El viaje del ministro de Economía, Martín Guzmán, a Washington es un combo de reuniones técnicas y políticas por la deuda con un telón de fondo ineludible: la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, estuvo bajo fuego tras la investigación del Banco Mundial (BM) sobre supuestos beneficios a China en un informe de negocios realizado cuando ella era parte de esa entidad. Este lunes por la noche, la dirigente búlgara fue ratificada en su puesto por el directorio del organismo y en el gobierno argentino celebraban la noticia, ya que hoy Guzmán se verá a solas con ella.
Antes de la confirmación de Georgieva frente al FMI, en el gobierno sostenían que, hubiera o no cambio de personas, lo importante era que el FMI no tuviera modificaciones radicales a su conducta de los últimos años para con los países que están negociando deuda.
“Si es con ella y sin cambios, mejor”, aseguraban ayer temprano cerca del ministro. Lo cierto es que la confirmación de Georgieva es una buena noticia para el Gobierno. Además, le evita a Guzmán la foto de hoy con una funcionaria cuestionada.
Poco antes de que se conociera el comunicado oficial, en Estados Unidos se especulaba con que la administración de Joe Biden la confirmara a Georgieva en el cargo. Los rumores referían a una posición norteamericana volcada en una reunión con el board del organismo, lo que finalmente ocurrió.
El jefe de Gabinete, Juan Manzur, viajará en las próximas horas a Estados Unidos con la idea de aceitar contactos generales con la administración de Biden, principal cabeza del FMI.
La titular del FMI fue una parte importante del acercamiento con Argentina y el cambio de perfil del organismo, tras la gestión Christine Lagarde, que convalidó un préstamo geopolítico a la administración de Mauricio Macri con aval estratégico de Donald Trump. Además de ser la búlgara un cuadro con alineamiento internacional a las potencias europeas miembros del organismo y con una relación directa con el Papa Francisco.
En el Gobierno entienden que sería “regresivo” volver a esquemas en los cuales el FMI tuviera comportamientos gravosos para la economía de los países deudores, sobre todo en un mundo que, con la pandemia, precipitó cambios de fondo. De todas maneras, Guzmán se reunirá con Georgieva hoy, luego de reuniones técnicas con Luis Cubeddu y Julie Kozak, los alfiles de Georgieva. En ese contexto, donde también participó el titular del BCRA, Miguel Pesce, se “abordaron aspectos técnicos de las negociaciones sobre un nuevo programa que reemplace al fallido stand by firmado por la administración de Juntos por el Cambio en 2018”, consignó Economía en un comunicado.
Más allá de lo fáctico, resulta dificil ver la embestida contra Georgieva lejos de una cuestión geopolítica, en un contexto muy activo del establishment más conservador dentro del Banco Mundial. Sobre todo, tratándose del caracter estandarizado y técnico que tiene un organismo como el BM. El último hecho curioso, que también involucra a Argentina, fue el cable de la agencia financiera de noticias Bloomberg que, a minutos de la primera reunión técnica de Guzmán y a horas del encuentro con Georgieva, filtró un supuesto dato de rechazo del FMI a la discusión con Argentina por la baja de la sobre tasa que se paga. En ese escenario, el Gobierno salió a cuestionar la veracidad de la noticia, justo estando in situ en la charla con negociadores del FMI.
La cuestión de la sobretasa no es un tema menor para el Gobierno. La premisa uno de Guzmán en su periplo americano es lograr consensuar una baja de los 4 puntos que pide el organismo, a 1 punto. Esa sobretasa es una penalización por los volúmenes de deuda que se pagan por el préstamo de 45 mil millones que tomó el gobierno de Cambiemos, y hoy traban el cierre de un acuerdo. Esa baja de la sobretasa, incluso, ya es un pedido de economistas progresistas, como Jeffrey Sachs y el Nobel y padrino político de Guzmán, Joseph Stiglitz.
La situación de Georgieva fue casi un guerra silenciosa entre Estados Unidos y Japón, que la cuestionaban y las potencias europeas, que la avalaban. Un ring de pesos pesado.