas muy importantes: Susy Shock, Paz Kümelen, Lola Bahjan, Ferni de Opera Queer, a Gabi Gap, a las Carmelitas, que empezaron a estar cerca de distintas maneras. Al volver fue tomando forma el volver a componer y a producir música, el volver a grabar, el querer salir a mostrar. Y, más allá de la música, siento que ahí comencé a transicionar, o a ser más consciente de ese proceso, porque tomaron forma al mismo tiempo algunas preguntas que venían de hace rato. Volví de El Bolsón y empecé a producir los temas ya con la idea de salir a bailar, con pistas más electrónicas. Y después tomó forma sobre todo cuando me animé a buscar alguien que produzca esta música, y entonces encontré a Pablo Bursztyn y a Rodrigo Gómez, de la banda Proyecto Gómez Casa, y ahí empezó a tomar una forma de disco, y una forma de otro proyecto nuevo.
¿Y este proceso que comenzó en El Bolsón?
-No. Siento que es un comienzo, por eso quise que el disco se llame Bienvenida. En él continúan sin duda los proyectos anteriores, colectivos y solistas. Son ya 15 años de estar haciendo música, entre shows y discos. Y el desafío del próximo tiempo además de sacar material nuevo es poder contar esa parte de la historia propia musical, volver sobre algunas canciones y volver a grabarlas de otra manera. Todavía no entiendo bien cuál será el devenir de este proyecto, en qué tipo de escenarios, con que artistas seguiré colaborando. Hay mucha música nueva que me estoy acercando, de un montón de mundos distintos. Estoy descubriéndolo.
Gran parte de todo este proyecto se desarrolló durante la pandemia y el aislamiento. ¿Cómo fue motorizarlo durante este período?
-Hay una sola canción hecha durante la pandemia, “Exoesqueleto”, la más reciente. Las otras son previas. Sin embargo, es curioso cómo se resignificaron: “Caricias Significativas”, que es la primera canción que apareció como simple, habla de la amistad en la distancia. Comienza diciendo “Amiga, que fuerte la muerte tan cerca de nuestra gente”, que quizás en ese momento lo pensaba en relación a colectivos más cercanos y no con una idea tan mundial. Sin duda tiene que ver con nuestro colectivo, con pensar en nuestra historia que es política. Pero salió esa canción en los primeros meses de la pandemia y fue muy curioso cómo impactó con ese momento. Lo mismo otra que se llama “Los incendios forestales”: incendios vienen haciendo hace un montón de años. Pero cuando salió fue en un momento en donde estaba muy presente el tema, porque estaban (y aún están) prendiendo fuego un montón de lugares. También la letra que dice “todo sigue en pie, todo sigue en pie”, cómo un mantra. La terminamos en el aislamiento, y Gomez sugirió que haya un coro de amigues. Le pedí a amigues que quizás era la primera vez que cantaban en una grabación que enviaran sus audios por WhatsApp. Se generó un coro en el que mis amigues me recuerdan que todo sigue en pie. Hacer este disco me sostuvo en muchos sentidos, con actividad, con ganas de hacer cosas. Y aún a distancia conté con las colaboraciones de Valen Bonetto. Con María Pien pudimos grabar antes de que se cortara todo. Fue un desafío seguir adelante. Y ahora creo que el desafío es generar momentos de encuentro. Para los espacios culturales, para lxs trabajadores de la cultura.
Vos cantás “El tiempo está, a nuestro favor”... ¿Lo está?
-Todo el tiempo hay que estar en ese vaivén de mantener la esperanza, la
utopía, el entusiasmo, porque hay que seguir construyendo. Se trata de una
resistencia. A veces pensar en escenarios más distópicos me ayuda a poder
ordenarme y entender las prioridades. A veces siento que mi trabajo como
artista necesita ser complementado con organizarme en colectivos, sumar a mi
actividad musical la actividad política organizada. Hace tiempo también pude
hacer canciones a partir de Mariano Ferreyra y Berta Cáceres. El horizonte a
veces está tan difuso que es muy fácil decir “no se puede”. Pero en cambio si
se piensa desde una resistencia que no implica abandonar los horizontes, bueno,
hay mucho por hacer urgente, hoy.