Desde Washington, DC

“Qué semana”, publicó Mark Zuckerberg en Facebook hace unos días. Era apenas martes, pero la compañía que fundó en 2004 venía siendo noticia ininterrumpida desde el domingo: una ex empleada había declarado frente a una subcomisión del Congreso y pedido una mayor regulación, las tres plataformas -Facebook, Instagram y Whatsapp- habían estado caídas durante horas y las acciones se habían desplomado. Para el Gobierno de Joe Biden, esto es una nueva prueba de que “la autorregulación no está funcionando”.

El testimonio de Haugen

Frances Haugen, exgerente de producto de Facebook, trabajó en la empresa de Zuckerberg hasta mayo pasado. Cuando se fue, se llevó documentación interna que entregó al diario the Wall Street Journal y que dio origen a una investigación devastadora: Facebook sabe que Instagram es dañino para las adolescentes y que el contenido lleno de odio es el que genera mayor participación en las plataformas.

El martes pasado, Haugen habló ante una subcomisión del Senado estadounidense como denunciante e insistió en que las investigaciones internas de Facebook apuntan a que Instagram puede afectar la salud mental en la adolescencia, especialmente en las mujeres. Dijo a los miembros de la subcomisión de Comercio que es necesario regular Facebook no solo desde un punto de vista ético, sino que también usó las palabras clave que el Senado quiere escuchar: “La continua falta de personal en los equipos de contraespionaje, información, operaciones y antiterrorismo es un tema de seguridad nacional”.

Cambios

Para los cambios, Haugen apuntó a la necesidad de modificar un punto conocido como “Sección 230” en Estados Unidos. Es parte de la ley de Decencia en la Comunicación y permite eximir a las plataformas de cualquier responsabilidad ante el contenido que publican sus usuarios. Las redes, según la Sección 230, no son las que editan y publican el contenido. Ante la comisión, la denunciante sugirió exceptuar a los algoritmos. “Tienen el 100 por ciento del control sobre sus algoritmos” para tomar “decisiones que priorizan la viralización y el crecimiento por encima de la seguridad pública”, dijo. Actualmente, hay un proyecto de ley en el Congreso estadounidense que apunta precisamente a modificar eso.

No es el primer escándalo que enfrenta Facebook y todo apunta a que este no se desvanecerá fácilmente. La declaración de la denunciante también atrajo el interés de la comisión especial creada en la Cámara de Representantes para investigar lo sucedido el 6 de enero pasado, cuando los seguidores de Donald Trump asaltaron el Congreso. “Hay muchos elementos que todavía no se han informado, así que habrá más”, dijo el miércoles pasado el abogado de Haugen al Washington Post.

La mirada desde la Casa Blanca

 “Esto es lo más reciente en una serie de revelaciones sobre las plataformas de redes sociales que dejan claro que la autorregulación no está funcionando”, dijo durante la semana la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki. También consideró que esto “valida la preocupación significativa” que ya tienen el presidente estadounidense y miembros del Congreso de los dos partidos “sobre cómo operan los gigantes de las redes sociales y el poder que han amasado”. El Gobierno de Biden dijo que continuará “apoyando reformas fundamentales”, pero que es algo que le tocará decidir al Congreso.

En público, Facebook también admite que hay que hacer algunos cambios. Una de las publicidades que se repiten en las tandas de la televisión estadounidense es un spot firmado por la empresa de Zuckerberg que afirma que “internet cambió mucho en los últimos 25 años”, desde la última vez que se aprobó una legislación importante para el sector.

Los hechos de la semana pasada le dieron una excusa para insistir en ese pedido. “No creo que las compañías privadas sean las que tengan que tomar todas las decisiones por su cuenta. Por eso es que ya llevamos años pidiendo actualizar las regulaciones de internet”, dijo Zuckerberg en su publicación del martes, tras el testimonio de Haugen. “Estamos comprometidos con hacer el mejor trabajo que podamos, pero en algún nivel el cuerpo apropiado para evaluar los equilibrios entre las equidades sociales es nuestro Congreso elegido democráticamente. Por ejemplo, ¿cuál es la edad correcta para usar los servicios de internet en la adolescencia? ¿Cómo deberían los servicios de internet verificar la edad de la gente?”, agregó.

Facebook pide "pautas claras"

Para Facebook, es necesario fijar “pautas claras” para los “desafíos más duros” de la actualidad. Así, afirma apoyar una regulación que establezca una serie de estándares en cuanto a transparencia en materia de avisos políticos y reglas que permitan combatir la interferencia extranjera en época de elecciones. También dice estar a favor de actualizar regulaciones referidas a protección de datos, portabilidad y la Sección 230, “para asegurar que las compañías tecnológicas den respuestas ante la lucha contra la explotación infantil, abuso de opioides y otros tipos de actividad ilegal”.

Muy poco dice sobre una de las principales críticas que se le hace a la compañía y que quedó en evidencia con la caída de Facebook, Instagram y WhatsApp del lunes pasado: las denuncias por prácticas monopólicas.

El mismo día que en todo el mundo las plataformas de Facebook habían quedado sin funcionar, la compañía se presentó ante la Justicia estadounidense para pedirle que rechace una denuncia de la Comisión Federal de Comercio (FTC, en inglés), la agencia gubernamental encargada de promover la libre competencia en el país norteamericano.

¿Monopolio?

A fines de 2020, la FTC denunció a Facebook diciendo que la empresa “mantiene su monopolio en las redes sociales de forma ilegal” a través de “una conducta anticompetitiva”. En esa presentación, la agencia estadounidense sostuvo que Facebook sigue una “estrategia sistemática”, en la que incluyó la compra de Instagram en 2012 y la adquisición de WhatsApp dos años más tarde.

En junio pasado, un juez dijo que la FTC había fallado en mostrar a Facebook como un monopolio, pero le dio la oportunidad de enmendar la denuncia en agosto. En su respuesta de la última semana, Facebook consideró que la agencia no tiene evidencia de que la empresa esté violando las leyes ni dañando a sus rivales con su posición dominante. La Justicia todavía tiene hasta mediados de noviembre para definir si acepta la denuncia.