“El primer desafío era usar todas las fechas FIFA posibles, ese era el comienzo; antes se decía que no a ciertos rivales porque podíamos comernos varios goles”, explica Germán Portanova, entrenador de la Selección Argentina de fútbol femenino, luego de su estreno como técnico. El nuevo ciclo debutó con dos amistosos contra Brasil como visitante, dos derrotas, 3-1 y 4-1, y el compromiso de empezar a pensar en la Copa América 2022, torneo que otorgará cupos para el Mundial del año siguiente.

–¿Qué plan de trabajo o qué idea tenías en la cabeza sobre cómo iba a ser medirse con Brasil?

–Lo primero era no tener el temor a perder abultado, cosa que si sucede, sea dentro de nuestro juego e idea, que sirva para no bajar los brazos, para seguir con lo que estamos trabajando que, a mi entender, fue muy bueno.

–¿Qué es lo que pudiste conseguir de lo que por ahí habías planeado de los partidos?

–Fue lo que nos dejó hacer Brasil, más allá de los goles que recibimos, fue seguir con nuestra idea. Repasamos los dos partidos y, en promedio, de 30 veces que tuvimos que salir jugando, porque nos tenían en nuestro arco, en 25 salimos jugando... o lo intentamos. Dentro de la presión que ejercía Brasil, dentro de la velocidad y potencia técnica que tienen sus jugadoras, pudimos ir avanzando y suplir un montón de cosas. Pero sobre el biotipo, no hay nada que decir: son muy rápidas y potentes y en los duelos prevalecieron. Nosotros tuvimos un funcionamiento y presionamos alto en campo rival cuando pudimos. Se mostraron pinceladas de lo que uno quiere y, por mentalidad, siempre vamos a observar el vaso medio lleno. Después, la fecha FIFA en general fue muy buena con respecto a los entrenamientos, la educación, el respeto, el trabajo, el grupo que se está uniendo. Estamos muy conformes.

–Hubo diferencias entre el primer partido y el segundo. Se notó que Brasil estaba incómodo con la resistencia que le propuso Argentina.

–Eso me genera mucha felicidad, más allá del resultado. La técnica de Brasil (Pia Sundhage) me dijo: “Me sacaste la pelota”. Siendo ellas Brasil y nosotros Argentina, le agradó nuestra forma más allá de sus goles. Eso es lo que intentamos. Por eso, dentro de lo que fue el resultado, porque cualquier persona de fútbol dice “uhh, pero perdiste los dos partidos”, nosotros observamos otras cosas.

Germán Portanova llega a la dirección técnica de la Selección después del ciclo de Carlos Borrello, que se extendió de 2003 a 2012 y de 2017 hasta este recambio. El último tramo de esa gestión estuvo signado por el Mundial de Francia 2019, un hito para el fútbol femenino mundial y un punto de inflexión para el seleccionado local. Después del torneo, la entonces capitana Estefanía Banini junto con Belén Potassa, Ruth 'Chule' Bravo y Florencia Bonsegundo fueron las caras visibles de un pedido de renovación en el cuerpo técnico. Desde entonces, Bonsegundo fue la única de las cuatro que volvió a vestir la albiceleste, hasta ahora.

–Hablaste varias veces de reconstruir el grupo: era un equipo que se tenía que ensamblar, llegaron todas separadas. ¿Cómo fue este primer encuentro con todas las jugadoras?

–Los encuentros fueron buenos, muy positivos, con muchas ganas de representar a la Selección. Ese sueño por este nuevo comienzo, esa alegría al entrenar, esa predisposición… eso también es lo positivo, se vio como que me quisieron seguir en la idea. A veces no nos dejó Brasil pero se vio que trataron de identificarse sobre lo que fuimos hablando en el entrenamiento, en charlas, en videos. Tratamos de aprovechar y exprimir al máximo la fecha FIFA, yo dormía tres horas: teníamos que analizar los partidos, entrenamientos, y volcarlo a una charla. Porque la charla del partido se divide en muchos días y el último les hablo siete minutos, como máximo, porque no es ganarle a Brasil o “guarda con la 2 que cabecea”, es nuestro funcionamiento y empezar a jugar o intentar jugar en todas las canchas de la misma manera.


–Había una gran demanda y expectativa respecto de las jugadoras que habían quedado afuera en su momento. ¿Es una presión extra o lo tomás como parte de las responsabilidades del cargo?

–Si el crecimiento de nuestro fútbol femenino dependiera de una o de algunas jugadoras, si eso fuera algo fundamental, obviamente ya estarían. Realmente, para mí, el grupo va sobre las jugadoras, la Selección va sobre las jugadoras, sobre cualquier jugadora. Voy con pinzas, no quiero que el grupo comience a romperse, es lo que haría cualquier persona que tiene la posibilidad de crear grupos de trabajo. Todas tienen las puertas abiertas pero iremos viendo cómo encajar las piezas. Dentro de las críticas o cuando me preguntan, yo respondo que todavía el grupo no está para ciertas convocatorias... vamos a ver cómo fluye toda esta convivencia para poder decidir, pero quiero lo mejor para la Selección. De a poco vamos a ir trayendo otras jugadoras para ver cómo se adaptan a la idea, al trabajo. Hay un montón de factores: el respeto, la humildad...

–¿En qué lugar creés que está hoy Argentina a nivel sudamericano?

–Soy muy respetuoso de las demás selecciones pero me creo fuerte. O sea, con humildad y trabajo, pero intentando hacer nuestro juego en todas las canchas, esa es nuestra victoria, y preparando todos estos partidos para que así sea. Me veo por detrás de Brasil pero nos enfrentaremos dentro de unos años y veremos cómo suplir jugar con un equipo superior. Y después, creo que a la altura de Colombia y Chile. Tal vez un pasito por detrás vienen Venezuela y Uruguay, que tiene una Sub-20 muy buena. Ecuador puede dar una sorpresa en algún partido y por detrás, Bolivia y Perú.

–Ahora viene México, el 23 de octubre, y hay otra fecha FIFA para diciembre. ¿En qué nivel de juego te imaginás a Argentina en la Copa América?

–Cuando sueño, sueño en grande: me imagino a nuestra capitana levantando la copa. Después, me encuentro jugando relativamente bien con las dificultades de cada Selección. Ahí va a prevalecer el trabajo que se viene haciendo como fútbol femenino en el país, el trabajo que podés tener con el grupo, la idea de juego, la unión y la calidad de las jugadoras. Las brasileñas pueden tener mayor potencia y velocidad, y ahí tenés que armar una especie de táctica para poder suplir esas jugadoras pero me imagino eso: nuestra capitana levantando la copa, ya eso sería lo máximo de lo máximo y jugando bien, tomando precauciones con todos los equipos.

–Ser entrenador de la Selección es…

–Es lo máximo que te puede ocurrir en lo laboral, por eso, entre mucha presión linda y mucho trabajo, trato de disfrutarlo y ser feliz porque es el sueño cumplido.

*Romina Sacher