Desde Lima
El presidente Pedro Castillo ha calificado a su nuevo gabinete ministerial como “el inicio de una nueva etapa” en su gobierno. Esto solo dos meses después de haber asumido el cargo. Indicó que en esta “nueva etapa” se priorizará “el diálogo, la gobernabilidad y el trabajo en conjunto”, para lo que ha escogido como jefa del gabinete a una excongresista de la izquierda moderada, Mirtha Vásquez, que ha sido presidenta del Parlamento y ha dado muestras de capacidad de concertación. Dialogante, abogada ligada a la defensa de los derechos humanos y feminista, tiene un perfil muy distinto al del saliente jefe del gabinete, el cuestionado Guido Bellido, cuya gestión estuvo marcada por la confrontación, incluso con miembros del propio gobierno, y muy criticado por pasadas afirmaciones machistas y homofóbicas.
Con este cambio de gabinete, Castillo busca bajar el tono a la dura confrontación con la oposición, que exigía la salida de Bellido. La extrema derecha, formada por el fujimorismo y otros dos grupos, que suman 43 bancas de un total de 130 en el Parlamento unicameral, había logrado aglutinar a otros sectores de una derecha más moderada y de centro en un bloque contra el gobierno, unidos por sus cuestionamientos a Bellido, lo que les daba 88 votos, uno más de los 87 necesarios para destituir al jefe de Estado apelando a la ambigua figura de la “incapacidad moral”, que deja abierta la puerta para sacar al presidente en un proceso sumario apelando a cualquier razón. Legisladores de esa extrema derecha golpista ya hablaban de promover la destitución de Castillo.
Un primer efecto del cambio de gabinete sería romper, al menos en el plazo inmediato, esa alianza que la extrema derecha golpista había construido para buscar la caída del gobierno. Aunque esa ultra derecha no dejará de lado sus afanes golpistas y ya ha comenzado a criticar al nuevo gabinete, el cambio ha sido bien recibido por otras bancadas opositoras, con las cuales el gobierno busca ahora tender puentes. Esto le da un respiro a Castillo. Un gobierno que es minoría en un Congreso donde el extremismo de derecha busca armar una alianza para tumbárselo, necesita tender puentes con los sectores más moderados de esa oposición, sin que eso implique dejar de lado las promesas de cambio, las que Castillo ha reiterado son su prioridad. El cambio de gabinete facilita esta tarea, que el anterior jefe del equipo ministerial nunca quiso llevar adelante, por el contrario, hizo todo lo posible para dinamitar esos posibles puentes.
Pero esta “nueva etapa” anunciada por el presidente no ha sido bien recibida en la interna por la dirigencia del partido oficialista Perú Libre (PL), que se define marxista-leninista. Bellido era respaldado por la cúpula de PL, encabezada por su secretario general, Vladimir Cerrón, del llamado “sector radical” del oficialismo. Este sector, que presionaba por ganar más poder en el gobierno, ha sido el gran derrotado con el cambio del gabinete. La primera reacción de un indignado Cerrón ha sido amenazar al gobierno con quitarle el respaldo de la bancada de PL, pero no todos sus 37 miembros están alineados con Cerrón.
“Este es un mejor gabinete que el anterior. Este cambio fortalece al gobierno de Castillo, lo hace más homogéneo, coherente y más eficiente. En el anterior gabinete Bellido era el portavoz de Cerrón, que quería dirigir el gobierno e interfería mucho en el accionar de Castillo y parecía que había dos presidentes. Un gobierno así no podía funcionar. Ahora Castillo ya no tendrá esa interferencia y habrá una mayor unidad dentro del gobierno”, le señaló a Página/12 el sociólogo Sinesio López, profesor universitario y columnista del diario La República.
El nuevo gabinete debe pedir el voto de confianza al Congreso y para obtenerlo necesita el respaldo de al menos un sector de la oposición. Las primeras declaraciones de voceros de la oposición más moderada apuntarían a darle la confianza al gabinete encabezado por Mirtha Vásquez. Pero ahora no es seguro el voto de un sector de la bancada oficialista de PL, que si cumple las amenazas lanzadas por Cerrón podría votar en contra del gabinete de su gobierno, con lo que en su afán de pelear por ganar más poder en el gobierno, Cerrón y su grupo terminarían haciéndole el juego a la extrema derecha que quiere dinamitar la presidencia de Castillo.
“Cerrón y Bellido van a tener que administrar su ira y frustración, si insisten en su postura contra el nuevo gabinete se van a aislar, su posición sería minoritaria en la bancada de gobierno. Castillo puede tener problemas en el Congreso con Perú Libre, pero no tantos como Cerrón imaginan. A la ultraderecha nunca se le va a contentar, siempre va a buscar algo para atacar al gobierno, pero con este nuevo gabinete el gobierno sí puede tener una mejor relación con el centro y la centro derecha, y también con el empresariado”, indica López.