El exministro de Relaciones Exteriores Alexander Schallenberg juró este lunes como nuevo canciller de Austria, en un intento de reforzar la confianza y la estabilidad tras la renuncia de Sebastian Kurz, salpicado por un escándalo de corrupción. El presidente Alexander van der Bellen invistió formalmente a Schallenberg, diplomático de carrera de 52 años, en una ceremonia retransmitida por televisión. Con el investigado Kurz, el flamante canciller comparte muchas de sus posturas conservadoras, incluida la línea dura contra la inmigración.
La Fiscalía anticorrupción acusa a Kurz, a nueve de sus colaboradores y al Partido Popular de Austria (ÖVP) de malversación y desfalco de fondos públicos para encargar y publicar encuestas manipuladas. Con su toma de posesión, Schallenberg anuló el riesgo de moción de censura, que tenía ya programada la votación para el martes. Las crisis políticas fueron habituales en los últimos años en Austria, donde ya se produjo una disolución anticipada del gobierno en 2019.
"Recuperar la confianza"
En su primera intervención pública luego de prestar juramento como canciller, Schallenberg demostró que piensa ser leal a Kurz. Aseguró que "colaborará estrechamente" con el ahora excanciller, que sigue ocupando la posición de líder del ÖVP y ahora también la de vocero parlamentario del partido. Además, Schallenberg se mostró convencido de que las acusaciones contra Kurz son "falsas".
La dimisión de Kurz puso a prueba la coalición de los conservadores con los ecologistas, que ya se había visto expuesta a varias disputas en los últimos meses. Con esta remodelación de la cúpula del Ejecutivo, que permite la continuidad de ambos espacios en el poder, el presidente van der Bellen considera superada la crisis de gobierno desatada la semana pasada, cuando la Fiscalía anticorrupción reveló que estaba investigando a Kurz.
Sin embargo, el presidente austríaco advirtió al nuevo responsable de la política del país, así como al vicecanciller y líder del partido "Los Verdes", Werner Kogler, de la "gran responsabilidad" que afrontan para "recuperar la confianza" de la población. "Los desafíos a los que nos enfrentamos no se pueden retrasar: la pandemia no ha terminado", remarcó van der Bellen antes de enumerar también retos en materia de mercado laboral, educación, ciencia, la posición de Austria en Europa y el mundo y "el mayor desafío de nuestro tiempo", el cambio climático.
¿Quién es el nuevo canciller?
Alexander Schallenberg es un diplomático de carrera de 52 años. Descendiente de aristócratas, está divorciado y es padre de cuatro hijos. Nacido en la ciudad de Berna, Suiza, Schallenberg creció en India, España y Francia, países en los que su padre fue embajador austríaco. Cursó estudios de Derecho en Viena y en París y domina cinco lenguas extranjeras.
Schallenberg nunca tuvo ambiciones de dedicarse a la política hasta ser nombrado en junio de 2019 ministro de Relaciones Exteriores de un gobierno de expertos y tecnócratas. El país alpino vivía entonces impactado por un escándalo de corrupción en el seno del ultranacionalista Partido de la Libertad (FPÖ), que provocó la caída del primer ejecutivo de Kurz.
Schallenberg asumió en ese momento por primera vez el ministerio donde él y su padre Wolfgang hicieron carrera. El puesto será ahora ocupado por Michael Linhart, actual embajador austríaco en París.
Schallenberg es un fiel aliado de Kurz. Ambos comparten las mismas convicciones, de la lucha contra la inmigración a la hostilidad hacia Turquía, por lo que la oposición teme que "el sistema Kurz" perdure pese al cambio del canciller. Kurz liderará el grupo parlamentario ÖVP, lo que le permitirá seguir influyendo en las acciones gubernamentales.
La renuncia de Kurz
Artífice de la inédita alianza del conservador ÖVP con los ecologistas en 2020, Kurz se vio obligado a renunciar el sábado por la noche. La presión de los verdes, pero también de algunos flancos de su propio bando, se había vuelto demasiado fuerte desde que se supo que estaba siendo investigado.
El proceso judicial abierto contra Kurz está relacionado con unas encuestas que supuestamente encargó el ministerio de Finanzas de Austria en las que Kurz y el ÖVP salían favorecidos y que aparecieron en un conglomerado de medios del país.
Los investigadores creen que la cartera de Finanzas desvió dinero para los sondeos que, a juicio del fiscal, estaban "exclusivamente motivados para el avance político del partido". Su publicación en el grupo mediático estuvo acompañada de una cooperación publicitaria de más de 1,1 millones de euros. El grupo mediático rechaza las acusaciones.
Kurz también niega cualquier irregularidad. Fue él quien propuso a Schallenberg para sucederlo en el cargo. Según la prensa, le habría enviado un mensaje de texto el sábado a las tres de la madrugada, para gran sorpresa del ministro.
En cualquier caso, Kurz continuará siendo presidente del ÖVP y vocero de su grupo parlamentario, por lo que en medios austriacos consideran que se mantendrá como "canciller en las sombras". Kurz prometió "arrojar luz" sobre las acusaciones vertidas contra su persona. Además de por este caso, está siendo investigado por falso testimonio ante una comisión parlamentaria.
Sin embargo, en el seno de los conservadores se oyen pocas voces críticas respecto al joven dirigente. Sus compañeros no olvidan que fue él quien los llevó a la victoria en 2017, en un momento de horas bajas para la formación. Kurz, presentado hasta hace poco como "el hijo pródigo" de la política austríaca, mantiene unos elevados niveles de popularidad pese al escándalo que lo salpica.