El hermano de Héctor Timerman, Javier Timerman, destacó el fallo del Tribunal Oral Federal N.º 8, que ayer absolvió a Cristina Kirchner y otros miembros de su gabinete en la causa por la firma del Memorándum con Irán. “Es muy duro todo lo que se vivió, fueron años de persecución”, sostuvo.
“Me pone contento saber que hay un Poder Judicial independiente, que piensa, que no se deja llevar por los poderes que presionan para que esto se desarrolle de una manera”, sostuvo el hermano del excanciller en diálogo con AM750.
Además, recordó que la familia enfrentó “años muy difíciles de persecución”. “Tuvo muchísimo coraje, le asustaba más vivir en un país sin justicia que su propia muerte”, recordó Timerman.
El fallo del TOF 8 fue contundente en relación a Timerman, y aclara que la firma del Memorándum con Irán, en 2013, no solo no constituyó un delito, sino que además “no afectó el buen nombre y honor” de las personas que fueron procesadas en la causa.
En el caso del excanciller, enfrentó la prisión domiciliaria por cuestiones de salud y murió el 30 de diciembre de 2018, durante la investigación y el fallecido juez Claudio Bonadio le negó viajar a los Estados Unidos para tratarse el cáncer que lo afectaba.
Las dos batallas de Héctor Timerman
En declaraciones a La García, el hermano del excanciller relató que durante la investigación de la causa Héctor “siempre tuvo claro que tenía dos batallas para dar”, por un lado, contra su enfermedad, y por el otro, en la Justicia.
“Sus familiares y amigos le decíamos que se enfoque en la batalla contra el cáncer, porque lo otro era una persecución”, contó Javier. “Le decíamos ‘vos quedate en Nueva York, hacé el tratamiento, no te preocupes, no gastes fuerzas en hacer memora para poder defenderte mejor’”, agregó.
El emotivo relato de su hermano, además, se suma al recuerdo que anoche publicó a través de sus redes sociales la abogada de Timerman, Graciana Peñafort, quien contó cómo fueron las indagatorias, incluso una en la que el exfuncionario se desmayó ante el juez Bonadio.
“Él no quería morirse sin decir su vedad. Mientras estuvo vivo siguió peleando frente a un poder judicial que lo atormentó hasta el fin de sus días, hostigándolo con niveles de crueldad inusitada”, recordó Peñafort.
“Costó un montón, pero acá estamos, contándote – le habla a Héctor – lo que finalmente conseguimos y alguien te escuchó. Y yo, que todavía te extraño mucho, lloro y sonrío”, sumó la abogada.