"Soy hija del pop, Britney, Cristina", dice Eve Calletti. No viene de familia de músicos ni músicas. Su padre, con quien no convivió, cantaba, y ella lo toma como una herencia de voz afinada. Cantó desde que tiene uso de razón y la guitarra, que fue un regalo en algún momento de la infancia, fue su refugio en los momentos de soledad como hija única.

"Estaba en mi mundo de fantasía, entonces la música siempre representó una gran compañía", retoma Eve sobre aquella primera magia musical en su Mendoza natal. Allí supo hacer migas con Simón Poxyran, con quien grabó Mi vida como vacaciones, y con Luca Bocci, productor del primer disco, Vintage Futurista (2019), entre otros artistas del llamado manso indie, música cuyana y amiga.

Unos cuantos años después de aquel incipiente amor con el pop y tras haber publicado su primer disco, la cantante y compositora se mudó a Buenos Aires -a Paternal, precisamente- en busca de otra energía. "Era eso lo que vine a buscar, el movimiento, y que me escuche público que no me conoce", cuenta.

También dice que buscaba compartir con un círculo de personas que estuvieran en la misma que ella. Por eso valoriza el feedback entre artistas, el hecho de hacer recitales y ser parte de una movida. Y ahí, durante el traspaso de Mendoza a Buenos Aires, nació Osadía, el segundo disco, que Eve presenta este sábado a las 20 en Xirgu Espacio (Chacabuco 875, CABA) con Mora Navarro y La Valenti como invitadas, quienes también participan en el álbum.

Osadía tiene un audio muy limpio y las nuevas canciones mixturan trap y hip hop, flamenco pop latino y neo soul. Es un disco que empezó a componer en pandemia y recién cuando se empezaron a flexibilizar las restricciones, Eve volvió al estudio con las canciones en una etapa muy primigenia. 

"Este año me mudé a Buenos Aires, lo que también significó para mí una etapa muy importante", dice Eve. "Y fue una verdadera osadía, porque me di el gusto de hacer algo que quería hacer hacía mucho, que era buscar un sonido híbrido entre toda la producción digital en la música, como el trap, y lo más orgánico, como la guitarra criolla, palmas y otras cosas de plena música de instrumento".

El disco abre con Luna en piscis, que podría funcionar como el hit. Sin embargo, hay canciones potentes cuyas letras y melodías se tornan pegadizas, como Adrenalina soul, con Mora Navarro como invitada, Pisteando, Veneno o Fortuna, en la que Eve se destaca cantando flamenco.

"Cuando iba a la facu era muy fan de Camarón de la Isla y Paco de Lucía, toco la guitarra criolla desde los diez años, he tenido mis referentes un poco ahí, y cuando salió Rosalía, como a muchas otras pibas, me rompió un poco los esquemas", comenta. Katana, con feat de Clara Cava y el beatmaker Lima Beats, representa la influencia de Tarantino, como Almodóvar al momento de escuchar Fortuna. Y cierra Veneno, un bluesito que, según Eve, es la canción del disco que más le gusta cantar.

Lo más atinado de la palabra "osadía" podrían ser el concepto de valor y las decisiones que se tomen en pos de un logro. El arte del disco así lo refleja. Eve sostiene con una mano una katana y con la otra, una balanza de la justicia con un corazón de bronce para equilibrar con unas monedas de oro. Explica que eso simboliza el balance entre la plata y el corazón: "Es lo que nos pasa un poco a los artistas, que damos de nosotros mismos un montón de intimidad. Es nuestro talento, nuestra forma de vivir la vida; y a través de eso obtenemos el dinero con el que vivimos".

"La idea sería mantener ese balance, y la katana es para defenderse", se ríe. Y así llega Eve Calletti de su mansa Mendoza a la capital: con el corazón como entrega, munida de un arma que no dudará en usar en caso de necesitarla.