“Grabamos cuatro videos con música nueva, organizamos un ciclo de conferencias e hicimos dos streamings”, recapitula Ramiro Gallo. Y aunque la pandemia le permitió enfocar sus energías en otros aspectos de la obra de su Quinteto, lo cierto es que el violinista está ansioso por volver a subirse a un escenario para tocar en vivo. Lo hará el viernes 8 en Hasta Trilce (Maza 177) en doble función: a las 20 y a las 22. “Tocaremos todos los temas nuevos que hicimos durante la pandemia y del resto del repertorio haremos temas distintos en cada show”, anticipa a Página/12. Al equipo de Adrián Enríquez en piano, Santiago Vera Candioti en guitarra eléctrica y Lautaro Muñoz Arista en contrabajo se sumará el fueye de Joaquín Benítez Kitegroski, a quien el violinista, director y compositor define como “un bandoneonista virtuoso”.
Así como sus discos guardan un orden conceptual, estos conciertos del Ramiro Gallo Quinteto también lo tendrán. Bajo el título Música para los cortes de luz, proponen un “reencuentro con sensaciones”. Gallo explica que “cuando se corta la luz y se encienden las velas, uno se reencuentra con sensaciones". "Al principio hay como una especie de desesperación, después vemos que por un lado no era tan terrible y por otro, que incluso algunas cosas son mejores”. Para él, esto es una metáfora de “la dependencia exacerbada en los medios tecnológicos”. Y compara: “Es como cuando uno está en la calle y llueve. Obviamente es mejor no mojarse, pero es extraña la actitud corporal que asumimos, encogiendo el cuerpo, tapándonos como si fuera una tormenta de lava, cuando en realidad son apenas unas gotas. Quizás es lindo recordar cómo era mojarse con la lluvia, quizá la lluvia sea una amiga”. Desde luego, Gallo menta la caída de buena parte de las redes sociales de comienzos de esta semana. “Creo que todo lo tecnológico es maravilloso, pero su contraparte, la dependencia, puede ser una trampa de la que no se puede salir. En la música puede haber muchas trampas también. Las mismas partituras pueden ser un engaño, tenerlas como el objetivo, cuando en realidad son sólo un mapa, pero no la música en sí”.
El Quinteto de Gallo nació en el 2000, así que este año celebra su vigesimoprimer aniversario. Al número redondo se lo llevó el coronavirus. “Teníamos muchos proyectos e ilusiones. Yo había pensado en invitar a cada uno de los integrantes que pasaron por el grupo, como forma de gratitud y de mostrar que en realidad nunca se fueron, porque su sonido nos impulsó a seguir adelante”, cuenta. No fue y ahora ya no sucederá. “Nuestra esencia es la de ir adelante y nuestro repertorio se hace con cosas nuevas. En Hasta Trilce vamos a tocar seis temas nuevos, casi la mitad del repertorio. Y hacerlos existir nos motiva. Eso es parte de nuestra historia actual que, con todo el bagaje, mira adelante”, anticipa.
Con todo, Gallo no lamenta el festejo frustrado. Hubo cosas más duras. Por la pandemia perdió gente muy cercana. “Eso me enseñó muchas cosas también. Entre mucha música instrumental también hubo canciones. Encontré un canal expresivo en una nueva forma de canción, que pronto comenzaré a mostrar”, anticipa. En una de esas producciones (“Alquimia”) incluso participó Pedro Aznar, aunque esta ocasión no la ejecutarán porque está pensada para una orquestación más grande. “Ese tema trata sobre la transformación de las cosas dolorosas a través del arte o lo que sea que venga como energía positiva en la vida. Transformar ese dolor en algo bueno: aprendizaje, madurez, empatía”.
“Por otro lado, nosotros siempre hacemos música nueva, y los temas que compusimos, grabamos e hicimos videos, y la actitud de los músicos de seguir produciendo, eso es lo que tiene que ver con la pandemia. A algunos músicos los inspiró, para otros la temática no era esa. Pero ya haberlos hecho, ensayado por teléfono, dándonos directivas o poniéndonos de acuerdo haciendo reuniones virtuales, todo eso lo generó la pandemia en cuanto a medios de producción y deseo”, plantea.
“El tema que sí vamos a tocar el 8 y que tiene más que ver con la pandemia, es ‘El pueblo despierta’, que tiene que ver con la situación desastrosa para la economía de la mayoría de la gente en que terminó resultando la pandemia, y la bronca de ver como ante al situación adversa, hay gente que reacciona empáticamente, pero muchas otras para beneficio propio. Ese despertar del que hablamos puede ser por más empatía o con ciertas reacciones sociales que se producen para reclamar los derechos de los postergados y que esta situación de pandemia no hizo más que agravar o visibilizar”.