Ubicado cerca del límite con Santiago del Estero, a más de 230 kilómetros de la ciudad de Salta, la pequeña localidad de Antillas suele pasar desapercibida, un pueblo "fantasma", como lo definió una vecina que ayer participó de una marcha para reclamar justicia por Gladys Paz, la cabo de Policía de 29 años que fue asesinada a tiros por su pareja, también policía, la madrugada del jueves último.
Vecinas y vecinos, con mayoría de mujeres, caminaron a la casa natal de Gladys y a la Comisaría, expresando su dolor por la muerte de una hija de su pueblo, y su bronca porque a dos días del crimen el asesino sigue libre. La marcha se detuvo frente a la casa natal de la joven y luego siguió hasta la Comisaría, el jefe salió a hablar, fue un intercambio doloroso entre personas que se tratan cada día y no querían insultarse. “(García) Se conecta al whatsapp diciendo un montón de cosas. ¿Por qué? Mi hermana hace dos días que está enterrada”, lloró el hermano, Carlos Paz, ante el jefe. "Queremos justicia", gritó un coro de manifestantes.
“Si ellos no lo detienen, yo como padre de familia, me voy a ir a Salta como sea, a buscarlo al asesino ese, salga lo que salga, si me ventaja o lo ventajo, pero realmente me tengo que hacer por propia mano la justicia", declaró Antonio Armando Paz, padre de la joven, en un testimonio tomado por el periodista Martín González, del portal Mago Producciones (https://www.magoproducciones.com.ar/).
Gladys Paz era oriunda de Antillas (o Antilla, como también se lo conoce), pero residía en la ciudad de Rosario de la Frontera, a 41 kilómetros, donde se desempeñaba en el área de seguridad vial de la Policía de la provincia y alquilaba una vivienda en la que convivía con García, con el que tenían un hijo en común de casi dos años de edad. El homicidio se cometió en ese lugar, en momentos en que el niño se encontraba con su abuela materna.
En Antillas nadie cree en la imposibilidad de encontrar a Jorge Nicolás García, el agresor, que se desempeñaba en el Sistema de Emergencias 911 de Rosario de la Frontera. En su última comunicación oficial el fiscal penal Oscar López Ibarra informó que se lo busca intensamente. Tras cometer el crimen, el hombre, que es oriundo de la capital provincial, huyó en una motocicleta marca Corven de 110 cc que pertenecía a la víctima.
“Yo tengo la plena seguridad que lo están ayudando, lo están encubriendo”, afirmó el padre. A esa sensación, se suma la idea de que García "se está burlando" de la familia de la joven, y de todo Antillas. Ocurre que el homicida se comunicó con una hermana de Antonio Paz diciendo que su única hija vive en la ciudad de Salta, “negando a su propio hijo”.
“Lo único que pido es que se me haga justicia por mi hija”, insistió el padre. De forma parecida se expresó la madre, Clementina del Valle Cuéllar: “No voy a descansar hasta que se haga justicia, por mí, por mi familia, por mi nieto”, aseguró luego de describir a su hija como una persona "sin maldad" que vivía para su familia y el trabajo.
"Estoy cansada de estos machistas"
Las personas que marcharon ayer en Antilla llevaban carteles con la imagen de Gladys Paz y de Nicolás García, acompañada en este caso con la leyenda "Asesino". Hubo otros carteles: Ni una menos, Basta de femicidios, Hoy todos somos Gladys, decían. Varias mujeres hablaron de la violencia machista que se sufre en la zona, y señalaron que la Policía no toma las denuncias.
“Estoy cansada de los hombres como estos machistas, que creen que porque una es mujer tiene que estar debajo de ellos permitiendo abusos, falta de respeto, hasta cuándo vamos a permitir. Ahora es ella, mañana quién más va a ser, cuando la justicia va a hacer algo”, afirmó una vecina.
Dijo más: “Gladys tiene derecho a descansar en paz”. “Pedimos justicia por esta chica y por tantas que a veces callamos, porque tenemos hombres machistas que se creen que porque somos mujeres tenemos que estar ahí dominadas. Basta de machismo, tenemos derecho a vivir, esta chica tenía derecho a su vida”.
Y otra: “Ella era una buena hija, era hija, hermana, vecina, nieta, no sé qué está haciendo la justicia, calculo que lo está buscando, pero a las personas que lo están ayudando, que lo están escondiendo, también fueron hijos de una mujer, también tienen hijos, quiero saber si apoyarían las cabezas tranquilos en la almohada si ellas hubiesen visto lo que nosotros hemos visto, a esta familia sufrir, como está sufriendo devastada. Por qué no la dejó volver”.
Esta mujer calificó de "cobarde" a García y pidió a quienes lo están encubriendo que lo entreguen: "Digan dónde está, entréguenlo, nosotros queremos que esto se termine. Preso, vivo o muerto hay que darle fin, porque no va a haber paz, no va a haber paz para nosotros, para ninguno de los del pueblo. Queremos justicia”. Terminó advirtiendo a las mujeres: "tengan cuidado, porque de cualquier lado puede venir (la agresión), así como ella no se imaginó”, y anunció que las marchas van a seguir hasta obtener respuestas.
Una tercerca, pariente de Gladys, también expresó su desconfianza sobre la búsqueda del asesino: “A este tipo lo está encubriendo alguien, como no lo van a encontrar”. En realidad “no lo rastrean, dónde está la justicia”, concluyó. Y dirigiéndose a los policías, les señaló: “(García) Les arruina el uniforme a ustedes”. “Mañana nos van a decir que está muerto, no nos mientan. Queremos saber la verdad cuando lo encuentren”, exigió y señaló que temen "que este infeliz venga”. La familia tiene una guardia policial, pero las vecinas aseguraron que mientras el agresor siga libre, no estarán tranquilas.
¿Quién controla a la Policía?
La madre de Gladys contó que su hija estaba con García desde hacía tres años, que “ellos se trataban bien”. Claro que con lo que hizo, está claro que “él era de doble cara”, agregó. E introdujo a una cuestión que varias personas en Antilla y en Rosario de la Frontera ya vienen planteando: “No entiendo como la Policía puede tener a un hombre así, si supuestamente se hacen (un examen) psicológico, se hacen tantos estudios” antes de ingresar a la fuerza.
Esto fue refrendado sobre el final de la marcha por una joven que se acercó para contar que “en este pueblo hay muchísimos policías que violentaban a sus mujeres, y la misma Policía los tapa”. Añadió que la institución policial debería replantear el procedimiento para la incorporación de sus miembros, atendiendo a su salud mental. Además, dijo que en la zona hay casos de hombres que violentan a las mujeres y cuando van a denunciar la policía les dice que son problemas de pareja. “Hay muchos policías que tienen denuncias por violencia familiar doméstica y siguen en la Policía”.