El jueves 7 de octubre comenzó en Brandenburg, Alemania, el que probablemente será el último juicio contra genocidas nazis. Se trata de un proceso contra Josef S., quien fue guardia del campo de concentración Sachsenhausen y al que se lo acusa de haber colaborado en el asesinato de más de 3,500 personas entre enero de 1942 y febrero de 1945.

El acusado tiene hoy 100 años y cumplirá 101 el próximo 16 de noviembre. Si bien se encuentra en condiciones médicas de afrontar el juicio solo puede hacerlo por tres horas diarias. Por ello, el tribunal decidió realizar las audiencias en un estadio cerca del domicilio del imputado, con lo que se asegura su presencia por el mayor tiempo posible. El proceso contará con 21 audiencias que culminarán en enero de 2022.

El hecho de que un centenario sea juzgado no es el resultado de un compromiso ilimitado con la justicia, sino todo lo contrario. Después de décadas de impunidad en los que el Poder Judicial aleman dilató procesos y evitó llevar a los perpetradores a juicio, este caso vio la luz por ser impulsado directamente por víctimas y familiares. 

Al frente del caso se encuentran 16 querellas, que incluyen siete sobrevivientes. Otra particularidad del juicio es que, mientras la mayoría de los procesos contra perpetradores nazis estuvieron basados en documentación escrita, esta vez las victimas declararán y serán escuchadas por el tribunal y el público presente. 

Las víctimas también son centenarias y han esperado por décadas para que se haga justicia. Entre ellas, se encuentra Leon Schwarzbaum, sobreviviente de Auschwitz, Buchenwald y Sachsenhausen, quien, también con 100 años, sabe que esta es la última oportunidad de hacer justiciar por sus familiares y amigxs asesinadxs.