Una onda eufórica recorre por estas horas al país futbolero. La Selección Argentina gana, gusta y golea y recorre las Eliminatorias Sudamericanas con la certeza de que su clasificación al Mundial de Qatar del próximo año es un hecho. Sólo falta que los números corroboren las buenas sensaciones que se generan en la cancha y rebotan en las tribunas. Pero a diferencia de la tormentosa previa rumbo a la Copa del Mundo de Rusia, el equipo de Lionel Scaloni transmite una confianza y una autoestima tan elevada como alejada de las angustias y las tensiones que marcaron todo el ciclo anterior. Y eso le permite jugar mejor, cada vez mejor.
Tal es así que muchos que antes de la Copa América de Brasil desconfiaban de la suerte argentina en el Mundial y se preguntaban si podría superarse la fase de grupos, ahora suponen que la Selección es gran candidata a ganar el título que se pondrá en disputa dentro de 13 meses exactos. Ni tan poco ni tanto. Pero convendría que el vendaval triunfalista no se lleve puesto el análisis más profundo. La Selección viene jugando muy bien. Pero lo ha hecho ante seleccionados como Venezuela, Bolivia y Uruguay que están muy lejos de la elite futbolística. Venezuela y Bolivia no irán a Qatar y Uruguay todavía deberá remar bastante para conseguirlo. A nivel sudamericano, sólo Brasil integra el primer mundo de la pelota. Y aunque es cierto que se le pudo ganar una final en el mismísimo Maracaná, ese partido histórico por si sólo no permite afirmar que Argentina ya está lista para tutearse con las grandes potencias europeas y ser considerada favorita a lograr el Mundial.
Es difícil conciliar fechas en medio del poblado calendario internacional, atestado de partidos y competencias. Pero sería adecuado que una vez asegurado el pasaje hacia la Copa del Mundo, en 2022, AFA intente que la Selección argentina se pruebe ante tres o cuatro seleccionados europeos de primera línea para saber fehacientemente donde está parada y no engañarse a si misma. Hace dos años que no se rinden esos exámenes: el último fue el 9 de octubre de 2019 igualó 2-2 con Alemania en Dortmund. Desde entonces, sólo se ha enfrentado a seleccionados sudamericanos por la Copa América y las Eliminatorias.
El roce previo con países de la talla futbolística de Francia, Alemania, Inglaterra, España, Bélgica o Portugal resultaría indispensable para calibrar las verdaderas potencialidades de la Selección argentina de cara al Mundial y no dejarse llevar por las apariencias. Sólo jugando en ese alto nivel de exigencia se podrá saber para que está el equipo de Lionel Scaloni. Darle entidad de candidato sólo porque se sostiene un invicto de 24 partidos y se ha brillado ante equipos sudamericanos muy devaluados resulta riesgoso. El choque de frente con la realidad puede ser tremendo si la Selección dentro de un año llega a Qatar con los ojos cerrados, creyéndose más de lo que es.