Alemania avanza en los procesos judiciales contra los responsables de la máquina de exterminio nazi, a 76 años del fin de la Segunda Guerra Mundial. En el marco de los juicios contra los criminales de segundo rango, un exguardia del campo de concentración de Sachsenhausen de 100 años de edad negó haber sido cómplice del asesinato de 3.518 prisioneros.
"No hice absolutamente nada. Soy inocente", declaró el acusado, Josef Schutz., en la segunda audiencia del proceso abierto el jueves en la ciudad alemana de Brandenburg an der Havel, cercana a Berlín. Schutz se convirtió esta semana en el acusado más longevo en rendir cuentas por presuntos crímenes durante el nazismo.
La acusación indica que fue cómplice en las muertes de esos 3.518 presos, ocurridas mientras sirvió en ese campo, entre 1942 y 1945. Según la fiscalía, participó "consciente y voluntariamente" en esos asesinatos.
Puntualmente, se señala que el procesado fue cómplice del fusilamiento de prisioneros de guerra soviéticos, así como en el asesinato en cámaras de gas de otros presos de ese antiguo campo de concentración nazi.
Alrededor de 200.000 prisioneros pasaron por el campo de concentración de Sachsenhausen, de los cuales 20.000 al menos fueron asesinados.
Por qué se juzga ahora a los cómplices
El proceso se inscribe en los llamados juicios tardíos por complicidad en los crímenes nazis. Esta serie de casos se abrió a raíz de la sentencia dictada en 2011 contra el ucraniano John Demjanjuk, quien fue condenado a cinco años por complicidad en las muertes del campo de Sobibor, en la Polonia ocupada.
Fue un juicio complejo, contra el que el procesado -que vivía exiliado en Estados Unidos- agotó todos los recursos legales para tratar de impedir su extradición.
Demjanjuk asistió a su proceso en una camilla, no llegó a pronunciarse nunca sobre los cargos que le imputaban y murió unos meses después de escuchar sentencia en un asilo de ancianos.
Pero su sentencia sentó jurisprudencia. Le siguieron otros procesos en condiciones parecidas, dificultados por interrupciones y alegaciones sobre la precaria salud del acusado.
Para los representantes de la acusación particular y colectivos de víctimas, el sentido de estos juicios no es someter a ancianos a la tortura de un proceso, sino sostener el principio fundamental de que los crímenes del nazismo no prescriben.
Los otros juicios que se vienen
Para el 19 de octubre está previsto el inicio del juicio contra IrmgardFurchner de 96 años y exsecretaria del campo nazi de Stutthof, en el norte de Alemania, acusada de ser cómplice de 11.000 asesinatos o intentos de asesinato.
El proceso debería haberse abierto hace una semana, pero la procesada protagonizó un intento de fuga que atrasó el proceso judicial.
Ese mismo día tomó un taxi desde la asilo de ancianos donde reside hasta una estación de metro de Hamburgo, donde fue localizada y detenida unas horas después.
A la anciana se le imputa complicidad en esas muertes por su trabajo como administrativa en ese campo, donde sirvió entre junio de 1943 y abril de 1945.